lunes, noviembre 29, 2010

Las cosas que no fui





Yo quería que la hinchada, chiquita pero compacta, me aplaudiera justo cuando metía un caño en el medio de la cancha y tirar un pase largo, de piernas fuertes, sanas, que cruze la cancha y habilite, sin orsai, al delantero y pase al arquero. Quería, cuando era un gurisito, que mi papá entienda este egocentrismo religioso, tan modestamente penoso.
Como cuando la maestra de quinto me dijo que la composición de una hoja de cuaderno rivadavia me prometía un futuro. Qué boludo, señorita, cómo te quería, y qué mal recuerdo, no entendiste nada. A los 10 años el futuro te chupa un huevo. Yo quería que la rubia de enfrente, tu sonrisa de chicle, de las trenzas, la que saltaba con la cuerda en la vereda de enfrente donde yo jugaba de 5, cuando metí unos goles que aplaudió el edificio entero y tu papá, trenzas, en todos los mundiales del mundo, y al lado del cielo trenzas saltando la cuerda, un colectivero saluda, y la casa gris de esa vieja que nos pinchaba las pelotas, quería que la rubia me diera un beso, en el cachete, o pornográficamente en los labios, como en el cine, Los Parchís. Y no ponerme colorado. Tenía esas metas. Venían los gorriones a los árboles de mi abuela. Estaban, en esa cosa rara del invierno, las tortas fritas. Y llegar al paraíso, porque en esos días dios, te juro, dios era bueno, un barbudo comprensivo, el abuelo que no tuve, eras tanto, dios, aquellos años. Has cambiado tanto, dios. Te fuiste a ninguna parte. Sin llevarme. Y el futuro que me auguró la seño, bah, sí, eso sí, ya se dio. Una vez, esperando el colectivo, vino una chica de ojos asustados primero y tiernos al rato, me dijo que sarasa lo que había escrito, en un diario de pueblo, los 20 años, qué loco que estaba a los 20 años, un loco lindo. Siempre que paso por esa esquina me acuerdo de vos, Julia. Y de mis 20.
Hay menos gorriones.
Los árboles fueron podados, o se murieron. Mi abuela ya no puede subir al segundo piso. No he compuesto una canción que me haga llorar.
Le pegaba despacio a la pelota, porque me agitaba.
El médico y el asma.
Finalmente comprendí que todo lo importante concurre al pecho. A los pulmones. Y al corazón.
Me tapaba hasta la frente, con la sábana, cuando me apagaban la luz, y tenía miedo. Pepe Payaso y Ratontito en un televisor en blanco y negro. Y los libros de aventuras. Los pibes, gritando, se reían, en la esquina, jugaban a la escondida. Pero no sabían que en esos años me fui al centro del mundo, viajé a la luna, di la vuelta al mundo, entero, en 80 días, fui médico en Africa y goleador en Marruecos, bandido en la españa colonial y náufrago cuando estallaba el positivismo. A veces, cuando paso por el árbol donde te dí el primer beso, Carolina,  aprieto los dientes y me acuerdo que no fui un chico triste. De salud débil, horas solo en la cama, paños tibios de mi vieja en los omóplatos, una carpa de oxígeno en el hospital público, la bronca porque a la rubia de trenzas le gustaba un primo que en el barrio la rompía, jugando a la cachada.
De todas las cosas que no fui siempre me jode un poco el gol que quise meterle a los ingleses, al lado de Maradona, pero yo estaba operado, de un quiste. Pierna izquierda. Zurdito, ya casi de mierda (era bien educado) quería meter un córner contundente. La foto está por ahí, en el living. Los brazos juntos, derecho, confirmado. No pensaba en tetas sino en el miedo al infierno. Qué boludez. La confirmación. Perdiendo los arcos iris y esas canchas inmensas que duraban dos casas. Baldosas grises, pisando flores lilas. De los paraísos.
Yo me quedaba en la cama.
Estaba enfermo.
Leía.
Tenía miedo a morirme, miedo a Jesús, mi papá nunca me vio en la cancha. A mis 32, hoy que discutí con mi vieja. Quiero que me entierren con la imagen de cuando ella me aplaudió porque metí un amague por derecha, colegio Don Bosco, y me fui por izquierda. Fue una guapeada. Pasa que estaba cerca  mi mamá. El rosarino forro no se comió el amague y me sacó la pelota. Contrataque brutal. Lo seguí con toda mi fuerza. Lo re corrí. Me hice super héroe. Fui Robin y el Hombre Araña para sacarle la pelota. Nos hizo un gol. Un golazo. Final. El mundo entero se me vino encima, además de los de mi equipo, que querían lincharme.


Mi vieja me dijo, qué bien jugaste, Lucas.

Yo pensé, pobre vieja, no entiende nada de fútbol.
Tenía, yo, siete años.
Qué equivocado que estaba.
Fuiste una buena directora técnica.
Ojalá, algún día, yo pueda llegar a tu altura.
Y cabecear. Meter el gol.
Para después ir a abrazar al equipo contrario. Y decirles que, ojo, siempre hay otra oportunidad.
Siempre la hay.





10 comentarios:

  1. Aguafuerte zarpada, tremenda, impresionante. Felicitaciones, loco.

    ResponderBorrar
  2. ...obviamente, como bien lo reconoces, escribis para levantarte minas...

    ResponderBorrar
  3. Lucas en posts como este reconozco esa mirada de las cosas que solo los escritores, los buenos, los de verdad, tienen. Y conste que viví con uno durante 8 años. También tienen todo lo otro, los arrebatos, las locuras, el egocentrismo. Pero ante escritos como este, lo otro es nada.
    Saludos!

    ResponderBorrar
  4. MUY BUENO CUMPA!!! TE FELICITO, Y ME SIGO RIENDO CON TU "AMENAZA" A LEUCO, JAJA
    TE MANDO ALGO QUE ESCRIBÍ EN EL 2001. FUERTE ABRAZO DE UN RADICAL PROGRESISTA DEL CAMPO NACIONAL Y POPULAR.

    *TINIEBLAS DEL ALMA...Una balada nada badalí
    (Por Gustavo Angerame)

    POR LA LÍNEA UNO,
    RAMAL CIRCUNSTANCIAS,
    LIBRE "TAXI TURNO"
    O POR OTRO MEDIO LOCO DE EMOCIÓN,
    ARRIBÉ A ESTE VIEJO SUBURBIO
    DE AMBIGUAS DISTANCIAS CON VAGA NOCIÓN.

    LABERINTO INSONDABLE
    UNA SOLA CERTEZA, LA ULTIMA ESTACIÓN:
    TERMINAL INEXORABLE.

    TITUBEANTE SIGILOSO,
    EMPRENDO UN NUEVO RECORRIDO
    POR EL ENTRAÑABLE BOULEVARD,
    AVANZO CAUTELOSO, TAL VEZ COMPUNGIDO,
    HACIA LA ROTONDA PERPLEJIDAD.

    PARTICULAR VENTISCA DESCHAVA,
    MÁS CÓMPLICE QUE COMPLACIENTE,
    ETERNO ENTREVERO DEL ARRABAL
    EN UNA PRÓXIMA OCHAVA,
    CUCHILLO EN MANO, FRENTE A FRENTE,
    DON JUSTO CAÍN Y EL MALEVO LEAL.

    BARRIO DE TINIEBLAS, SILBAN EL NEO TANGO,
    ANÁRQUICA MÉTRICA, INÉDITAS MELODÍAS,
    MIENTRAS HUNDO MIS PIES EN EL FANGO,
    CRUZANDO IGNOTAS VÍAS.

    AÚN ME HALLO EN ESTOS GRISES PARAJES,
    SIN AZAHARES NI AZAR,
    MÚLTIPLES PERSONAJES,
    Y UNA VOLUNTAD ESQUIVA DE BRILLAR.

    AL LLEGAR A LA DIAGONAL...
    ANTE LA BIFURCACIÓN,
    PUNZANTE DISYUNTIVA,
    OPTAR POR EL SENDERO CUESTA ARRIBA
    O AFLOJAR ANTE LA TENTACIÓN,
    PLACENTERA Y ATRACTIVA
    DEL ATAJO, DEL COMFORT.

    NEBLINA ESPESA
    Y UN ANDAR QUE DELIBERA,
    ENTRE LA LLANURA BURGUESA
    O LA ABNEGACIÓN CIMERA.

    NEBLINA ESPESA
    Y UN ANDA QUE SE DIRIME
    FLOTAR EN LA TIBIEZA
    O PROCURAR LO SUBLIME,
    LA BELLEZA.

    http://illiaalfonsinlegadoetico.blogspot.com/2009/04/auspicia-esta-columna-cultural-la-pluma.html

    ResponderBorrar
  5. Qué lindo Lucas. Soy bastante más grande que vos y, sin embargo, me resctaste del exilio por un ratito. Me permitiste volver a pisar la tierra de mi infancia. Gracias.

    ResponderBorrar
  6. Los norteamericanos son unos hijos de mil putas pero saben diagnosticar como nadie mas en el mundo, una de las razones por la que lo dominan.
    Todo lo que dicen del matrimonio es cierto. Lo que hagan con esa información puede ser cuestionable, pero es tema de otra discusión.

    ResponderBorrar
  7. Uf. Eso no se hace. Basta, que estoy medio medio.

    ResponderBorrar