jueves, enero 20, 2011

Te quiero



Odio tu contestador. Aunque tu voz, tu acento, esa lengua larga que esa cadencia, ay, encanto, todo eso, pero igual, justamente por eso, odio tu contestador. Porque estás en barrios que ya no frecuento, porque hablás con gente importante, porque me tomé cuarenta mil vasos con Ricardo, porque ya no llueve, porque yo me tomo el tren. Los plantines, el jazmín, y el olor de los zaguanes. Todas las boludeces que digo. Porque me hago amigo de los mozos, de las nenas que venden flores, de los guardias en la esquina, de gente que sabe cómo son los pasillos en la universidad tres de febrero. Porque en las cinco esquinas de Paraná sé: dónde venden el alma las putas y los drogones.
Por esa luna a la que le ladra el perro, por los sueños que nos juramos, cuando teníamos 15 años, no traicionarnos. Por boludos.
Porque digan lo que digan, mis ex novias me escriben y, fijate, compañera, me quieren. Todavía. Llenas de novios y de hijos, fui la ternura, soy la reposera y el asado, que hacen otros, los nervios sacados del teclado, este atardecer, las ganas concretas y torpes de mandar a todos a la mierda.
15 días antes de mi cumpleaños, sé qué pasó -me parece una cagada- un 3 de febrero. Porque me subo al ascensor sin apretar el piso al que voy. Porque te quiero. Porque te doy vergüenza, porque estoy loco, porque me cuesta acertarle a las medias, mierda, no es fácil, tener dos medias del mismo par, es un quilombo, nosotros, los dos, nosotros, tenemos que mirar por la terraza, tomar con sorbete, dejar todo por la mitad, mirar las palomas, hacer el ridículo, desnudarse en el balcón. Fumar un pucho.
Creo, Anabel, que hay que perder. Ganar, bue, gana cualquiera. Cualquier boludo es capaz de ganar.
En mi barrio, cuando a los árboles llegaban los gorriones, éramos pibes, venían- el cielo todo de negro, de pronto- y aplaudíamos.
A veces estoy ahí cuando vuelven los gorriones.
Levantate 8 y media.
Yo me voy a levantar con la verguenza, mi camisa sucia, de ser un mendigo emocional, por la alegría de haber dicho la verdad. Tropezando.
Voy a abrir la ventana.
El viento en la cara.
Vuelvo a ser feliz.
Qué desdicha para mis adversarios.
Te quiero tanto.

1 comentario:

  1. Bueno. En este caso, al menos no querés matar a nadie, ni siquiera a Leuco.

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