lunes, enero 17, 2011

Túnez y la caída de uno de los últimos mitos neoliberales.




Una rebelión social ha derrocado al dictador tunecino, bendecido, hasta ayer, por sus feroces políticas neoliberales (y estructuralmente corruptas, ya que junto a su familia política -de la segunda esposa- se quedó con todas las privatizaciones) que le ganaron la bendición europea y de los medios de comunicación occidentales. 
Tras varios muertos, la renuncia de Ben Ali no logró descomprimir la situación. El primer ministro, Mohamed Ghanunchi continúa con la feroz censura a la prensa y la libertad de expresión -pero de verdad, con periodistas y sindicalistas desaparecidos y torturados- aunque a prometido una mayor apertura. En las próximas horas, se espera que ceda el poder al presidente del parlamento, Fouad Mebazaa y continúa la apertura democrática que insinuó, primero Alí, luego con más énfasis Ghanunchi.
El desesperado llamado a elecciones para dentro de 6 meses y su promesa de irse en el 2014, no impidió que Ben Alí tuviera que renunciar y huir a Arabia Saudita, una dictadura petrolera apoyada por Europa y los Estados Unidos.
La rebelión comenzó con una marcha de graduados -el desempleo en graduados asciende al 20%- donde 2 se inmolaron y comenzó la represión.
Hay decenas de muertos.
Actualmente, están deteniendo a los parientes de la segunda esposa de Ben Alí. Hay tanques en las calles.
El sueño neoliberal ha muerto en Túnez. La importancia de esto reside en que se trata de un país bendecido -por encima, incluso, de Sudáfrica- por los poderes mundiales financieros, por su política de apertura irrestricta, inversiones de multinacionales -obviamente, francesas: Francia es un simpático país criminal hacia afuera y tan sofisticado por dentro que enternece- y eje estratégico en la firma de convenios de cooperación (es decir, que Francia los saquee pero que los hambrientos que causa no vayan a mendigar a Francia, a cambio de enriquecer la familia del presidente tunecino) que a su vez inciden sobre la Unión Arabe del Maghreb (Argelia, Libia, Marruecos, Mauritana más Túnez).
Túnez es el sueño quebrado del neoliberalismo.
Tras la carnicería que Europa desató en sus tierras en la segunda guerra "mundial", continuó con el terrorismo de estado invasor como colonia Francesa, para luego darse un proceso de independencia que incluía la tutela de una basa militar francesa en Bizerta. La presencia militar francesa coincidía -en el marco de los postulados de la Guerra Fría, que Francia acató (lejos de sus fronteras, claro) y hasta profundizó con creaciones propias, como las desapariciones en Argelia, que, obvio, limita con Túnez- con las medidas más radicales tomadas por el partido político que aún está en el poder (aunque cambió de nombre).
El socialismo condicionaba las políticas de Bourguiba, que gobernaba con una relativa democracia electoral -para los parámetros de la región y teniendo en cuenta la amenaza del terrorismo de estado francés-.
En 1987 cayó Bourguiba junto con la caída de la historia, las ideologías y el muro de Berlín. La asunción de Ben Ali fue, a su vez, la asunción del credo neoliberal y el cierre de las relativas libertades democráticas, laborales y civiles. Con el consecuente apoyo del aparato comunicacional europeo y estadounidense, que hablaron de su fútbol, de su turismo, de su desierto, de sus posibilidades de consumo.
La consecuente bendición del FMI, las palmaditas de la diplomacia francesa, etc.
Por supuesto, la radicalización -en un clima de autoritarismo capitalista occidental- llegó de la mano de la religión, justamente a uno de los países que habían construido un grado de laicicidad importante dentro del mundo árabe.
El sueño neoliberal terminó.
Se pudrió todo.
El mito neoliberal en África -tan funcional a la calidad de vida (manchada en sangre) de europeos viejos y yanquis gordos- ha sufrido una puñalada certera. Lástima que costa de tantos muertos. Por tantas décadas. Y siglos.

2 comentarios:

  1. Interesante,en especial señalar que "El socialismo condicionaba las políticas de Bourguiba, que gobernaba con una relativa democracia electoral -para los parámetros de la región y teniendo en cuenta la amenaza del terrorismo de estado francés-.
    En 1987 cayó Bourguiba junto con la caída de la historia, las ideologías y el muro de Berlín. La asunción de Ben Ali fue, a su vez, la asunción del credo neoliberal y el cierre de las relativas libertades democráticas, laborales y civiles. Con el consecuente apoyo del aparato comunicacional europeo y estadounidense, que hablaron de su fútbol, de su turismo, de su desierto, de sus posibilidades de consumo.
    La consecuente bendición del FMI, las palmaditas de la diplomacia francesa, etc.
    Por supuesto, la radicalización -en un clima de autoritarismo capitalista occidental- llegó de la mano de la religión, justamente a uno de los países que habían construido un grado de laicicidad importante dentro del mundo árabe.
    El sueño neoliberal terminó".
    de la mano de una experiencia lejana al neoliberalismo pero también lejana al socialismo que jaqueaba a Bourguiba...Tunez adelanta o trasa pero algo dice de nosotros los argentos...
    salu2!

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  2. Ví una foto de cristinacon el chorro este, sera que Dios los cría y el viento los amontona?

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