pensar el país

La concentración económica que por primera vez, desde el 2003, no tiene una tendencia hacia una curva que profundice la regresividad, se superpone al avance de empresas de capital nacional o estatal entre las primeras 500 mayores. Se ha avanzado, quizás más lentamente, en la distribución del ingreso por regiones, a través, principalmente, de la obra pública, la masiva política de viviendas e infraestructura, la coparticipación de la soja y otras transferencias, y más tibiamente aún en volver a pensar un esquema nacional de educación.

No pasa lo mismo en áreas como seguridad, dónde la reciente creación de un ministerio vecinal -al estilo de la Secretaría de Cultura- difícilmente pueda institucionalizarse a través del Congreso, por una razón simple: los habitantes del Chaco (que pagan su policía), Formosa (que pagan su policía), Córdoba (que pagan su policía), por la estructura impositiva (aún de fuerte carácter regresivo, a pesar de avances en sentido contrario como las retenciones primarias, la política de blanqueamiento de empleadas domésticas y peones rurales, etc., y de manera relativa -de distribución secundaria- los subsidios al consumo de servicios públicos) realmente existente àtienen poco interés en financiar a la policía mejor paga del país que sin embargo no tiene ninguna ingerencia al interior de sus provincias.

Otro cantar es, en todo caso, la Genderamería (de interés supremo para gobernadores represivos y provincias de frontera) pero la Policía Federal es una policía vecinal, muy bien paga (recibe los mejores sueldos policiales del país) y brinda sus pésimos servicios a vecinos que no pagan un peso por sostener semejante estructura.


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