martes, febrero 01, 2011

Yo



Como en la vida, la constancia es terminal, definitiva. No todos podemos decir que este pez ya no muere por tu boca, ni que algo es falso como la sonrisa de un camarero, o que: loco no puedo, solo no quiero, solo soy siendo neurótico; eso les sale a algunos y hay una chispa que por más perseverancia, por más empuje, por más lecturas, no se puede y no se puede, punto. Se ha construido una falacia sobre la perseverancia, sobre el cross en la mandíbula. Hay algo, un toque de algo, mágico, inexplicable, en la buena prosa. La portan algunos; otros, yo, no. Tampoco es que me tiro abajo. Me las rebusco para saber contar algo, no es falsa modestia, es, a esta altura del partido, reconocimiento. Pero también hay algo secreto que compartimos los que, con buena, con mala prosa, tenemos la imperiosa necesidad de escribir. Todos los días, cada vez, alguien me pega una patada y me recuerda que no he podido, todavía, decir lo que quería. No es que no lo dije con la belleza que quería. Es que no lo dije. La belleza, en todo caso, puede irse a la mierda. Lo que me obsesiona es escribir siempre sobre lo mismo sin poder decirlo, sin poder repetirme y consolarme, sin abandonarlo. Me sentiría mal si dejo de lado el intento, pero, claro, a la vez nunca lo descarto. Hay gente que es así de rara. Hay gente que, todos los días, se debate entre mostrar esa pulsión, esa desnudez en la escritura, o abandonarlo. Amargarse con eso no tiene sentido; es renunciar de antemano al pequeño placer, secreto y solitario, de ser un buen lector; de tener la gracia de ser un buen lector. Seguro que en el mundo hay cosas más importantes.
Pero estas son las que me importan a mí.

5 comentarios:

  1. Escribir para decir algo,para desgarrarnos un poco los fantasmas interiores o los externos, ¿tiene más valor un Benedetti o un Galeano, o en este caso un Carrasco? todos tienen valor si ayudan a dar luz,a decir, por qué siempre existen personas que compartimos un poco eso que dicen, y hacen que en este mundo en el que habitan gorilas e individualidades,nos sintamos menos solos y más pueblo,más hermanos,gracias por compartir lo que haces

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  2. Borges, quizás no con falsa modestia, se sentía más orgulloso de sus lecturas que de sus propios escritos. A mi no me pasa tanto. ;)
    Yo me sumo a vos cuando hablás de esa pulsión por expresarse a través de la escritura. Así tengan o no música las oraciones y las ideas se acomoden a las piñas mientras van saliendo.

    Saludos.

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  3. Las cosas que verdaderamente deberían decirse no se pueden decir con palabras. Joderse.

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  4. En realidad es la desgracia de ser un buen lector;que lee en otros lo que le hubiera gustado decir-escribir. Y que ya lo ve escrito-dicho. Recordemos que en Estetica, lo bello,(artisticamente)es tambien lo feo,lo malo bien dicho.-ESo es la vida, es decir sin nunca terminar de decir lo que queria decir pero seguir diciendo.
    LAs palabras de repente, a veces, parecen que toman su propio rumbo, se independizan de uno, y se dicen solas. Pero desde aca, yo como lectora tuya, creo que las dominas muy bien. UNo percibe lo que decis. Muchas veces no importa cada `palabra, sino todas juntas, articuladas de tal manera, que son las que dicen lucas.-

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  5. A ver... A Soriano, ¿no se lo criticaba por terminar siempre en lo mismo y no ser "rebuscado"? Hay cosas que son obvias. Cuando leemos a escritores excelentes, siempre nos sentiremos mediocres. Por eso, considero, sólo hay que tener bien claro a quién y cómo queremos llegar, o, en todo caso, si nos libera o nos ata hacerlo. Creo que vos esas cosas las tenés claras. Y, como te dije desde la primera vez que te leí, el automatismo de tu escritura quizá transmite más que lo que dice en sí. No cualquira logra eso.

    Cariños!

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