Los peloteros y los celulares no existían
El pavimento “dormía el sueño de los justos”
Nuestros eran los árboles y los refugios
Que nos acercaban cada vez más
Al Minotauro
El Barro de ese Barrio
Simiente caudalosa Centro antiguo
Ahí donde los Ojos vuelven
Orgullosos clandestinos
Como Hijos pródigos
Ausentes.
Recién con Marcelo chateábamos en Facebook, y me decía, además de que dos músicos del norte entrerriano como Cacho Miño y Pichuco Martínez, dos músicos comprometidos y creativos del folklore, me mandaban saludos, estas cosas. Que, ególatra como soy, transcribo. A veces me divierte, no tanto, aunque parezca poco, decir que hay gente que me da bola, sino provocar con que hay otra cultura, más fuerte, sólida y dura, más nuestra, más real, menos volátil, más afectuosa, menos engolonada, menos chiflada, menos pretensionsa, hay algo, detrás de esos muros de bosques y penumbras, hay algo:
Y cuando volví de la cocina, Marcelo estaba desconectado.
Ese Marcelo Faure es un personaje maravilloso. Hace una semana me contactó por twitter y luego de un par de días me llamó por teléfono a casa.
ResponderBorrarMe sorprendió gratamente el escucharlo, con esa tonada muy entrerriana y hablándome con mucho respeto. Ese respeto que siempre tenemos los del interior para con las personas a las que no conocemos personalmente, pero que nos caen bien, a la vez que sabemos que tenemos parecidos ideales.
Desconocía en Marcelo esta veta de vate soñador pero me reconforta darme cuenta de que no me equivoqué con lo que pensé de él luego de aquella linda charla, en la que vislumbré que es un chango lleno de sueños e ilusiones.
Me gustaría poder leer mas cosas suyas.
Esto me sabe a poco pues me dejó con ganas de pedir varios bises.
Un abrazo con mucho afecto para los tres (Metralleta sabe a quién me refiero) y espero que podamos encontrarnos pronto donde esta vida disponga.
@enridesalta
Hermosa poesía.
ResponderBorrar"Ahí donde los Ojos vuelven"
los ojos con mayúscula, qué otros?
Salutes