viernes, abril 22, 2011

Éramos todos progresistas


Oh, no nos dejan pensar distinto! Oh, no podemos disentir! Oh, acá faltan los matices! Oh, no somos funcionales a la derecha!
El grito desesperado proviene de opositores políticos en el –por decirlo de algún modo- terreno de la cultura. No tiene mucho sustento, en tanto las más de las veces anda, ese discurso, como pidiendo disculpas. O permiso.
Pidiendo ser incluido.
Una carta en el diario La Nación:
Respeto por el otro
Se­ñor Di­rec­tor:
“Salvo algunas excepciones, los funcionarios y políticos afines al actual gobierno se caracterizan por la descalificación como único argumento contra quienes piensan distinto y salen de la uniformidad de sus opiniones. Como dice el escritor y periodista americano Walter Lippmann: «Cuando todos piensan igual, ninguno piensa mucho».”
“Señores funcionarios y políticos, para ser creíbles les pedimos respeto por el otro, defensa de sus ideas con fundamentos y creatividad.”
Graciela Damilano
gd2105@gmail.com

El diario La Nación publica hoy, fines de abril de 2011, esta carta, cuando desde el cálido diario se puede respirar el aroma a derrota. Hay un par de editorialistas retando a su oposición. Y muchas notas intentando que el kirchnerismo, producto de sus propias contradicciones, implosione.
Quizás les resulte, quizás funcione.
Es ese recorte editorial un pedazo del malestar en el terreno de la cultura Un reflejo y a la vez una aproximación.
Por impulso, desde la oposición se asocia el actual momento a los días fugaces del camporismo original. Donde, groso modo, el ala izquierda del peronismo se creía fuerte y era débil y dónde, la puja interna y las contradicciones del peronismo, sumado a la muerte de Juan Perón, llevaron a una implosión. Que se llevó puesta la institucionalidad del país.
Por espasmo, desde el terreno opositor, se busca reacrear ese escenario.
Hay miles de personas en el campo de la cultura que entienden que un retroceso del gobierno implica un avance de posiciones reaccionarias. Para impedir un avance de esas posiciones reaccionarias, es conveniente cerrar filas.  Lo que no incluye no plantear críticas, dudas, etc. No. Sí incluye no comerse los amagues de los simpáticos pluralistas que, ciertamente, no quieren escuchar ninguna crítica al kirchnerismo desde sus filas y funcional a su propia realimentación. Es lógico: también están haciendo política. Buscan destruir -sí señora, usted busca destruir- esta identidad política y cultural. Y está muy bien, señora.
Estos enunciados simples marcan la cancha. Recubiertos, con elegancia, de citas de ocasión con Gramsci, indignaciones con Smith, sobreactuaciones discursivas en torno a significantes vacíos y mucho, pero mucho de señora ofendida.
Yo me cruzo con señoras ofendidas todos los días. Cunde, ahí, la vieja práctica de la subestimación. Es la escala de valores para administrar el respeto: la subestimación. Campo fértil para el arte astuto de la injuria.
El problema político, ausente en el campo de la cultura, es que sin el kirchnerismo polarizando, los opositores no asumen su responsabilidad institucional de construir una oposición seria, una oposición política necesaria. Una alternativa. Se le reclama, entonces, al kirchnerismo, lo imposible: construir una oposición seria y no polarizar. El único modo en que esto puede hacerse es perdiendo. Derrotándose, republicanamente. Suena a chiste. Pero hay personas así de imbéciles. Y no son pocos, eh.
Hay personas que fundan su posición política (contraria a este gobierno en materia de minería, energía, derechos humanos, política exterior, administración de la deuda externa, derechos de tercera generación, aportes jubilatorios, asignaciones universales, derechos laborales, políticas universitarias, etc y etcétera: TODA una posición política) a partir de….un programa de televisión en canal 7! O las estadísticas –me arrodillo y me golpeo el pecho tres veces- del Indec. Del Indec!
O bien con el arrojo de biografías, poniendo cara de señora ofendida, te arrojan la biografía de tal o cual con la contundencia de la mujer despechada que arroja un cenicero a la cara del cornudo. Hay escenas así, histéricas y divertidas, todos los días.
¿Quién puede sentir un cachito de ganas de golpearse el pecho y pedir clemencia ante la corona por haber ofendido la elevadísima consideración de Martín Caparrós, dueño de los derechos de autor del setentismo heroico? Hay que dejar de currar con los setenta, me parece.
¿Quién puede ser tan mala persona -yo, por ejemplo- de poner por encima la política de derechos humanos o la asignación universal, cuando en esta hora grave de la patria amenazada las otrora instituciones republicanas han sido demolidas con un canto de Barragán? ¿No es esto de una gravedad, llamémosle, universal? ¿Dios pretende quedarse quieto, nadie hace nada, no te espanta terriblemente que el Cuervo Larroque -según una investigación de Ceferino Beato- se haya llevado matemáticas a diciembre mientras cursaba 2 año del colegio nacional? ¿No es un crimen abyecto que, según dicen, Santiago Álvarez se compró un plasma en vez de seguir el camino franciscano de arrojo y entrega de los compañeros, por caso, Galimberti o Firmenich?
Parece una joda. Pero es real.
Muchos, miles, nos cruzamos a diario con señoras ofendidas que nos tratan de fanáticos, ultrareligiosos, enfermitos, violentísimos por ser tan tercos de no querer suicidarnos. Por no respetar a quienes tienen un inmenso respeto de sí mismo, con perdón. Por no darles bola.
Es un momento político muy divertido. Para discutir entre quienes se quedaron en el momento moral de los 90.
Cuando, ser progresista, era tan fácil, tan tierno, tan lamentable.
Cuando el legado fue la Alianza.
Una selecta minoría se quedó ahí, en los 90, como si la Alianza no hubiera pasado y el momento de la moralina fiscal no hubiera sucumbido en un doloroso –y bastante criminal- fracaso. No sacaron, al parecer, ninguna conclusión.
Ese malestar pequeño, selecto, privilegiado, tiene la voz quejosa muy amplificada. No se entiende a quién le habla, qué es en concreto lo que quiere, porqué no habla en castellano.
Sin embargo, descifrarlo no es tan difícil: están pidiendo que el kirchnerismo tenga la gentileza de suicidarse.
Y el kirchnerismo, de puro hinchapelotas nomás, les retruca: ¿cómo vamos a suicidarnos, cómo haremos para autoderrotarnos si no existimos, si somos la impostura, si todo esto es, como ustedes dicen, un montaje?
En fin.
Es una mala cosa esa del paso del tiempo.
Contra Menem, yo me acuerdo, estábamos mejor.
Éramos todos progresistas.

11 comentarios:

  1. Hoy ser "progre" a la Caparrós, Sarlo, Vezzetti, por nombrar íconos - vacíos - de la cultura es ser.... FORRO!!!!!
    El Puto

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  2. a mí me han llegado a "insultar" llamándome montonerita. es que no saben ni siquiera los significados de las palabras. por eso les va como les va. es como vos decís, no hablan castellano. el otro día escribí una catarsis al respecto en mi blog, después de una infructuosa discusión con uno de esos que hablan de "dictadura" y "censura" livianamente.
    comparto tu post.
    salut.

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  3. Tuve una discusión seria con una mina superprogre en el 2000 porque me atreví a cuestionar a la Alianza.
    "Mirá que vamos en una dirección completamente equivocada" le decía.
    -"Pero tenés que darle tiempo a la cosa".
    Eso ya me lo habían dicho en el gobierno de Alfonsin; uuhh.
    Pero claro, no contábamos con Alcira Argumedo (?).

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  4. Che, ese sitio "Plaza de Mayo.com" con el encabezado en negro parece una página de Cecilia Pando...

    Buena la nota, comparto mucho de lo que decís, pero eso no es novedoso en obsecuentes K rentados y todo eso que la gente sabe.

    Saludos.

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  5. Muy buen post. Coincido en casi todo. Dejo mi aporte sobre "Democracia no implica ausencia de conflicto".
    http://dialogandodemiconmigo.blogspot.com/2011/03/democracia-no-es-ausencia-de-conflicto.html

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  6. Excelente Lucas. Yo creo que el progresismo porteño es susceptible a las técnicas deconstructivas. Por eso les jode 678. Porque los hace pelota. Les pasa lo mismo que a la derecha. Basan su discurso en una mentira y es fácil de de(s/cons)truir. Hay que atacarlos nomás. No resisten.

    Saludos,
    JJJ

    PD: Gracias Caparrós por el concepto de Honestismo. Es como entregarle un arma al enemigo, pero bueno... gracias loco.

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  7. Juan del Gualeyán: excelente tu metáfora sobre el "honestismo": "Es como entregarle un arma al enemigo". No se lo puede expresar mejor.

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  8. 2 formas de hacer política

    1)polìtico comentarista :
    -comenta de lejos
    -preferentemente desde arriba

    2)Politico militante :
    - participa desde donde puede.
    -preferentemente a la par.
    -máximo ... 1 paso adelante.
    Es que muchos pasos delante te cruzas la calle , pasas a la otra vereda y sos visto como el enemigo o el en el mejor de los casos un extraño.

    El politico contemplativo la ve mas clara.
    (de nada le sirve... en el mejor de los casos para ganar discusiones inutiles en el bar)
    El polìtico que participa se embarra, se confunde, se mezcla... en el mejor de los casos termina haciendose peronista.
    Yo ... si tengo que elegir ... prefiero a los que se meten en la cancha a jugar junto a mi , a patear para mi equipo...
    Imaginate a Niembro jugando de 9...nooooooooo.

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