En la localidad de Andresito, cerca del arroyo San Francisco, Gendarmería encontró un Gato Margay que, según informó la propia Gendarmería, tenía una cinta de tela en el cuello.
Entonces, labraron un acta policial.
El Gato Margay está, sostienen desde Gendarmería, en extinción. Por tanto, lo metieron preso en un centro de rehabilitación de fauna silvestre.
La pericia detectivesca de los camaradas gendarmes relacionó que la tela que le rodeaba el cuello demostraba que había sido capturado como mascota y que luego había escapado. Puede ser. También es más probable que hayan encontrado al Gato Leopardo con su dueño, le hayan explicado la situación, le hayan sacado guita y luego, el Gendarme y pensando en sus hijitos, se sacó esta foto poniendo su mejor cara de nabo.
La lógica policial, de pastoral social, es irreprochable. En primer lugar, no está demostrado que los Gatos Leopardos estén en extinción. Ojo, hay muchas especies en la zona rurales que no están en extinción y que son, incluso, una plaga. Como con el carpincho
Una vez y para probar, hace un par de años, dije en una charla en Capital que la paloma era un ave en extinción. Nadie se percató de que estaba bolazeando desesperadamente. Las palomas son un problema, son una plaga, jamás una especie en extinción. Más bien, ojalá fueran una especie en extinción. Como las ratas. Ojalá tuvieran el destino de -no es por abrir heridas del pasado- los dinosaurios. Con una diferencia: probablemente si los dinosaurios hubieran sobrevivido, nosotros, los humanos, quizás no: habríamos muerto como especie. En cambio, las palomas sólo rompen las pelotas y las ratas, también. Porque hemos desarrollado vacunas y antibióticos para resistir las mordeduras de ratas y porque las palomas ya no pueden, traídas por los dioses satánicos, venir a comernos las plantaciones y que toda una tribu muera por falta de comida. Volvamos al Gato Leopardo.
Andresito se llama la localidad formoseña por el Comandante Andresito, caudillo federal de las provincias unidas del Río de La Plata, gobernador de Misiones, fiel colaborador de Artigas. Es el primer y único por varias décadas, gobernador indígena. Andresito era guaraní.
El Gato Leopardo no está considerado en extinción en Colombia, pero esto no quiere decir mucho porque se trata de una animal que no se adapta a nuevos entornos. Entonces, cuando hay desmonte, no va, como otros animales, corriéndose y adaptándose. Y además es usado para sacarle la piel -como con las vacas, querida- y de mascota, como los perros y los gatos.
¿Porqué entonces no integrarlo al circuito del capitalismo como a las vacas, los gatos y los perros, no es esto más eficaz para su preservación?
No, parece que no, porque el bicho no se adapta a estos ambientes. Pero. Además. Más que además, sobre todo: tiene una cría cada dos años. Las ratas -que están, como los musulmanos del medio oriente, integrados al capitalismo, pero para exterminarlos- tienen hasta 36 crías cada dos meses. Y eso que no cobran la Asignación Universal.
Más aún: cogen poco los Gatos Leopardos y encima tienen un índice de mortalidad infantil del 50%. Ni que Graciela Ocaña estuviera a cargo de la salud de los Gatos Leopardos, con semejante índice de mortalidad infantil, o bien se toma el toro por las astas -y se crean maternidades a mansalva invirtiendo en tecnología que estudie y preserve algo parecido al hábitat- o chau bicho. Es así.
Los costos y beneficios de cada decisión se evaluarán.
Pero, mientras tanto, los conceptos equivocados de quienes no vivimos en el campo ni somos descendientes de indigentes; o bien no somos del norte ni de etnias raras y precarias, probablemente no podamos entender que a esas poblaciones les chupe un huevo el Gato Leopardo y el cuidado de las plantitas y flores. Hace falta industrializar.
Los tobas reales, no los que viven de ser tobas para consumo de la República de Palermo, quieren hospitales, no libros sobre medicina alternativa. Quieren Wi-Fi, no ritos ancestrales.
Los Gatos Leopardos nadie sabe qué quieren y en el norte formoseño nadie moverá dos dedos por un bicho así. Excepto para venderle el cuero.
La postergación del norte argentino tiene que ver con factores estructurales, derivados de derrotas militares, injerencias extranjeras, limitaciones propias, también, por cierto. Pero, para decirlo claro: es la derrota militar del ideario artiguista la que arranca con esta situación.
El mitrismo ilustrado puede tener pretensiones ecológicas (para los otros, jamás para sí mismo: así, entonces, es fácil: ahora resulta que San Juan contamina más que la Avenida Libertador, je) y unidas a éstas, un naturalismo antropológicamente retrasado en torno a lo social: el indigenismo, ese criollismo reaccionario que ahora empalaga por izquierda.
Ojo, el rescate del Gato Leopardo viene por ahí: lo van a encarcelar para apostar, como en Humahuaca, a que vengan durante el verano contingentes de estudiantes de Filo a cantar El Oso mientras dejan algunos pesitos en la economía local, cuyas gentes, amablemente, se vestirán de indios y le dirán giladas a los porteños iniciáticos, adorarán al sol después de tomarse una damajuana de vino tinto y, probablemente, cuando llegue al mercado norteño el LSD, adorarán los platos voladores. Claro que para poder comprar ácido alucinógeno los trabajadores deberían cobrar más para que exista una demanda que pueda cubrir esa oferta.
El problema es que el Gato Leopardo, por lo antedicho, no es una buena inversión. Morirá, gastando los recursos de los contribuyentes, en vano.
Es mejor liberar al leopardo.
Y en vez de sentarse a esperar que derrame dinero la valorización financiera de la producción primaria, apostar a un desarrollo más estructural, con, por ejemplo, la presencia de Techint en el norte.
Porque el turismo cultural, con las barriadas disfrazadas de indios, no aporta mucho a las localidades. A no ser que sea POSTERIOR al desarrollo industrial o primario. Como sucedió en la costa atlántica, en Córdoba, en Entre Ríos, en Mendoza, en la Patagonia.
El subdesarrollo estructural de África se debe, en buena medida, a comprar estas recetas de cuidar los ritos ancestrales y los rinocerontes -en ése orden, porque somos antropocéntricos, claro, encanto- para el consumo conceptual de otros que, más pronto que tarde, vuelven a sus oficinas occidentales y aportan a Greenpace, pero. Pero.
La historia, la cultura, no avanzan linealmente, sino de manera compleja: pero hay limitaciones en el desarrollo que impiden desplegar una elaboración popular de estas concepciones narrativas del devenir social.
En síntesis: en la selva chaqueña hay que poner una metalúrgica. Y si para eso es preciso derrumbar arbolitos y que muera el Gatito Margay y bue, morirá. O lo mandamos al zoológico, a la República de Palermo. Pero que sea financiado por las entradas a ese lugar espantoso donde se les obliga a los niños a ser felices, mientras añoran, los niños, volver a casa y jugar en la Play.
Este gato muy pronto tendrá una 4x4 a la que bautizará "Tierra", porque no olvidará JAMÁS que doce o trece generaciones anteriores, hubo un indio. O un hindú, siempre dependiendo de si es San Telmo o Palermo.
ResponderBorrarQue grande Lucas,hermoso homenage al carnicero de la selva,como el nombre del lugar donde fue allado ese cachorro,el comandante ANDRESITO GUARCURARI,el terror de los esclavistas bandeirantes,el criado de Artigas..pero que jodido que te llamen,yaguarete sera por bravo,o porque se aparea una ves al año...un abraso compañero desde Eldorado Misiones
ResponderBorrarTodo lo escrito es pura payasada. La Ciudad de Comandante Andresito, esta ubicada al Norte del Departamento General manuel Belgrano, Provincia de Misiones... entonces ¿porqué habla del Chaco?
ResponderBorrarEn Misiones no existe el Leopardo, existe si el Guepardo, conocido popularmente como "Yaguarté" o como lo concen los brasiles "Onça pintada". El animal que muestra la foto no es un pichón de Guerpado.
Si primero habla del Gato Margay (Leopardus wiedii), debemos tener presente que es una subespecie y no una especie y tiene cierto grado (Aunque baja) de especie en extinción.
Para escribir tanto y decir boludeces, se hubiera puesto a escribir la letra completa del Himno Nacional Argentino, que estoy seguro que no la conoce.