sábado, abril 30, 2011
Llueve sobre empapado.
Siete de la tarde. Todavía no llueve. Voy tratando de escribir un artículo y no me sale. La puta madre. No sucede nada. Hay cosas, siempre, claro. La realidad siempre nutre. No se trata de eso. A veces, no sé, son los dedos. Los que no quieren. Andan en otra, dan vueltas. Vueltas carnero y nos gastan bromas. Los dedos. Los necesito. Les ordeno, inútilmente, que se ganen el pan. Que acentúen, pongan comas, punto y aparte. Un punto y seguido que parece un punto y aparte. Las mismas obsesiones. Una y otra vez narradas. Mi problema no es que me estoy repitiendo. Mi problema es que se note.
Ocho de la tarde. Me voy a la esquina. A tomar un café con Juan. Voy tarareando Yo soy Juan, de León Giego. El pibe que cuida los autos en la puerta de mi casa me pide un pucho. Juan dice que las feria del libro, je. Coincido. Es tan raro el comportamiento humano. Gente que acaricia las solapas de libros que jamás leerá. Gente con el ceño fruncido. Familias en el ritual de la cultura. Que es, a ver, un tigre de papel. No me gusta decir estas cosas. Cuando encuentro a alguien que las piensa de manera parecida, me puedo reír. Como un bálsamo. No fui a la charla en Almagro sobre kirchnerismo y literatura donde hablaba el genial Esteban Smichd Es que perdí el pasaporte. Igual, ojo, Lanús es parte del Mercosur, no hace falta pasaporte. El problema que tengo para salir de la República de Palermo es el idioma. Pero bue. Lo acompañé a Juan a la Feria del Libro. Hablaba él y Estela de Carlotto, entre otros. Bien, Estela, siempre conmueve. Y Cabandié mete varias ideas de peso en cada oración. Se lleva los aplausos. Afuera, llueve. Vamos al bar Perón-Perón. El tráfico, los semáforos, van cerrando los negocios, las luces se atenúan. El cerebro mediático K -el libro que sacamos con Diego va a dar que hablar, lo juro- escucha la marcha peronista a todo trapo. Un alfonsinista a la vieja usanza, ahora metido en este quilombo. El kirchnerismo. Son las cuatro de la mañana. Tengo estos horarios raros. Me complican la vida. Llevo días diciéndome que tengo que levantarme temprano e ir y pagar la cuenta del teléfono. No da ir por la vida con el teléfono cortado. Y llevo meses con que ya voy a ir a buscar mi DNI. No da andar por la vida sin un DNI. Comí un guiso de lentejas, picante. Mi abuela nunca le puso papas al guiso de lentejas. En el Perón Perón, sí. Mi abuela debe estar en la clínica donde operan a mi vieja. Tengo que llamar por teléfono. Mi vieja no cobraba -porque estuvieron un año sin pagar los sueldos- su salario de 500 federales (0,40 centavos de peso por cada Federal) como docente de escuela media. Hoy está jubilada y cobra unos 4000. Antes y después de Kirchner. Creo que cuando vote a Cristina va a ser la primera vez en su vida que vote al peronismo. Es paradójico, pero gracias Alfredo. Gracias Alfredo De Angelli, vos ayudaste a poner las cosas en su lugar. La oligarquía al desnudo. Los conocemos, los conocimos, sabemos quién es quién en Entre Ríos. Las cuatro de la mañana. Los 10 minutos que me tomo para escribir esto. Ya vuelvo a la novela del séptimo círculo, editada en los años 50. Borges y Bioy Casares dirigiendo la colección. Los compro como saldo, en calle Santa Fe. Hay una historia que no voy a contar. Los días esos. Igual, pasaron 13 años. Entre los dedos. Ahora se están peleando a los gritos los que cuidan los coches abajo, en la calle. A veces se pelean. Se emborrachan y se pelean. Llueve furiosamente. Bienvenidos a la madrugada. Hay un clima de época. Algo del registro de la cultura.Un momento particular en el aburrido devenir de la historia. Una cosa que queda por narrar. Ciertas emociones, propias de esto. ¿Me imaginaba cuando era un pibito de izquierda vivir este disparate, este entusiasmo oficialista, esta épica adolescente, esta cosa, así, rara, estas ganas, me las imaginaba? ¿No decía -para afuera, para adentro, para el alma- consignas que sospechaba no iba a ver jamás plasmadas? ¿No puteé, no tiré piedras, no huí de la policía en marchas contra el FMI? Las gotas, gruesas, pegan en la persiana. Le respondo un mail a mi ya ex, divina y enorme. Las cosas son así.La vida sigue, dejando estos tajos. Debería usar un sobretodo, doblar en una esquina oscura, acomodarme el sombrero bajo un farol. Que un gato oscuro me mire desde una cornisa. Que una luz en la ventana se apague. Que tire el cigarrillo encima del charco. Los adoquines.Las cosas sin sentido que escribo. Las palabras que me sobran. La madrugada hace silencio. Respetuosa. De los tipos raros. De los que meamos fuera del tarro. Hay días que me levanto, abro la persiana, un sol genial y poderoso, me siento al teclado, con los ojos echando fuego. Como si tuviera una gran verdad para decir. Pura confianza. Los dedos son rock. Me chupan un huevo los que me detestan. Me creo un hombre con una misión. Hay no días, sino un par de horas dentro de algún día esporádico. Que esas cosas pasan, que las siento. Después vuelvo a ser el chico nervioso de la mirada triste. Después los días son lunes o son martes o son domingo y dan lo mismo. Días perdidos y olvidables. Días que mejor dejar pasar, para no sentir el peso del tiempo. El pecho que envejece. La dinámica torpe de saberse efímero.Pequeño y efímero. Me sirvo un vaso de agua. Me saco las medias. Me acuerdo de vos, de cómo te quise, de que capaz que te quiero. La vida de un hombre es una partícula tan chiquita en la inmensidad del universo. Ni siquiera una estrella perdida en la galaxia. Ni siquiera un pedazo de mundo, sino lo que próximamente será polvo. Será una tumba. Carcomida por la ecología. Algún día en el planeta seremos tantos los cadáveres que construiremos un centro comercial arriba de un cementerio. Espacio. Tiempo. Lugar. La finitud. Las boludeces que escribo.Las boludeces que pienso. Pero es verdad que el amor, durante un rato, te traslada a un lugar donde no existe el dolor del tiempo. La pequeñez que somos. Esa imbecilidad del ego. Ese cachito prescindible.
Vuelvo a la novela.
Espero que anden bien.
Nos vemos.
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Cuando Newton vió caer la manzana, inventó la teoría de la relatividad. Cuando un kolla ve caer la manzana dece que la Pacha Mama se la comió
ResponderBorrarJoven Lucas: menos mal que no le sale un artículo! Me ha gustado mucho lo escrito (Elabas)
ResponderBorrarmuy bueno, lucas. qué fácil parece narrar cuando leo estos textos tuyos. muy bueno. pensando y envidiosa, pero con ímpetú, me voy a tratar con mis dedos a mi espacio. este suyo que comento, está más anudado que otros, más prensadito. son los puntos, muy jugados, muy justitos. me gustan.
ResponderBorraraca es donde los que además escribimos otras cosas, te vemos parecido
ResponderBorrary cuando leemos "La vida sigue, dejando estos tajos..." caracteriza una generación entera. en una sola frasecita.