viernes, mayo 27, 2011

Las internas: símbolo de la institucionalización grosa de la democracia y los sentimientos bellos que tienen las buenas gentes y los kirchneristas también, porqué no, corazón.





Escribe Mariano


Está más o menos difundido el tópico de que la existencia de elecciones internas para definir candidatos es una paso de avanzada en la democratización de las instituciones, en este caso, los partidos políticos.

En el plano de la realidad más inmediata, se vuelve preferible (opinión generalizada) un proceso electoral como el santafesino, donde todos los partidos eligieron sus candidatos en internas abiertas (con padrones generales, sin limitarse a quienes estén afiliados a los partidos); ah, y obligatorias. 
Se vuelve preferible (ese proceso), decía, a una situación como la de la CABA en la cual los máximos referentes de los partidos políticos eligieron, a dedo, a los candidatos a intendente, hecho condimentado por la situación de que en algunos de esos casos se eligieron a sí mismos, y no conformes con ello sopapearon un poco a quienes amagaron a oponérseles (¿alguien conoce el paradero de Lozano o Michetti?).

Bueno, tal vez convenga hacer un poco de memoria, que la mayoría de las veces permite sacar conclusiones contrarias al prejuicio común.

Santa Fé tiene internas abiertas (y obligatorias), porque así lo prevé su legislación electoral. Esa legislación que propicia el desarrollo de procesos tan democráticos en los cuales todos los partidos eligen a sus candidatos en internas, fue usada como modelo para la reforma política que se llevó a cabo el año pasado en Nación y en la Provincia de Buenos Aires. En esos dos niveles estatales, a partir del próximo turno electoral (este año) habrá un sistema muy parecido (en cuanto a las internas idéntico) al de Santa Fe.

En la CABA no ocurrió lo mismo.

Cabe aclarar que contrariamente a lo que supondría el prejuicio común, la ley electoral modelo no es un invento socialista, sino que la reforma fue instrumentada en tiempos de Obeid (peronista, ex K).
De esa forma se puso punto final a la denostada "ley de lemas". Que tenía muy mala prensa, por ser "partidocrática", y por favorecer a priori la victoria de fuerzas políticas con capacidad de expansión territorial, en detrimento de armados que privilegiaban el alto nivel de conocimiento público del principal candidato y la inserción mediática de ese candidato en sentido individual.
Los vicios, considerados en general como  no democráticos de la ley de lemas, finalmente, decretaron su ocaso, y la misma fue reemplazada por la legislación actual. Modelo.



Sigue acá.

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