Es raro que se cuestiones -supuestamente desde la constitucionalidad, pero es todo chamuyo: no es verdad, así de simple- la reelección indefinida de un intendente o de un gobernador. Es decir, de alguien que es votado por la soberanía popular. Indefinidamente si así se le canta a esa soberanía popular. Es raro que se cuestione eso y no, por ejemplo, el cargo vitalicio de Raúl Zafaroni, en la Corte Suprema de tribunales.
Cualquier juez de morondanga tiene el cargo vitalicio. Tiene que ser muy pero muy delincuente para que logren sacarlo del sillón donde se atornilló.
¿Primó en su selección la soberanía popular, la elección democrática, la mediación ciudadana del cálculo de su idoneidad? No, nada que ver.
Es tan vergonzosa nuestra Corte Suprema de tribunales en relación a la reelección eterna de sí mismos, cambiando los sacrosantísimos mandamientos constitucionales de ser necesario para beneficio de sí mismo, que sinceramente es difícil -a la luz, repito, de esta Corte Suprema de tribunales en la materia- el más mínimo cuestionamiento de José Luis Gioja.
En el enriquepintismo cualquier huevada que sirva para expresar la impolítica es bienvenida sin beneficio de inventario, más bien con engolada indignación "republicana" y su correspondiente filosofía de cotillón. Pero la reelección indefinida es algo que impera en los "países serios" que tanto gustan a este enriquepintismo, y en cambio, tener a Carlos Fayt de compañero inmaculadamente eterno, autoasignándose para la ocasión las reglas de juego -bajo el único imperativo de quedarse en el cargo- dando hasta escozor a un obispo -la figura inmediatamente comparable-no parece generar mayores conflictos "republicanos". Ni sesudos reportajes de prensa de los obispos "progresistas" de la Corte Suprema de tribunales.
Es raro.
Oia... las brigadas hitlerianas ya piensan en 2015?
ResponderBorrarhttp://adandeucea.blogspot.com/2011/05/y-vos-que-pensas-acerca-de-las.html
Saludos.
Es una limitación impuesta para evitar que el pueblo pueda mantener en el poder a los presidentes con más apoyo mayoritario. Aquí la infame Vigésimo Segunda Enmienda a la Constitución se aprobó en 1947, dos años después de la muerte de Franklin Roosevelt, que llegó a ser elegido para un cuarto período porque el pueblo sabía -con razón- que era el mejor presidente en la historia de este país.
ResponderBorrarEddie
Yo no sé si la limitación a la reelección indefinida se justifica en provincias, municipios, comunas, etcétera.
ResponderBorrarPero en el caso de los presidentes, la restricción fue impuesta por la Constitución en 1853 (y nuevamente en 1957, pero ésa es otra historia), como una forma de contrarrestar nuestra natural tendencia al caudillismo, ya que Urquiza y sus amigotes tenían muy presentes los 17 años ininterrumpidos de Rosas.