Martín Palermo lleva sobre sus hombros (sobre sus piernas, sobre sus rodillas rotas, sobre su vida paria), el mote enorme, gigante, de “Titán”.
Palermo es de Boca, aunque todos digan que es de Estudiantes.
Y cuando digo que “es de”, hablo de un sentido de pertenencia: cualquier hincha de Boca, cualquiera de nosotros, peronistas, populacheros, sabe que Palermo es nuestro, y que Martín nos corresponde.
Como San Martín, como un santo mártir, como un sanseacabó de todo lujo y como un lujo tener a un Santo.
Porque él, es un rejunte de dolor, de patadurismo, de torpeza, de habilidad y al final, de grito de gol, de beso en el brazo tatuado por la desventura de haber perdido lo que se soñó, y de llanto respirado, ya no ahogado, en tantas pupilas, tantasgargantas y tantos pechos incendiados por esos milagros de cada día.
Torpe, sí.
Desafortunado, sí.
Efectivo, también.
Tomense todo. Como lo haría yo si pudiera ir. Lástima que me queda un poco retirado. Disfruten los que vayan.
ResponderBorrarAbrazo para todos.
@enridesalta
Che, que mal estar lejos! Es verdad el rumor de que en esa fiesta Leuco va a pedirle al pai de santo carrasco el bautismo kirchnerista? Yo lo divulgaría, eh? Abrazo.
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