Que le "imponen" a Scioli es la lectura previsible, connotada negativamente, por la antipolítica de la Tía Party, que bajo emoción violenta, conduce y expresa Clarín.
El amor funciona de otra manera, corazón.
Supongamos que, como comentaban los operativos de prensa -que están, en estas fechas y como es natural, a la orden- Scioli nombrara a Baldomero Cacho Alvarez. Ese conjunto colectivamente inexistente que son "los intendentes del conurbano" quedaría, se supone, contento. Ajá, Sabatella gritaría de alegría.
Mariotto le aporta a Scioli un componente de entusiasmo que, en cierto sector no menor y muy activo de la militancia y los apoyos, es importante. Que las cosas sean presentadas de este modo, como que Cristina "impuso", aporta a ambos dos protagonistas excluyentes: Cristina y Scioli. A los dos les conviene este relato, más aún, y ya incluyendo a Gabriel Mariotto: a los tres les conviene este modo de narrar las cosas.
Queda firme el liderazgo de Cristina (los que ayer la daban débil, pequeña, casi con lástima, hoy se sorprenden y se quejan de lo contrario: es demasiado líder, demasiado firme, demasiado contundente. Ja, qué feo es estar en el lugar tierno de los charlatanes hoy) que tenue -como le gusta- el surfismo de Scioli, tiene un lugar destacado Mariotto como engranaje unificador (y la potencia del mensaje que encarna, de cara a los próximos 4 años) y se organiza el relato para darle centralidad al vice.
Una telenovela de la siesta repleta de amor y lugares comunes. Cómo me gusta el amor, ay.
y fue budú nomás con "señales" y todo
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