El domingo, a pesar de las cenizas del volcán, se vota para gobernador en Neuquén. El principal partido- y oficialismo desde hace medio siglo- es el Movimiento Popular Neuquino, que tras el menemismo tuvo dos líneas internas. Una, que fue derrotada en las internas con Sobisch a la cabeza, de tendencia más liberal autoritaria y otra, con la tradicional familia Sapag, al frente. Felipe Sapag ganó la gobernación cuando Frondizi fue electo presidente, las volvió a ganar cuando fue electo Illia, fue interventor con Onganía -cuando Onganía se plegaba al peronismo sin Perón que proponía el entrerriano Augusto Vandor- y volvió a ganar con Cámpora. Nunca, por los golpes de estado, pudo terminar su gobierno. Hasta que ganó en las elecciones del 83 y fue reelecto hasta 1999. Desde entonces, hasta hace cuatro años, vencía Sobisch, hasta que Jorge Sapag -que el domingo va por la reelección, retomó el control partidario.
La provincia de Neuquén pasó de territorio nacional a provincia por una ley dictada en 1955, en vísperas del derrocamiento de Perón por la dictadura democrática de radicales, socialistas, fusiladores y comunistas.
Frente a Sapag se encuentra un conglomerado que encabezan los radicales -que retienen la intendencia capital desde el 99, que se encuentra como cabecera de un distrito que retiene el 70% de los votos- que en los útimos días se diferenció de El Hijo De alfonsín y como vice va Nancy Parrilli, alineada con el gobierno nacional. Detrás, una multitud de partidos políticos.
Tanto el frente radical-Peronista como Sapag están alineados con el gobierno nacional. Se vota por otra cosa. Y en todo caso, en relación al kirchnerismo, se votan matices y modalidades de acercamiento.
Todos los pronósticos, corazón, dicen que gana Sapag.
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