¿Acaso trabajar en la cosecha de soja -o sea, manejar una sofisticada máquina- te lleva a una conexión de orden natural con lo natural -esa tierra que está, y lo bien que está, hecha mierda de fertilizantes y rotación de cultivos de acuerdo a las variables financieras de los EEUU (y siempre fue así)- dónde uno elabora un disquisición sofisticada y une "el campo" con el voto y entonces, etcétera, etcétera?
No, suena completamente ridículo el planteo.
Hay un campo para consumo de la ideología del campo. Se muestra, todos los años, con espuelas, en la exposición rural. República de Palermo. Los niños, si gustan de los caballos, tanto como empresarios de mucha plata gustan y laboran con caballos tanto como con oro, divisas, prostitución asiática y otros placeres de ricos muy mersas, pueden ir a ver caballos a la Rural. República de Palermo. Niños, por ejemplo, de Gualeguaychú. Ciudad de campo, de mucha ideología campestre -la del milico, el cura y el gaucho-pero dónde, naturalmente, no hay caballos. ¿Para qué querría hoy un "hombre de campo" un caballo? ¿Para el arado? Los niños de campo que visiten la Exposición Rural pueden ver caballos, si son de Gualeguaychú, pueden aprovechar para conocer las vacas. Mientras sus padres pueden ir a escuchar folclore. Aprovechando que pasean por la República de Palermo. Podrán ver hombres grandes jugando-como Del Sel con La Tota- a vestirse de gauchos. Una profesión -la del gaucho- hoy con poca demanda. En las fiestas nacionales -televisa canal 7 porque "se ve mucho en el interior" ja- ya no contratan tantos gauchos como antes. Para hacer de gauchos. Incluso, aprovechando su visita al campo -la República de Palermo- señor cordobés, puede usted, jugar a los burros. Y si tiene suerte, hasta mirar alguna jineteada. Y ver gente joven (en el campo, eso no se consigue).
Descubrirá, con sorpresa, que en el campo los colectivos son mucho más baratos. Y hay subtes. Usted los paga. Disfrútelos.
En el campo -la República de Palermo- pueden verse toros. No es difícil encontrar un toro en un campo con vacas. Pero, buenos toros, de esos caros, en la República de Palermo, en el campo, a la vista de todos. Hay gente que en vez de mirar el auto que cambió mira su toro. El toro, aclaremos, es más caro que la media del parque automotor. Y se le deben mayores cuidados. Le van a convidar comida tradicional del campo: empanadas, guisos de nombre rimbombante y dulces "caseros". Pero si su paladar no está acostumbrado a esas cosas, porque es Chaqueño, tranquilo: frente a la exposición rural puede comer una buena pizza. Thames y Santa Fe. En el quiosco de al lado venden, por las dudas, superpanchos. Yo vivo por ahí. Soy del campo. No puedo contarle de la peña de Uriarte, es ilegal.
Sí, cayendo a noche, aún no está harto del campo, puede escuchar en La Trastienda, música de campo. Rubén Patagonia. Muy recomendable. Es campo mezclado con indigenismo. En Paraná eso no se consigue. Bah, capaz que hay algo en la facultad de comunicación. De campo e indigenismo. Pero no es muy auténtico. El auténtico campo está en la República de Palermo.
No hace falta ir -cuando visite el campo- con botas. La avenida Santa Fe está pavimentada. Y por Sarmiento, la entrada. Y la Rural -para que sus hijos no le rompan las bolas- tiene Wi-Fi.
Espero que disfrute su turismo rural.
Después vuelva y vote como hombre de campo.
A Macri. A Del Sel. A la Unión Cívica Radical. En fin, a la gente de campo.
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