Como El Campo, como el Antiperonismo, la comunicación es, ya, también, un género literario. El acierto estratégico que fue haber puesto a los monopolios comunicacionales en el centro de la escena política, con el bonus track de bajarles elprecio al coro partidario de acompañamiento corporativo, la partición de aguas, la disputa institucional, lo que falta, lo que resta, en un plano jurídico, más de tipo administrativo, no tiene el mismo correlato con los tiempos políticos. Pero ese es otro tema.
Me venís, corazón, vos, a la mente. Las parejas se rompen cuando, dice la vulgata, hay "problemas de comunicación". La verdad, es que no. Se puede hablar y hablar, mucho. Varias veces por día. Por teléfono, intercambiar información por mail, compartir anécdotas, cosas del día. Y que algo, además, del orden de lo no decible, "falle". La falla vaya uno a saber si es tal: en ningún lado estaba escrito que las cosas iban a funcionar, sino se cometían "fallas". Los problemas de comunicación están de moda. Es el desplazamiento del lugar que supo ocupar la literatura. Que estalló. Y las esquirlas de la sociedad exitista atrapan cada narrativa con las claves de un relato literario. La comunicación es un género literario, hoy en día.
La centralidad que tiene ese intelectual cuya racionalidad instrumental está tan potenciada que está marchita, Duran Duran Barba, es el síntoma del clima. Un triunfo de Macri, para los escépticos, no es sólo la prolongación de la ultraderecha en el distrito más rico del país, no es sólo la explicitación del voto horrible que nos esforzamos en justificar por miedo a comprender, a entender de veras, sino también, un triunfo de Macri son 3.000 reportajes a Duran Duran Barba, que es un verdadero maestro de la sutilidad a la hora de subestimar a Mauricio, que es Macri.
Tiene su contracara. Pierde el kirchnerismo por un problema de comunicación. Por un tipo de género literario. Permite, la categorización precaria, decir:
1) Somos buenos, pero no supimos demostrarlo.
2) Vos, votante horrible, sos bueno, pero no te supimos -autocrítica- explicar que nosotros también.
3) Necesitamos corregir el modo en que mostramos que somos buenos.
Las tres premisas hacen del problema de comunicación -ese género literario- una sobreinterpretación que, inevitablemente, retrotrae la problemática comunicacional a los inicios torpes de la disciplina. La separación entre fondo y forma. Y....no.
parece que te hizo efecto esribir en La Nación, está bien, uno tiene que pensar en el futuro laboral, el kircherismo no es la dictadura del proletariado ni mucho menos
ResponderBorrar@popularydigital
Lucas querido,
ResponderBorrarDecir que tuvimos un problema de comunicación, es seguir vaciando de contenidos a la política y a la ideología. Me parece que en Baires hay un problema de EDUCACION, en el amplio sentido de la palabra. De educacion para decodificar discursos, pero tb para poder analizar la realidad, las causas y efectos de lo que sucede alrededor, y por sobre todas las cosas, contrarrestrar la "banalidad" de la vida de consumo que es típica en esta gran ciudad. En Baires NO HAY espacios de intercambio, diálogo, ocio, construcción, etc. por fuera del shoping. ¿Donde están los clubes, las vecinales, las esquinas con vecinos? El shoping sí es comunicación vacía de sentido, es la satisfacción inmediata y sin análisis de nada.... eso sí que abunda...
Yo creo que el desafío de los militantes (sociales, políticos, etc.) es encontrar los lugares de pedagogía y de educación, en un amplio sentido de la palabra.
Yo creo que la ciudad, asi de "mal educada" como está, es ingobernable. Mérito del capitalismo, sin dudas, que hoy premia a uno de sus más claros exponentes...
Eso creo yo al menos
Cariños
Esto ya lo hablamos. Desde mi posición asquerosa puedo verlo de dos o tres maneras distintas.
ResponderBorrar1. Efectivamente se comunicaron correctamente, pero el público es más crítico (fijate que estoy tratando de elegir las palabras para no sonar muy cínico).
2. Hay un discurso de los "militantes" y otro discurso de los políticos. Estos últimos no se expresan con claridad y sólo le sale una especie de puteada cada vez que abren la boca. (me sigo esforzando...)
3. A veces no sólo hay que SER sino también PARECER.
A veces cuando la oposición "mala" dice que hablan con la izquierda y escriben con la derecha (no siempre, es cierto) me quedo pensando.
Ese es el problema de comunicación. Hay que comunicarse con los políticos y decirles que hablen menos y que hagan más.
Y en lo personal, podés hablar horas con una minita y llevarte bárbaro, pero si no tenés piel, olvidate.
No se puede reducir la cuestión a un problema de comunicación. Pero sí hay algo de ese orden. Porque cominicar no es sólo hacerse entender, también es esforzarse para escuchar. No se puede partir del supuesto de que todo lo que dice y piensa la gente que votó a Macri equivale a un absoluto vacío de política. Es muy "etnocéntrico", por decirlo de alguna manera
ResponderBorrarla narrativa se acomoda y te da un relato
ResponderBorrarambiguo donde cada uno (ambiguamente) cree lo que quiere;
pero esa narrativa se da en un contexto y
con prejucios: no viene de tabula rasa: entonces
en un contexto de mayoría con necesidades básicas
más que satisfechas, cualquier discurso que
proponga el más mínimo cambio, va a sonar a
revolucionario: vienen por lo mio, que es lo mismo
que decir vienen por mí; no son muchos
los que creen que hay vida más allá del consumo y
de la propiedad privada, por lo mismo cualquier valor
va a estar atado a la razón instrumental: si los únicos
problemas que me importan están solucionados y gracias
a ella, para qué quiero la política (otra política);
eso lo tienen perfectamente claro se lo digas como se
lo digas así que cualquier sonido que vibre diferente
va a sonar peligroso, tenga coherencia ó no...la comunicación
ha cumplido otra vez, con su primera premisa: es
imposible no comunicar;y es posible comunicar mal
aunque fondo y forma no deban separarse más que
a los fines didácticos y...perceptivos (je)