Carta que mandé a muchos medios y periodistas hasta entonces amigos, en Entre Ríos. No la sacó ni publicó ni contestó nadie. Fue el 21 de marzo de 2008, a 10 días de la firma del decreto que planteaba las retenciones móviles. Cosas de la vida.
Me tienen podrido varios periodistas –me refiero incluso, a los más inteligentes y finos analistas- con este asunto del “campo” y de los “pequeños y medianos productores”. Si en la huella del lenguaje se encuentra un soporte ideológico, es común que los tipos de derecha hablen del “campo” como una entidad homogénea y simpática, hay en cambio, mucho progresismo que encontró por fin su sujeto político más allá del planeta de las instituciones, donde moran las vagas ideas de un mundo sin conflicto y los cadáveres de los proyectos políticos efectivamente encarnados. Ese sujeto político viene a ser “el pequeño y mediano productor”. Aunque también se me hincha el pecho y se me pianta un lagrimón cada vez que digo “pequeño y mediano productor” quería recordar que:
-Para sostener el discurso de que los cortes de rutas son hechos por “pequeños y medianos productores” es necesario mentar en éstos ciertas cualidades distintivas, posiciones de clase y virtudes, que lo convierten en un sujeto político, en el mejor sentido de la palabra. Este sujeto político, tiernamente defendido por los medios llamados progresistas, bajo el supuesto de que el aumento de las retenciones a la soja, el trigo y el maíz favorece la concentración de la tierra, es quien lleva adelante las medidas de protesta. Ni se menciona que los grandes capitales diversificados, y los grandes terratenientes, serían los eventuales beneficiarios de esta medida también. Porque decir también implica reconocer que se pelea contra el gobierno por la renta: y que si esa renta es menor o mayor, no deja de ser igual para todos, pequeños, medianos, grandes y grandotes “productores” (¿porqué no decir empresarios?) lo que se modifica es la escala de producción, no el margen. Y además, ese margen, es menor o es mayor de acuerdo a factores exógenos al “esfuerzo” de los tiernos productores: simplemente, se trata del auge de los biocombustibles –no sé si notaron que se está complicando un poquito la extracción de petróleo y combustibles en países democráticos como Irak o Afganistán o Nigeria y en países dictatoriales como Venezuela y Bolivia- y la decisión de un montón de tipos en China e India (con economías reguladas y fuertemente estatistas) que han decidido industrializarse. Por cierto, no es menor que gracias a las retenciones estamos relativamente afuera de las turbulencias financieras mundiales y que, si aumenta la ganancia de los bellos productores también se encarecen los alimentos, todos. Porque va a ser más rentable producir soja que arándanos, aún cuando no comamos arándanos, ni soja, el ejemplo vale para los pollos, el arroz, los citrus. Las retenciones móviles anunciadas otorgan previsibilidad para quienes quería previsibilidad pero sin retenciones, y estipulan que si el precio internacional baja, entonces también bajan las retenciones. A la vez, son sustancialmente mayores para la soja, lo que contribuye a la diversificación de cultivos. Sí, porque la diversificación y rotación –recontra probado está- sólo se consigue cuando hay un estado que maneja las variables de los márgenes de ganancia y los equilibra. No quieren un país sojero, no quieren que se sigan haciendo pelota los suelos, entonces posiblemente estemos de acuerdo: yo incluso propondría que las subas retenidas a la soja sean el doble de lo anunciado. Tampoco los progresistas quieren un país agroexportador porque queda feo. Bien, así como la diversificación de cultivos se logra manejando los márgenes de ganancia de cada cultivo, en la economía toda pasa lo mismo.
Yo no lo veo tan complicado, aunque sí entiendo que en el afán de ser opositor y tras haber albergado ilusiones líquidas en los gobiernos anteriores, se divague y se encuentre una grata combatividad en un sujeto político que es, sí, parte débil del capital orgánico, pero poco y nada tiene de progresista. Se los podría sumar, por supuesto, a un frente nacional. Algo así pasó tradicionalmente en los países emergentes con los industriales mercadointernistas, le problema es que, mientras en este modelo económico se han fortalecido gremios como los camiones, los siderúrgicos, los metalmecánicos y los albañiles, los trabajadores del campo, en la UATRE, siguen igual de débiles. Y eso que en la UATRE, a diferencia de los otros gremios mencionados, tienen la ventaja de que son tan buenos los patrones que hasta les hacen el paro por ellos.
Por eso es comprensible que donde debería decir: un grupo de empresarios cortan la ruta y se niegan a vender mercaderías para generar desabastecimiento, se diga, con el pecho hinchado de calor popular: pequeños y medianos productores del campo resisten al gobierno nacional.
Me tienen podrido varios periodistas –me refiero incluso, a los más inteligentes y finos analistas- con este asunto del “campo” y de los “pequeños y medianos productores”. Si en la huella del lenguaje se encuentra un soporte ideológico, es común que los tipos de derecha hablen del “campo” como una entidad homogénea y simpática, hay en cambio, mucho progresismo que encontró por fin su sujeto político más allá del planeta de las instituciones, donde moran las vagas ideas de un mundo sin conflicto y los cadáveres de los proyectos políticos efectivamente encarnados. Ese sujeto político viene a ser “el pequeño y mediano productor”. Aunque también se me hincha el pecho y se me pianta un lagrimón cada vez que digo “pequeño y mediano productor” quería recordar que:
-Para sostener el discurso de que los cortes de rutas son hechos por “pequeños y medianos productores” es necesario mentar en éstos ciertas cualidades distintivas, posiciones de clase y virtudes, que lo convierten en un sujeto político, en el mejor sentido de la palabra. Este sujeto político, tiernamente defendido por los medios llamados progresistas, bajo el supuesto de que el aumento de las retenciones a la soja, el trigo y el maíz favorece la concentración de la tierra, es quien lleva adelante las medidas de protesta. Ni se menciona que los grandes capitales diversificados, y los grandes terratenientes, serían los eventuales beneficiarios de esta medida también. Porque decir también implica reconocer que se pelea contra el gobierno por la renta: y que si esa renta es menor o mayor, no deja de ser igual para todos, pequeños, medianos, grandes y grandotes “productores” (¿porqué no decir empresarios?) lo que se modifica es la escala de producción, no el margen. Y además, ese margen, es menor o es mayor de acuerdo a factores exógenos al “esfuerzo” de los tiernos productores: simplemente, se trata del auge de los biocombustibles –no sé si notaron que se está complicando un poquito la extracción de petróleo y combustibles en países democráticos como Irak o Afganistán o Nigeria y en países dictatoriales como Venezuela y Bolivia- y la decisión de un montón de tipos en China e India (con economías reguladas y fuertemente estatistas) que han decidido industrializarse. Por cierto, no es menor que gracias a las retenciones estamos relativamente afuera de las turbulencias financieras mundiales y que, si aumenta la ganancia de los bellos productores también se encarecen los alimentos, todos. Porque va a ser más rentable producir soja que arándanos, aún cuando no comamos arándanos, ni soja, el ejemplo vale para los pollos, el arroz, los citrus. Las retenciones móviles anunciadas otorgan previsibilidad para quienes quería previsibilidad pero sin retenciones, y estipulan que si el precio internacional baja, entonces también bajan las retenciones. A la vez, son sustancialmente mayores para la soja, lo que contribuye a la diversificación de cultivos. Sí, porque la diversificación y rotación –recontra probado está- sólo se consigue cuando hay un estado que maneja las variables de los márgenes de ganancia y los equilibra. No quieren un país sojero, no quieren que se sigan haciendo pelota los suelos, entonces posiblemente estemos de acuerdo: yo incluso propondría que las subas retenidas a la soja sean el doble de lo anunciado. Tampoco los progresistas quieren un país agroexportador porque queda feo. Bien, así como la diversificación de cultivos se logra manejando los márgenes de ganancia de cada cultivo, en la economía toda pasa lo mismo.
Yo no lo veo tan complicado, aunque sí entiendo que en el afán de ser opositor y tras haber albergado ilusiones líquidas en los gobiernos anteriores, se divague y se encuentre una grata combatividad en un sujeto político que es, sí, parte débil del capital orgánico, pero poco y nada tiene de progresista. Se los podría sumar, por supuesto, a un frente nacional. Algo así pasó tradicionalmente en los países emergentes con los industriales mercadointernistas, le problema es que, mientras en este modelo económico se han fortalecido gremios como los camiones, los siderúrgicos, los metalmecánicos y los albañiles, los trabajadores del campo, en la UATRE, siguen igual de débiles. Y eso que en la UATRE, a diferencia de los otros gremios mencionados, tienen la ventaja de que son tan buenos los patrones que hasta les hacen el paro por ellos.
Por eso es comprensible que donde debería decir: un grupo de empresarios cortan la ruta y se niegan a vender mercaderías para generar desabastecimiento, se diga, con el pecho hinchado de calor popular: pequeños y medianos productores del campo resisten al gobierno nacional.
Disculpa Lucas; me lo llevo...
ResponderBorrarGenial.
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