sábado, septiembre 17, 2011

El amo juega al esclavo



Una nota en tal diario -del llamado "primer mundo"- a favor saldrá, previsible y aburridamente, en tales medios de acá. En contra, en tales otros.
Ajá.
¿Y?
El cómo nos ven.
Muy aburrido, simplista, esnob, técnicamente: una pelotudez.
Para consumo interno, de personas sin mayores intereses concretos en esos postulados, que se involucran, entusiastas, en peleas comunicacionales que, las más de las veces, no entienden. Hay poca inocencia en estas cosas. No tanto en los previsibles rebotes nacionales, donde las codificaciones son obvias, los campos de disputa bastante claros, los efectos razonablemente nulos. Sino en las disputas comunicacionales que se libran al interior de las sociedades donde esos medios de comunicación -del "primer mundo"- despliegan su campo de fuerza.
No es por desamor o por amor a la argentina, nada es por amor. Excepto el progresismo. Claro que progresistas, somos todos.
Sino fueran tiernamente irrelevantes para conmover corazones y explicaran más el conjunto de ideales de quienes replican (a favor y en contra, el cipayismo pierde un poco de sustancia cuando "baja" a los límites nacionales) hasta daría, señora, para enojarse. Pero ni eso. 

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