miércoles, septiembre 14, 2011

El día que me hice peronista.



A doce días del anuncio de las retenciones móviles a la oligarquía, escribí ésto (y me hice peronista. Pero: que por el "paro histórico" del campo, mi madre, también, se hizo kirchnerista. Y todos mis hermanos. Y mi hermanita. Y mi sobrinita, que ya tiene 9 años): 


Una de la niñez, la otra de esta vejez prematura y peronista. La de la niñez es así. Un largo viaje en el auto asmático por rutas entrerrianas y aburridas, el pequeño que ya se anticipaba petiso, va en el asiento de atrás, mi vieja maneja a 60, 60 kilómetros por día, hasta Crucecita Séptima, los mejores campos, mirando el techo va el nene engominado que fui, mirando el techo porque no alcanzo a la ventana  y pensando en la niña más linda que haya visto en su vida, el niño enamorado, pensando en Los Parchís. La concha de la lora, no puedo sacarme ese trauma! (Cuando Juan Cabandié me metió en el Ni a Palos, pobre, no habrá sabido que yo iba a escribir cosas profundísimas como ésta)  En serio. El día se va amaneciendo y recién sobre el mediodía llegamos al campo, entramos por calles de tierra, estacionamos. Los que ahí viven, los arrendatarios, son una familia de lo más amable. Nos sirven leche, de vaca. Amarilla, espumosa, francamente traumática para este niño y sus cuatro hermanitos varones, que han sido aleccionados duramente por su madre en que deben aceptar lo que se les ofrece y no ser maleducados y despreciar y bueno, pero no, este que fui se niega terminantemente a tragar esa leche de esa vaca pobrecita y llora. El nene, la vaca, ni mú.Otra imagen: nos invitan a comer, una gallina. El perro sale corriendo, las gallinas revolotean, el perro caza una y la trae mordida del cogote, adonde el hombre viejo (y sin dientes) la pone sobre el tallo de un árbol, le corta la cabeza de un hachazo y se queda con la cabeza en la mano (antes de leer lo que sigue, saquen a los menores de edad de la vista para que no presencien esta escena horrible) el cuerpo sin cabeza de la gallina empieza a correr chorreando sangre y el perro la corre ladrando desde atrás. Cinco niños, incluido el que fui,  cinco niños (o sea, mis cuatro hermanos y yo) lloran descaradamente. Los hijos del hombre viejo,en cambio, nos miran como si fuésemos unos chicos raros. Inmediata hermandad: creo que a estos los tendremos que cagar a palos. O sea, los hijos del viejo puto, es obvio, comisario, escúcheme comisario, que son asesinos seriales en potencia! Y nadie hace nada!  El perro trae contento la gallina, tiene sangre en la boca. Perro sanguinario. La mujer del hombre viejo y madre de nuestros enemigos, pone en una palangana con agua hirviendo a la gallina y empieza a pelarla. Cuánta crueldad. Mi madre, mientras ve a sus cinco hijos llorando, saca los sánguches del auto. Parte 2. De cuando el niño que fui psicoanaliza sus traumas y los proyecta hacia el peronismo.
 En el entrerriano almuerzo familiar se habla de la “mediación” del Obispo de Gualeguaychú en el conflicto con “el campo”. “El campo” va a seguir con los cortes a los tres accesos a Entre Ríos: Ceibas, en el cruce entre la 12 y la 14, el puente Rosario- Victoria y el túnel sufluvial Paraná-Santa Maia. Me quedo callado (Maia era mi chica entonces, la mina más buena del mundo, después de Sofía). Se comenta que vendrá Moyano y Delía y Moreno y las hordas montoneras. Mi hermano menor, pero mayor en cinismo, dice: el tema no es tan complicado, es de blancos contra negros.
Risas.
No muchas, no es cuestión de poner mal a la flía. Chimentos, campo y café.
Para distender, Tarantelaaaaaaa:



 La ocasión lleva a que mi abuela cuente por enésima vez que, los tantos campos de un pariente suyo, fueron vilmente vendidos para pagar la campaña por Alejandro Carbó, cuando Enrique era Gobernador de Entre Ríos y Alejandro candidato a vicepresidente de no sabe quién. Lisandro De la Torre, dice mi hermano, aburrido, mi madre se para. El que dejé de ser siente algo de pena. Las supuestas glorias pasadas, las herencias perdidas, los árboles genealógicos, no le interesan. Al que dejé de ser. Y al que soy. El que fui mira a los empleados estatales, derrotados, ahí sentados, gerontes: docentes y milicos. Que odian a los nuevos ricos, exaltan a los que heredan, todo así. El que no soy se hace un poco peronista, este mediodía. Piensa en quienes creen en la gloria pasada, piensa en el tío de su abuela, cuando fue a llevarle a Perón la renuncia (estaba en el GOU) porque no toleraba que se “junte” con esa actriz, o sea, esa puta, para los cánones de la época, esa puta, dicho con mayúsculas, viva el cáncer, puta. Piensa en el tío abuelo que fue gobernador de Neuquén con Onganía y que cuando asumió Perón pidió la baja del ejército. En el padrino, que fue interventor en la UNER y que mañana le van a pintar como todos los años el frente de la casa. Gente con descendencia. Gente así, buena gente, solidaria, pero necia, abrigada en un pasado que no fue, con mucho miedo, ay, la oligarquía, sus parientes pobres. Nada peor que los parientes pobres de ese temperamento criminal que es la oligarquía.
 El que, de todos modos no soy, es contradictorio: siente afecto por esa gente, variados, complejos. Pero no se siente parte de eso. Entiende, sin embargo, que hay odios ancestrales, representaciones simbólicas, un relato de glorias pasadas y una gente muy venida a menos que siente que el mundo giró para mal. En algún momento, todo se fue a la mierda. Yo creo que si los apretás por precisar ese momento te dicen: con la revolución francesa, de hace tres siglos. Pobre gente, pienso, y miro la cara de mi hermanita, aburrida de escuchar las mismas charlas, la de mi hermano menor, sonriendo, la de mi sobrinita que empezó primer grado, jugando con la comida. Su papá le cuenta que su tío, el que no soy, es periodista. Y bueno. Ay, pobre, me toma en serio. Ya crecerá. Las gafas de mi madrina, la detesto. El perro que me olfatea los zapatos, mi tío que anda indignado contra los montoneros, mi tía, tan tonta, que tiene la primicia: Cristina es judía. La cara en silencio del que, de todos modos, soy otro.
Creo que en este conflicto cultural, vamos a perder. Con la oligarquía.
Voy a estar del lado de los perdedores.
Con mucho orgullo.

1 comentario:

  1. se me hizo un nudo en la garganta amigo, el final es un cross de derecha.
    ariel

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