Banana

-Hola, qué tal, acá traigo la investigación que me pidió, sobre que Cristina es rehén de los gremios.
-Tás loco, pibe, Cristina va contra los gremios, dale con eso. Traeme en media hora algo.
-Pero usted me había dicho que....
-Pibe, dame esa porquería. Cristina va contra los gremios. Dale, buscame algo bueno sobre Barrionuevo...
-Tiro esto.
-No, pibe, no tires nada. Por ahí la semana que viene pegamos por ahí. Ahora tenemos una Cristina anti obrera que les da poder a los militares.




Qué personaje curioso Enrique Piñeyro. Esta nota, en Clarín, como sabe cualquier periodista, difícilmente podría pasar un examen de primer año ya no en una facultad de periodismo sino ni siquiera en Tea. Para Pineyro, que tampoco aprobaría un curso de historia en la escuela secundaria, su relato sobre su target, es válido para concluir que ya no hay límite entre...Cámpora y Lopez Rega. La operación discursiva, burda, berreta, y que le quita asidero y seriedad a cualquier otro planteo, es aún peor: la actual agrupación La Cámpora, entre nosotros, La Cámpera, es asimillable a López Rega. Da fastidio a esta altura de las cosas tener que recordar que López Rega fue un fascista criminal, organizador de la Triple A, autor intelectual -por lo menos- de innumerables crímenes aberrantes. La Cámpera te puede gustar más o menos, pero encontrarle un punto de similitud, más aún, intentar que no hay similitud, requiere de ciertas destrezas que a cualquier ojo serio le pareceran torpezas, pero requiere de ciertas destrezas de la imaginación que, como género literario, serían solamente malas, pero requieren también, Piñero, de la posibilidad de ser un canalla. Sí, de ser un canalla.
Yo creo, Piñero, que sos un canalla. Me sorprendió, tu nota. Ya ni te tomaba muy en serio, por tu habilidad y oportunismo, para hacer películas con tragedias ajenas, ponerte como héroe falseando la historia, pagando de tu bolsillo toda una película -algo sí que muy caro- que vos escribiste, que vos dirigiste, que vos protagonizaste y que vos te pusiste como héroe. Acordate, Piñeyro, porque yo sí me acuerdo, haber visto, por la tele, tu película antes de la estatización de Aerolíneas, por la tele, y la cantidad de notas elogiosas como experto de algo. Después entendí, cuando con la estatización se supo que muchos periodistas -y por encima de la división entre periodistas militantes y periodistas merecedores del Nobel- cobraban plata en negro de la empresa vaciadora, que hasta puso un diario, con Lanata, para estar del lado del más débil, tu nuevo empleador, Clarín. Me acuerdo la sorpresa de que te tomen en serio, porque tu película es francamente mala. Como actor no pegabas una y los diálogos eran un mamarracho. La coartada de "basada en un hecho real" puede funcionar para que te la pasen, una vez, en la tele. Porque, además, no cuestionabas la privatización.
Pero, ahora, por una disputa que implica la forma y fondo de la conducción de la empresa recuperada, resulta que, como Mariano Recalde es de La Cámpera, es homologable a...López Rega.
Hannah Arendt patentó una frase para una ocasión vergonzosa de la condición humana, el Holocausto. Sí que homologable a los crímenes de lesa humanidad que, aún se continúan juzgando en nuestro país, y cuyos efectos perduras. "La banalidad del mal"
A veces, tener que recordar estas cosas básicas, da pena. El oportunismo y chantaje, con miedos naturales, con los que juega con desmesura y banalidad un actor mediocre, con la suerte de ser millonario para pagarse lo que su talento le niega, remite más que a la banalidad del mal, a lo banana. Soy un banana, Piñeyro. Y como editorialista tenés la misma rigurosidad que como actor, director, productor y guionista. Y el mismo y justificado destino. La vergüenza de no haber sido.