miércoles, noviembre 16, 2011

Últimas Noticias:**Después de más de 12 horas, terminó el motín en la cárcel de Melchor Romero**    

POLITICA // POR LUCAS CARRASCO

La Isla de la Fantasía

El cuadro completo del conflicto por representación sindical entre un sector de dirigentes que responde a Barrionuevo en la aerolínea de bandera y otro sector de la sociedad que se ve impedido de utilizar los servicios dimensiona la situación.

Lucas Carrasco // Miércoles 16 de noviembre de 2011 | 01:40



   Comentá primero!            

La Isla de la Fantasía
El cuadro completo donde se agita el avispero del conflicto por representación sindical entre un sector de dirigentes que responde a Barrionuevo en la aerolínea de bandera y otro sector de la sociedad que se ve impedido de utilizar los servicios dimensiona y calibra la situación.
Cristina Kirchner acaba de ganar las elecciones para el tercer mandato del kirchnerismo que, aunque hoy conduce la casi totalidad del peronismo además de fragmentos de casi todas las culturas políticas democráticas y progresistas del país (un sector del radicalismo, que por esta razón, giró a la derecha y cayó en bancarrota electoral, la mitad de la conducción orgánica del ex Partido Socialista, hoy con la mayoría de sus seccionales intervenidas, y la izquierda, que sólo quedó representada en un digno papelón por los siempre sectarios agrupamientos  de cada Señor Samsa del trokismo, contentos porque una ley burguesa de la superestructura los obligó a unificarse bajo la amenaza de no otorgarles subsidios del estado de clase) expresa un dato histórico de enorme contundencia. Si se acepta la tesis divulgada por los más importantes historiadores del radicalismo de separar tajantemente al  Yrigoyenismo de Alvear y los antipersonalistas –que luego contribuyeron decididamente al derrocamiento de Yrigoyen durante el primer golpe de estado en 1930, se asiste por primera vez a la continuidad democrática de una corriente política durante tres períodos consecutivos.
La clave de esta situación no sólo es tributo del propio kirchnerismo, sino de la casi totalidad de la dirigencia política y de las mayorías nacionales que contribuyeron decididamente a la vigencia de la democracia durante un período de continuidad, arrancada en 1983, también histórico e inédito.
Estos datos se suman a la increíble diferencia entre la mayoría y las distintas minoriítas, el aumento constante del volumen electoral del kircherismo durante las elecciones presidenciales y el drama pintado, en plena crisis internacional, por la vanguardia de la derecha económica y reaccionaria, el Grupo Clarin y sus satélites.
No se puede obviar este cuadro porque sino se entra en un relevante y sofisticada discusión sobre personerías gremiales, calidades laborales, representaciones obreras y  desmesuradas desigualdades al interior de lo que otrora fue la clase trabajadora.
Entre las bombas iraníes que no cayeron, la corrida de toros detrás del dólar ilegal y el ataque de pánico generalizado por el Grupo Clarín, la figura de un actor mediocre que tiene la suerte de contar con fortuna familiar para pagar las películas que su talento le niega, cobra importancia al interior del monopolio como nuevo teatro de operaciones del miedo. Se suma, además, el proverbial cagazo de muchos periodistas que cobraban plata en negro del vaciador de Aerolíneas cuando ésta estaba privatizada. Este mismo actor mediocre demostrando también su pobreza como  guionista hoy escribió para el boletín interno de la empresa donde trabaja con su productora, el diario Clarín, que la agrupación La Campora ya debería llamarse López  Rega.
El insulto y la bajeza uno puede dejarla pasar, también el grado de profunda imbecilidad de quien supone que un conflicto con el ex funcionario kirchnerista y actual empresario del sindicalismo con Barrionuevo Ricardo Cirielli; el conflicto por….(¿por?) es parangonable con la Triple A y el prólogo al terrorismo de estado, hasta puede uno, porque le sobra el decoro y espríritu democrático del que carece este nabo, dejarlo pasar.  Ahora, sería bueno saber qué es en concreto lo que se pide por parte de Barrionuevo y sus seguidores, que pararon de trabajar pero no hicieron paro, y  reclaman públicamente por la paz en el mundo y la dulzura de los osos pandas: ¿es un asunto de cargos, de puestos en la empresa, de poner gente, de ganar más? De ganar más, difícilmente lo dirían en público, entre otras cosas, porque suena poco simpático saber los altísimos salarios que merecidamente ganan en línea con aerolíneas internacionales. El problema es que se dejó sin servicio por parte de seguidores de Barrionuevo a los usuarios que, al igual que el resto de los argentinos que en su mayoría no acceden al servicio, financian una empresa que estaba en quiebra y al borde del despido; pro reclamos que no se plantean sindical ni legalmente y con toda la comparsa del ruido que puede generar el Grupo Clarín y un actor que se autopromociona, literalmente, a cualquier precio.
Durante la tarde y la noche, tratando de averiguar qué había bajo el ruido, desde la empresa señalaban la ilegalidad de la medida y mencionaban suspicaces las empresas donde Barrionuevo y Cirielli tenían, digamos, entusiasmos por que sean contratadas para terceriarizar servicios. En las fuentes gremiales de quienes hicieron el paro que no paró pero dejó sin servicio a los usuarios, negaron que el paro haya sido un paro y refirieron demandas generales que no se encuadran dentro de normativas establecidas, pero que son absolutamente válidas como actor gremial o como simple voz ciudadana.
Por eso sería deseable, mientras tanto,  que no se agitara con demagogia miedos naturales a los vuelos, comunes entre muchísimas personas (yo soy una de ellas) en medio de debates altamente sensibles y complejos, que lejos de ocurrir en este país, atraviesan todas las aerolíneas del mundo.  Y con más gravedad.
El producto nacional es este actor que en busca de autopromoción se paga la película que escribe,  actúa, interpreta, dirige y produce y que, sí hay que reconocerle, aunqueno haya sido un hecho público, ayer le dieron el Premio Clarín a la mejor actuación.
 Lástima que cuando le ofrecieron salir del arte para hacerse cargo de las tragedias ajenas con las que nutre –además del dinero- su vocación por el papel protagónico,  tras su película donde no se cuestionaba la privatización aunque entonces estaba privatizada la empresa y en bancarrota, se negó.
Porque lo que no cuenta es que el presidente de la empresa, docente de derecho constitucional y, aunque con cara aniñada, decisiones firmes y conducción de la empresa, le ofreció ser asesor con amplias funciones para sugerir cambios que mejoren en todos los aspectos el funcionamiento de Aerolíneas Argentinas, se negó.
En La Isla de la Fantasía,  Tatú sonreía cuando gritaba “el avión, el avión” y llegaba a tiempo y sin demoras.  Un mal actor interpretando a Tatú, en La Isla de la Fantasía dice, deprimido, “ el avión….” cada vez que el avión nacional y popular aparece por el cielo. 
Cristina Kirchner acaba de ganar las elecciones para el tercer mandato del kirchnerismo que, aunque hoy conduce la casi totalidad del peronismo además de fragmentos de casi todas las culturas políticas democráticas y progresistas del país (un sector del radicalismo, que por esta razón, giró a la derecha y cayó en bancarrota electoral, la mitad de la conducción orgánica del ex Partido Socialista, hoy con la mayoría de sus seccionales intervenidas, y la izquierda, que sólo quedó representada en un digno papelón por los siempre sectarios agrupamientos  de cada Señor Samsa del trokismo, contentos porque una ley burguesa de la superestructura los obligó a unificarse bajo la amenaza de no otorgarles subsidios del estado de clase) expresa un dato histórico de enorme contundencia.

Si se acepta la tesis divulgada por los más importantes historiadores del radicalismo de separar tajantemente al  Yrigoyenismo de Alvear y los antipersonalistas –que luego contribuyeron decididamente al derrocamiento de Yrigoyen durante el primer golpe de estado en 1930, se asiste por primera vez a la continuidad democrática de una corriente política durante tres períodos consecutivos.

La clave de esta situación no sólo es tributo del propio kirchnerismo, sino de la casi totalidad de la dirigencia política y de las mayorías nacionales que contribuyeron decididamente a la vigencia de la democracia durante un período de continuidad, arrancada en 1983, también histórico e inédito.

Estos datos se suman a la increíble diferencia entre la mayoría y las distintas minoriítas, el aumento constante del volumen electoral del kircherismo durante las elecciones presidenciales y el drama pintado, en plena crisis internacional, por la vanguardia de la derecha económica y reaccionaria, el Grupo Clarin y sus satélites.

No se puede obviar este cuadro porque sino se entra en un relevante y sofisticada discusión sobre personerías gremiales, calidades laborales, representaciones obreras y  desmesuradas desigualdades al interior de lo que otrora fue la clase trabajadora.

Entre las bombas iraníes que no cayeron, la corrida de toros detrás del dólar ilegal y el ataque de pánico generalizado por el Grupo Clarín, la figura de un actor mediocre que tiene la suerte de contar con fortuna familiar para pagar las películas que su talento le niega, cobra importancia al interior del monopolio como nuevo teatro de operaciones del miedo.

Se suma, además, el proverbial cagazo de muchos periodistas que cobraban plata en negro del vaciador de Aerolíneas cuando ésta estaba privatizada.

Este mismo actor mediocre demostrando también su pobreza como  guionista hoy escribió para el boletín interno de la empresa donde trabaja con su productora, el diario Clarín, que la agrupación La Campora ya debería llamarse López  Rega.

El insulto y la bajeza uno puede dejarla pasar, también el grado de profunda imbecilidad de quien supone que un conflicto con el ex funcionario kirchnerista y actual empresario del sindicalismo con Barrionuevo Ricardo Cirielli; el conflicto por….(¿por?) es parangonable con la Triple A y el prólogo al terrorismo de estado, hasta puede uno, porque le sobra el decoro y espríritu democrático del que carece este nabo, dejarlo pasar.

 Ahora, sería bueno saber qué es en concreto lo que se pide por parte de Barrionuevo y sus seguidores, que pararon de trabajar pero no hicieron paro, y  reclaman públicamente por la paz en el mundo y la dulzura de los osos pandas: ¿es un asunto de cargos, de puestos en la empresa, de poner gente, de ganar más? De ganar más, difícilmente lo dirían en público, entre otras cosas, porque suena poco simpático saber los altísimos salarios que merecidamente ganan en línea con aerolíneas internacionales.

El problema es que se dejó sin servicio por parte de seguidores de Barrionuevo a los usuarios que, al igual que el resto de los argentinos que en su mayoría no acceden al servicio, financian una empresa que estaba en quiebra y al borde del despido; pro reclamos que no se plantean sindical ni legalmente y con toda la comparsa del ruido que puede generar el Grupo Clarín y un actor que se autopromociona, literalmente, a cualquier precio.

Durante la tarde y la noche, tratando de averiguar qué había bajo el ruido, desde la empresa señalaban la ilegalidad de la medida y mencionaban suspicaces las empresas donde Barrionuevo y Cirielli tenían, digamos, entusiasmos por que sean contratadas para terceriarizar servicios.

En las fuentes gremiales de quienes hicieron el paro que no paró pero dejó sin servicio a los usuarios, negaron que el paro haya sido un paro y refirieron demandas generales que no se encuadran dentro de normativas establecidas, pero que son absolutamente válidas como actor gremial o como simple voz ciudadana.
Por eso sería deseable, mientras tanto, que no se agitara con demagogia miedos naturales a los vuelos, comunes entre muchísimas personas (yo soy una de ellas) en medio de debates altamente sensibles y complejos, que lejos de ocurrir en este país, atraviesan todas las aerolíneas del mundo.Y con más gravedad.

El producto nacional es este actor que en busca de autopromoción se paga la película que escribe,  actúa, interpreta, dirige y produce y que, sí hay que reconocerle, aunqueno haya sido un hecho público, ayer le dieron el Premio Clarín a la mejor actuación. Lástima que cuando le ofrecieron salir del arte para hacerse cargo de las tragedias ajenas con las que nutre –además del dinero- su vocación por el papel protagónico,  tras su película donde no se cuestionaba la privatización aunque entonces estaba privatizada la empresa y en bancarrota, se negó.

Porque lo que no cuenta es que el presidente de la empresa, docente de derecho constitucional y, aunque con cara aniñada, decisiones firmes y conducción de la empresa, le ofreció ser asesor con amplias funciones para sugerir cambios que mejoren en todos los aspectos el funcionamiento de Aerolíneas Argentinas, se negó.En La Isla de la Fantasía,  Tatú sonreía cuando gritaba “el avión, el avión” y llegaba a tiempo y sin demoras.  

Un mal actor interpretando a Tatú, en La Isla de la Fantasía dice, deprimido, “ el avión….” cada vez que el avión nacional y popular aparece por el cielo. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario