Facundo Moyano, el Wachiturro (en el fondo y la superfice, nosotros, de verdad, lo queremos: y por eso estas discusiones), dice que "la contradicción principal" es el kirchnerismo versus el capital financiero y que, "cuando se luche contra eso" él va a estar. Seguramente, ya estuvo. Esta nota fue escrita el 1 de mayo del 2010, y viene bien, ahora que "la contradicción principal" está nuevamente, dando calidad al debate político(Vivía, en esos momentos, en la ciudad de Santa Fe, obsesionado porque Barletta me había podado el árbol que miraba al atardecer, mientras escribía estas cosas, mientras soñaba otras, que nunca conté, que nunca voy a contar)
La disputa en torno a la movilidad del impuesto a la exportación que pagan las grandes multinacionales cerealeras disparó un conflicto de enorme magnitud. Porque la trama de la historia nacional está atravesada por ese conflicto.
Una lectura nacional y popular en relación a la historia de la oligarquía, sobrestimó siempre -acaso como táctica política- el papel de los pequeños y medianos productores, con glorificaciones exageradas que tienen su punto cúlmine en El Grito de Alcorta o en el comportamiento de los arrendatarios durante el peronismo inaugural o las falacias que propaga Bussi sobre la Federación Agraria durante la dictadura.
Los militantes -vinculados fundamentalmente a las corrientes cristianas de la Teología de la Liberación y de la juventud peronista en los 70- de las Ligas Agrarias suelen tener una visión menos ingenua de esta situación. Pero la resolución 125 no la hizo ningún militante, sino un yupie sin ideología que venía de ser ministro de economía de felipe Solá, un "hombre del campo" duro y parejo.
Lo esencial es que, con las exepciones del caso, en la nerviosa fluctuación del precio internacional de los granos -acompañada ahora por la trama financiera que es demonizada por el conservadurismo rural y el utopismo que sólo existe en la UBA- hay una variable probable: ante la baja del precio internacional, los distintos sectores propietarios y rentistas se unifican en torno a disputas cambiarias, subsidios del estado, etc, a la par de que se pelean interiormente por quien capta la mayor tajada; ante la suba del precio y ante una tendencia alcista en los mercados a futuro, los vas a tener a todos juntos, con conciencia de clase, en un bloque homogéneo.
Eso explica porqué los gobiernos provinciales de la Pampa Húmeda no le cobran impuestos a los ricos (en el caso de Schiaretti y Binner, les hacen pagar al resto de la población los desmanes y la frívola ganancia de los "chacareros" a los empleados públicos y al resto de los trabajadores) y padecen una debilidad estructural y planificada para que sea el mercado internacional el que autoregule el comercio de granos y de carne.
Esta larga introducción es para recordar que la derecha tiene un sujeto social. Siempre lo tuvo. Es la clase social más importante de la historia nacional. Y no son cuatro garcas de la Sociedad Rural, sino un bloque homogéneo que disputó siempre el sentido común cultural que prime en la identidad nacional. Que el campo es la patria y todas esas verduras, la vienen diciendo desde antes que Leopoldo Lugones les cantara loas.
La trama de federales y unitarios en guerra escenificada en la división internacional del trabajo no sólo moldeó el país, su contrato jurídico y su jurídica hipocresía, también moldeó este bloque del atraso, el despilfarro y el universo cultural de la derecha.
Cuando esta derecha, la de "la gente común", agita el subconciente, es muy difícil frenarla. Lo logra cuando tiene un sujeto social, cuando encarna en gentes de carne y hueso y soja que disputan la renta.
La estatización de las AFJP mostró los hilos que unían esa estafa financiera con los grandes medios de comunicación y la patria bancaria. Desde esos sótanos del poder fáctico, se agitó la posibilidad de encontrar un sujeto social que defienda a los insulsos gerentes de la estafa. "El campo", con la complacencia de la Mesa de Enlace y la presencia de Alfredo de Angelli, devolvió favores y ladró contra la ANSES. Nadie le dio bola.
Tampoco "el campo" logró despertar pasiones cuando ladró contra el "Fútbol para todos" y menos aún cuando se sancionó la Ley de Servicios Audiovisuales. Una tapa del diario Clarín decía algo así como "el campo también está preocupado por la libertad de prensa".
No hay un sujeto social detrás de esta novela que nos quieren contar. Si Joaquín Morales Solá -tapa de la cloaca semanal "Noticias" hace seis años, anunciando su exilio al Uruguay- tiene miedo, a la cajera del supermercado de la esquina de mi casa (que es gorila, pero bonita) le importa un carajo. No moverá un dedo. Menos una cacerola. Ni que hablar de indignarse más de tres minutos y al sólo efecto de adquirir estatus social entre las viejas fanfarronas que abundan en mi barrio.
La cajera cree que si se siente neurótica por la intervención al INDEC, la esposa del intendente radical la va a invitar a tomar el té en su casa. Jamás. Pero, pobre, que siga intentando: sino sería insoportable ser cajera de un supermercado.
En la añeja densidad nacional la ausencia de sujeto social se suplía con los golpes militares. Hoy, la histeria televisada, que se suponía suple esta carencia, se demuestra impotente ante la voluntad política -principalmente del kirchnerismo, pero no solamente: Binner, Schiaretti, Ríos, el MPN neuquino, no son boludos y están comenzando a perder el miedo a los medios provinciales que antes los aterrorizaban. Ese paso de la impotencia de la histeria televisada a la reinvindicación de la política, la derecha, flojita de papeles, le llama "avasallamiento institucional".
La ausencia de sujeto social, la ausencia de los tambores militares como supletorio del sujeto social, lleva a la derecha a esta especie de teoría de los dos demonios vergonzante.
De pronto los ex presos políticos de la dictadura encabezan una dictadura. Los periodistas perseguidos y silenciados por la dictadura encabezan un ataque a la libertad de expresión. Y los miles y miles de pibes de agrupaciones que marchan por la ley de medios, que comenzaron a marchar cuando el menemismo, el duhaldismo y el progresismo de la Alianza, los cagaban a tiros, con gases lacrimógenos, con los robocop a los palazos, con los hidrantes cruzando la Plaza de Mayo y las plazas de todo el país, de pronto, esos chicos, amedrentan a sacrosantas instituciones martirizadas, como ADEPA y la Comisión de Equitación del Golf Británico.
Las Madres de Plaza de Mayo, ni más ni menos, ahora resulta que dan sostén a una dictadura. Da un poquito de pena, sobretodo porque nosotros merecemos un Vargas Llosa, no un inculto ilustrado como Morales Solá.
Hay en todo esto un problema. El progresismo que integra el gobierno, después de años de hacer política palmeando la espalda de las empresas que auspician programas de cable, no entiende muy bien de qué va la cosa. necesita imperiosamente saber que habrá en el 2011 renovación de contratos, pero no alcanza a ver qué barco llegará a buen puerto.
Los que están fuera de esa lógica social y expulsiva, en cambio, ven esto desde lejos. Ni les va, ni les viene. Que TNmbaum sienta miedito porque sus viejos amigos no lo invitan a los cumpleaños, culpa de la Yegua chavista que es de derecha, desgraciadamente tiene sin cuidado al colectivero del Fluviales que me lleva todos los días a Paraná. Un despropósito, ya sé: ese tipo, seguramente, no ha leído la Constitución. Y así de mal estamos, eh.
La ausencia de sujeto social y la imposibilidad de dar vuelta el escenario, enciende la furia, ya sacada, de quienes fueron puestos como vanguardia, como sujeto social de los intereses de la Asociación Empresaria Argentina. Y van al congreso a decir gansadas, hasta el punto que los legisladores del Grupo A se sorprenden de lo giles que resultaron estos tipos.
Puede que no Silvana Giúdice, que apenas si balbucea, pero difícilmente Felipe Solá, Graciela Camaño, Ricardo Alfonsín, Elisa Carrió, Federico Pinedo, vuelvan a sentir miedo por una editorial de Julio Blank.
Gracias a que Julio Blank participó de actor en la novela de la tarde. Y actuó muy mal.
La televisación de los conflictos psicoanalíticos de los presentadores de TN y del Grupo Vila-Manzano no está llenando más que las pantallas. Que son autoreferenciales, a diferencia de la gente de a pie, que es autoreferencial pero de su vida cotidiana. La que define y decide.
Justo en el mes en que se desaceleró el verdadero conflicto social, la inflación, salen con esta pavada desesperada para deslegitimar la Ley de Medios e intentar recuperar posiciones de poder privilegiadas.
Hay un problema. El desgaste al que es sometido, con sus más y sus menos, desde el 2004 este gobierno -aún cuando, el relato del medio pelo se empeñe en contar otra historia- tendrá y tiene sus efectos. Pero.
¿Qué otro gobierno, tras siete años, tuvo si querés un tercio del electorado de apoyo, y la consistencia y homogeneidad de un trazo social movilizado? ¿Qué otro gobierno tuvo, a siete años, un horizonte hacia adelante, la promesa con amplio consenso de la futura aplicación de medidas drásticas y transformadoras (por caso, la Ley de Medios, que es porque Kirchner se peleó con clarín, la Ley de Matrimonio Gay, que es porque Kirhcner se volvió puto, la gravación de la renta financiera, que es porque Kirchner se desprendió de los 2 millones, etc: el motivacionismo psicologista puede ser interesante para estudiantes de segundo año de Psicología, pero a la mayoría de la gente todas esas giladas les resbalan: no así el horizonte simbólico que proponen estas medidas, sus posibles efectos reales, sus implicancias conceptuales)?
¿En qué manual de construcción política se prioriza atacar a un gobierno por sus desmanes en el instituto estadístico, si el atacante no tiene mejores números de su anterior gobierno para mostrar? En ninguno. La propuesta, que la diputada de Clarín Silvana Giúdice agarra con cariño y entusiasmo, es tiren a la pileta al kirchnerismo y tírense ustedes también, así resulta más creíble. Ahóguense todos. Que se hunda la política así vuelven a gobernar en las sombras las corporaciones.
Propuesta poco atractiva aún para las formaciones políticas monotributarias que pueden aceptar el chantaje como táctica electoral. Los políticos suelen ser ambiciosos, tipos complejos, raros, que no respetan los pactos y los compromisos.
No sea cosa que mañana, con la derecha en el gobierno, salga un tipo como Fernando Iglesias a decir que Clarín es una mafia.
¿Suena, hoy, imposible? Hoy, sí. Mañana, quién sabe: el mañana se está definiendo hoy, y la mafia no lleva las de ganar.
Corazon, antes de decicarte al analisis politico consistente en hablar de las carteras y los zapatos de Moyano, escribias esto:
ResponderBorrar"e) Cuando se creen boludeces sobre Moyano -especialmente sobre sus hijos- se pasa de largo la construcción de la Juventud Sindical, nacida a partir de cuadros políticos muy sólidos y al calor del crecimiento del empleo y del empleo legalizado. La suma de prejuicios y mochilas históricas trasladadas así nomás, induce a no poder entender qué pasa por ahí: y es algo bastante grande lo que se viene."
http://lucascarrasco.blogspot.com/2010/11/un-analisis-mas-frio.html