domingo, diciembre 18, 2011

Triángulos


AIS › ORIGEN Y DESTINO DE LA CONFRONTACION DE MOYANO CON CRISTINA

La sangre y el río

Antes y después del acto en Huracán, Moyano y el gobierno intercambiaron mensajes conciliatorios, que no bastaron para detener el curso de colisión. Aliados estratégicos con roles diferentes, era la definición previa. Luego, trato de enemigos. Cómo afecta esta novedad los triángulos que Cristina y Moyano forman, uno con la oligarquía diversificada, otro con el aspirante Daniel Scioli. A pesar de la espuma de estas horas, la ruptura sigue pareciendo improbable.
 Por Horacio Verbitsky
Antes y después del furioso chaparrón verbal en la cancha de Huracán, Hugo Moyano y el gobierno nacional intercambiaron mensajes conciliatorios. Los recaderos fueron Facundo Moyano y el abogado de la CGT, Héctor Recalde, ambos diputados nacionales electos en las listas del Frente para la Victoria. Sin embargo, el curso de colisión no se detiene. Moyano se expone a un desgaste que comienza por sus propias filas, donde nadie muestra entusiasmo por dejarse arrastrar a una lucha sin destino. Su indiscutible eficiencia y representatividad como dirigente gremial desaparece cuando se aventura en el terreno de la política, donde priman otras reglas y condiciones. Fuera de las aguas sindicales puede mostrar los dientes pero se mueve con la destreza de un cachalote. El riesgo para el gobierno es debilitarse en las batallas pendientes con los sectores económicos más concentrados, que hoy parecen resignarse a su derrota pero atisban la menor debilidad para contragolpear.
Moyano exhibe cada vez que puede sus títulos en la lucha contra el neoliberalismo, cuando su MTA compartió con la CTA de Víctor De Gennaro y Germán Abdala la resistencia al desguace del Estado, la desregulación, la apertura y las privatizaciones, que en cambio apoyaban la CGT de Gerardo Martínez, José Lingieri, Armando Cavalieri, Carlos West, Oscar Lescano, Luis Barrionuevo y Andrés Rodríguez. Nadie le retacea esos méritos, pero si no admite que la conducción política que hoy alza esas banderas es la de CFK, corre el riesgo de sufrir la misma desubicación que De Gennaro ante el kirchnerismo y, en especial, frente a Cristina. El ex jefe de la CTA y hoy diputado por la izquierda liberal llegó incluso a alinearse en el mismo bando de la Sociedad Rural, contra un impuesto progresivo del primer gobierno que enfrentó a la oligarquía diversificada, desindustrializadora, desocupadora y reprimarizadora.

Dónde están los imberbes

Moyano se sentía en el palco de Huracán como Juan D. Perón expulsando de la plaza a los imberbes, a quienes ahora llama chicos bien, sin advertir las diferencias fundamentales entre ambas épocas y sus respectivos protagonistas. Si de intentar parangones se trata, esta vez el imberbe es él, que intenta disputarle el poder a Cristina, como los Montoneros en 1973 a Perón. O, para no sumirlo en la perplejidad, su situación evoca la de Cipriano Reyes cuando se negó a disolver en el naciente peronismo su Partido Laborista, que había cumplido un rol decisivo en el 17 de octubre de 1945. Al margen de las valoraciones ideológicas o incluso éticas que puedan sostenerse sobre esas experiencias, de una de las cuales fui parte, el dato político insoslayable es que ambas fracasaron sin atenuantes. Reyes terminó en la cárcel, acusado de un inverosímil complot para asesinar al líder y a su esposa, en combinación con tres sacerdotes, varios jefes militares, políticos nacionalistas y un funcionario de la embajada de los Estados Unidos, mientras el peronismo se consolidaba. Distinto fue el segundo caso, porque Perón ya era un anciano moribundo y Montoneros poseía una fuerza mayor y distinta a la del laborismo. En este caso el daño fue recíproco y favoreció la irrupción castrense que enlutó al país. Sólo el tiempo dirá a cuál de ambas circunstancias se asemeja más la actual. Héctor Recalde, quien acompaña a Moyano desde hace muchos años, habló con el líder de la CGT antes del acto en Huracán y le expuso su concepción sobre este momento político y la ubicación del sindicalismo. Insistió en la idea de la alianza estratégica entre el gobierno y el movimiento obrero, pero con roles diferentes. Moyano se declaró de acuerdo y le dijo que se quedara tranquilo, que la sangre no llegaría al río. Recalde transmitió el mensaje a través de su hijo Mariano, miembro destacado de la agrupación Cámpora, creada por Máximo Kirchner. Por la misma vía, recorrida en sentido inverso, llegó la respuesta presidencial: el gobierno no alberga intenciones de marginar o acorralar a Moyano. Convaleciente de una compleja cirugía intestinal, que incluyó una recaída por infección intrahospitalaria, Recalde no asistió a Huracán. Al conocer su contenido, y sobre todo el tono amenazante con que fue pronunciado, no podía salir de su asombro. Un funcionario del gobierno de acceso diario al despacho presidencial se refirió con sorna a la frase de Moyano: “Lo que pasa es que él cree que el río está más lejos

2 comentarios:

  1. Una duda que me quedó de un post anterior: ¿De Mendiguren es un joven honesto de La Cámpora?

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  2. La realidad nos marca a una Cristina imberbe,que insiste por la ley de tierras y el estatuto del peon rural,a la ves una Cristina imberbe incoherente,que cede un puesto clave al sionismo mas interezado por lo que le suceda a israel,que para solucionar la pobreza de las provincias donde tobabia impera el feudalismo

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