miércoles, diciembre 07, 2011

Oh, oh, oh!





¿Taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaannnnnnntos análisis sobre el cambio de gabinete?
Cualquier cosa que se diga será como el gabinete: previsible, aburrido y secundario.
Más interesante es cuando uno compara con 10 años atrás. No para, otra vez, recordar el espíritu asesino, criminal, que embandera a radicales que se piensan muy sofisticados. Ni para datar el comienzo del fin del radicalismo. O para otra vez recordar el rol de Chacho Alvarez, Alfonsín y Duhalde aliados por Clarin y Techint. Sino, sobre los gabinetes.
De La Rúa y Chacho Alvarez, entre un asesinato y otro, se ocupaban de las cosas que les importaban  (ninguno de los dos podrían recordar los nombres de las personas que asesinaron, sí, sin embargo, cada uno de los que fueron ministros. En tiempos de descreimiento y falta de pasión, hay que reconocerles, a Chacho y Fernando que sentían una verdadera vocación por el asesinato) como dividir puestos de gobierno. Es una lógica muy interesante, porque es de donde surgían problemas. Por ejemplo, no había ningún desacuerdo en reprimir trabajadores o quitar derechos históricos, sí, en cambio, hubo desacuerdo en que se dejara un ministro que estaba acusado, oh las formas las santísimas formas, de coimear a los senadores del peronismo y el radicalismo, para lograr ese objetivo en el que el presidente y vice sí coincidían. Obviamente, no fue por eso que renunció Chacho Alvarez, sino porque le dio miedo ser considerado corruptor. Asesinar, reprimir, estafar, son cosas que, bueno, vaya y pase, pero corromper a alguien, nooooo, por favor.
La lógica del gabinete de Chacho Alvarez y De La Rúa, era la contraria a la del kirchnerismo: era la renuncia a gobernar. Cada ministerio tenía su garante corporativo. Se recuerda poco que los grandes medios de comunicación -principalmente Clarín, durante el 2000: después de todo era su gobierno, hasta el 2001- hablaban del gabinete de lujo. Entre un asesinato y otro, todavía sus figuras siguen hablando como que volvieron de marte. Donde residieron los últimos 40 años. Pero, la lógica, era también cuartelera, muy a lo Chacho Alvarez: el toma y mata. Se balanceaba el poder, se equilibraba, se buscaba la mayor representatividad posible. Por ejemplo, si arriba estaba un conservador radical, segundo iba un derechista del Frepaso. Si en cambio un reaccionario del Frepaso estaba arriba, segundo iba un joven fiestero del Grupo SIDE, que en el radicalismo pasaba por progresista. Y la UIA tenía su ministro, la Sociedad Rural su secretario, la Iglesia su custodio, los milicos su garante, los progresistas sus lanzagranadas, los periodistas su sobre de la SIDE. Majul, entre otros periodistas berretas, colonizaron Canal 7 para hacer propaganda oficial, con la plata de nuestros impuestos: era tan pueril que no lo miraba nadie. Pero era muy divertido el gabinete de De La Rúa: tenía su cuota de peronismo, el apoyo de todo el partido opositor, del FMI, del Banco Mundial, de la Internacional Socialista, de la Embajada Yanqui, de la Unión Europea, en fin, se hablaba de la reelección de De La Rúa, del relanzamiento del Frepaso, qué tiempos lindos, che.
Lástima que entre un asesinato y otro, licuaron el poder político en segundos. El relato que convenientemente se nos legó, siempre esconde los muertos en pos de los ahorros de las clases medias altas que creyeron, bien a la derecha como Chacho Alvarez y De La Rúa, que eran viables un montón de asesinatos para sostener la farsa de la convertibilidad. Los muertos, no importan.
¿Se acuerdan del gabinete político y el gabinete técnico? ¿De Chacho Alvarez diciendo que de "la crisis no se sale con medidas progresistas"? ¿De los asesinatos con los que debuta Storani y en las protestas subsiguientes, metieron preso al Nobel de la Paz? ¿De Gil Lavedra, de Patricia Bullrrich, del hambre, las ollas populares, las cuasi monedas? ¿Se acuerdan de que el Cavallo que volvía era, uhhh recordar esto..., "desarrollista"?
Era tal el mundo alienado que envolvía a Chacho Alvarez, De La Rúa y sus secuaces que entre un asesinato y otro hablaban las más increíbles boludeces, como bajar el gasto político, eliminar los sindicatos, llevar "tranquilidad a la gente" (que seguía viva) y hubo un acto, ohhh esto de tener memoria, cosa fea, la memoria, señora Graciela Fernández Meijide (¿en qué quedó su causa por corrupcion?), hubo un acto para relanzar la Alianza, organizado por Chacho Alvarez y sus cómplices.
Los desocupados, que día a día crecían en cantidad, cortaban las rutas. Pedían...comida. Y Chacho Alvarez y Fernando De La Rúa mientras tanto, estaban preocupados por ubicar familiares y amigos en la nueva ronda de cambios ministeriales donde, según nos explicaba Chacho Alvarez en Página 12 o la revista Noticias, los medios laterales a Clarín, los nuevos cambios -los de esa semana- buscaban "fortalecer la autoridad del Presidente". Qué tiempos aquellos, no se hablaba de los asesinados. Sino, de la autoridad del presidente. Y los cambios de gabinete no generaban escepticismo en La Nación y Clarin, sino, cada vez más entusiasmo. Todo muy lindo. Les duró un año. Demasiados muertos. Hospitales cerrados, años enteros sin clases, muertos de hambre, de enfermedades curables, suicidios de jubilados, oh la memoria, la memoria, la memoria, qué cosa fea.
Yo me acuerdo los analistas que diseccionaban quiénes apoyaban -como si importara- a cada ministro, las internitas entre caciques y tribus, las mentiras escalofriantes (los asesinados se mataban entre sí, el 183% apoyaba las nuevas medidas de la Alianza, Machinea era socialdemócrata, López Murphi había sido de izquierda -JOJOJOJO: me da cosa linkear esa nota que dice exactamente eso, en fin, búsquenla, se van a sorprender- Cavallo era desarrollista, Gil Lavedra y Fernandez Meijide, De Genaro el día de su muertepolítica, cuando se reúne con De La Rúa para entregarle el FRENAPO, oh la memoria, oh, oh) y la necesidad de olvidar de la mayoría de los que integran ese círculo del hacer político y comunicacional, que fueron, de manera muy hija de puta, cómplices.


1 comentario:

  1. La memoria. Interesante reflexión a partir de la designación del gabinete.
    Me gusto mucho ese recuerdo q aparece como un tic nervioso q se descarga con amable violencia cada vez mayor, q aparece cada vez q uno se adentra en la narración del recuerdo de las movidas entre "tribus y caciques", digo, el recuerdo de los muertos. Que devuelve el clima de epoca, el clima de lo no narrado.
    Che, no encontre esa nota que dice que Lopez Murphy fue de izquierda. Compartila!

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