Sin resignarse -lo bien que hacen- en tirar la toalla, la escuela de poesía de los movileros, los dadaístas del québarbaridad, insisten en un discurso sueco anti industrialista. Como si, justamente, la discusión mundial ante la crisis, no les abofeteara, con contundencia, su discurso. No importa. La alianza social necesaria para el kirchnerismo se fortalece de este modo, aunque pierda, quizás, un porcentaje de corazones sensibles que, de todos modos, no tienen dónde recalar políticamente. Por que es Binner, el desocupado soviético, quien puede cobijarles su amor por las focas y el gilfosato, pero obvio que Binner, el desocupado soviético, tiene menos proyección política que Nito Artaza en La Bodeguita del Medio.
Uno, de atorrante y prepotente, tiene ganas de pedirles, reclamarles, exigirles, putearles en la cara que abandonen, de una vez por todas, corazones, la mamadera. Acaso buscando, noblezas de barrio, hacer la cosa más pareja. Más deportiva. Da un poco de cosa que Cristina, hoy y aquí y ahora, se coma la cancha. Sola. Mientras en tropel la oposición corporativa se desgrana, dejando solos (y aparentemente éticos) a Clarín. Los grandes empresarios no pueden largar la mamadera. Hadad y Moneta ya eran blogueros K. Manzano se deja la barba desprolija. Techint no sabe no contesta. Quizás esperan el momento oportuno para la venganza. La revancha social. De clase. Quizás adhieran a las bondades, racionales, del modelo. Quizás jueguen de adentro. Quizás no tengan el espíritu poético que uno les asignaba. Quízás manejen los tiempos. Quizás, no sé.
El empresariado -por llamarlos de algún modo- no quiere largar la mamadera del estado bobo. Aunque se reconvierta. Según nos dicen, a golpes de telefonazos. De Guillermo Polémico Moreno. Las pruebas, "en la calle", no son muy convincentes. Pero declinamos del parasitismo al viejo y fracasado desarrollismo, es una hipótesis. Con su secuela de agenda pública. Archiconocida, con sus más y sus menos, por todo argentino mayor de 50 años. Bueno sería, sin embargo, fundar, sin la ilusión del para siempre, pero para un par de generaciones, bases aún más sólidas. Democratizar el crédito, por ejemplo. Poniendo más audacia en el Banco Central y más seriedad en el Banco Nación. Reorganizar las "economías regionales" con ejes en el Mercosur. Establecer mecanismos de participación de la clase obrera. Avanzar, con decisión, en la política hipotecaria y de viviendas. Lanzar un plan masivo de vacunación o algo de ese tipo que le de un lugar más épico a la juventud movilizada que, convengamos, queda afuera de las grises rutinas del artilugio deformante de "la gestión". Integrar al empresariado nacional a un mecanismo de consolidación de la inversión y el crédito, hoy ausente. Pensar la política laboral a mediano plazo. Apostar, más fuerte, a la inclusión social de los llamados, por el cinismo de la sociología, "inempleables". Pensar las políticas comerciales y culturales en las nuevas tecnologías. Buscar, en sudamérica, un lugar en el mundo digital. Apostar a lugares de esparcimiento y recreación. Pensar la violencia cotidiana. Repensar el país, sus dramas y conflictos. Una política de transporte que aniquile el viejo esquema portuario. Cosas más interesantes, más profundas, que la improvisada injusticia de las tarjetas SUBE.
Las potencialidades del mercado interno, con tanta desigualdad social (que ciertamente se ha reducido, pero falta) deben explorarse más. En dirección a una mayor diversificación de la economía. Las condiciones, ciertamente, parecen darse. En los reflejos atinados para zafar la crisis internacional, la crisis financiera de occidente y la crisis militar de oriente.
El, ya casi estructural, déficit comercial con Brasil. La necesidad de dotar de una infraestructura a las conexiones de frontera. La asimilación de las diversas culturas nacionales en una totalidad frágil pero mínima, piso de una existencia común, nacional y popular. La educación y sus transformaciones, no sólo pensadas para una producción industrial, sino algo más abarcativo y moderno. Cosas así. Se me ocurren. Habrá otras, muchas más, claro.
Biennnn Compañero Lucas; como para despabilar un toque a quienes tienen tareas ejecutivas y no se le cae una puta idea y/o hacen la plancha cuidando sus quintitas...
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