lunes, febrero 20, 2012

Pedazos de salames K

El imprescindible blog, no recomiendo su lectura, hasta que deje de haber argentinos con hambre (breve interrupción: el bloguero rentado por la derecha española, Martín Caparrós, gran escritor, boludo hermoso, pero perdido en la luna, evidentemente, por la guita y diciendo giladas, inaugura toda una época, sin saberlo, obviamente: la de los que no aguantamos más la demagogia de los escritores. Señor, si usted va a promocionar su libro -voy a cometer el delito de subirlo gratis acá, así que no lo compren, yo lo voy a tipear y lo bajan gratis, pues es obsceno comprarlo mientras haya un argentino con hambre- no diga boludeces, de derecha, demagógicas y sinceramente pelotudas para quedar bien con el diario de la oligarquía y después traicionarse, y menos, gente grande, existe internet, sabemos quien sos, quienes somos, dejá de hacerte el moral, papanata, que te queda demasiado pero demasiado grande, te lo dice alguien que todavía te aprecia, aunque hacés lo posible por quedar en ridículo: hasta, por caso, cuestionarme mi trabajo en Crónica, vos que dejaste en la calle tirados a los trabajadores de Crítica de Aerolíneas, el oscuro diario donde nunca pudieron explicar, vos y Lanata, los empresarios millonarios con trabajadores pobres o desocupados, nunca pudieron explicar de dónde salió el dinero y adónde fue. Somos grandes, te admiro como escritor, pero te quedan chicas las discusiones morales, la demagogia chanta en los diarios de la oligarquía, la ética, los conceptos afanados de gente extraña, tu papel de banana resentido que tira títulos y se traiciona, sólo por que tus libros no se venden. Pero no se venden porque mientras haya un argentino con hambre, es obsceno comprarlos, yo los voy a subir gratis, y por supuesto, contaré con tu colaboración demagógica pues, ya lo sabemos, no viene de ahí tu dinero. En fin, de todos modos, las novelas de Caparrós son geniales, su imbecilidad narcisista no tiene que bajarle el valor a sus ideas políticas que, aunque alejadas de lo que pienso y siento, siempre son conmovedoras, inquietantes y originales. Fin de la interrupción) de Geraldhino, creo que se escribe así, subraya una noticia, bien tratada por el Gran Diario Argentino, qué es una garcha:


Arrancamos bien arriba, como ya no puede ser de otra forma. Y por fin nos venimos a enterar de cuál es el exacto porcentaje de desalmados en nuestra población. Fuerte. El que mandó esto que aparezca así le doy su correspondiente abrazo.

Uno se puede reír -no del error, que lo puede tener cualquiera, y todo ha cambiado tanto que creo que Clarín debe ser el diario con menos errores y Tiempo Argentino el que más, pero todo ha cambiado tanto: antes Página 12 era el diario mejor escrito junto con La Nación, ahora Página 12 quedó en la era de las olivetis y los comunicados de prensa y La Nación derrapa con analfabetos funcionales como Luis Majul o abriéndose a blogueros terroristas que, no sólo los mandan luego a la mierda como es mi caso, sino que hasta le reclaman el cobro (ya que estamos, se los recuerdo) y después se les ríen en la cara- sino más que el error, que lo debe tener obligatoriamente cualquiera, de la enormidad del espanto. Me chupa un huevo que 45 mil boludos vayan a ver al cantante, esa mersa televisada, yo creo que si el intendente de Lomas de Zamora regala Quini 6 consigue más de un millón de boludos que le golpeen la puerta, pero sí es un síntoma, corazones, de lo que sucede. Me freno. Una cosita. Correr por derecha a los intendentes del conurbano no es un deporte que a mí me interese. Ese deporte reaccionario y premarxista ya se hace con suficiente holgura, en los diarios que antes que estaban bien escritos o en los nuevos diarios K. Mientras Lomas de Zamora no tenga el dinero -perdón por ser de izquierda y parecerme a un peronista nacional y popular- que tienen los lugares donde se concentra la riqueza, ese deporte no lo practico. Pero, eso no quita (la dialéctica, otra cosita olvidada) que sea absolutamente espantoso que se decida, con un cantante de derecha español, festejar los 150 años de Lomas de Zamora. Merece, me parece, una reflexión. Que a mí me queda grande. Pero. Corazones.
¿De cuál peronismo hablan los pendejos que, por suerte, no vivieron los noventa y hoy estamos en la misma vereda? ¿Del peronismo de Julio Iglesias, del de Martín Caparrós, del de quién? Es raro. No sólo por que se aventura, desde la intendencia, la deshistorización del lugar -trayendo a un cantante español, de derechas, amante de los ricos y los lujos, y enemigo declarado de sudamérica- sino por la concepción que entraña y el futuro que promete. Hay que reflexionar sobre estas cosas. Lo digo en serio. No se trata de concepciones sobre cultura popular o elitista, no, esos badages quedan chicos: se trata, para decirlo mal y pronto, de no vivir la vida patética de un Martín Caparrós (son muy aconsejables sus novelas, que narran este periplo, especialmente, No velas a tus muertos) de ilusión y desengaño. Mis amores, se trata de comprender que en nombre de Perón, mañana te rompen la cabeza a cadenazos. Y en nombre de Perón, te operan la cabeza, gratis, en un hospital público. Perón no tiene, ya, nada que ver. O sí. Pero no es, creo, el momento de discutir eso. Sino lo urgente. Señores, señoras, cuidado. Una cosa es Cristina. Otra, ésto.
Escribí hace un par de semanas en Crónica (donde Martín Caparrós, el bloguero rentado del diario de derecha de España, me dice que tengo que renunciar por no obedecer la línea editorial de la patronal: cómo se nota que está acostumbrado a echar a patadas a los empleados!) que tanto Capitanich como Urribarri (mi amigo, el gobernador entrerriano) están sobreactuando, con su falta de profundidad conceptual, giros conservadores para comenzar a despegarse de Cristina, en vistas a la sucesión. Son movimientos sutiles, públicos, destinados a un público muy selecto, seguramente acompañados con el inevitable chupamedismo posterior de estas jugadas, pero expresan un estado de cosas. El peronismo no es un salón de té literario, y en cierto sentido, esto era esperable. Sólo hay que registrarlo. Es Moyano y su banda peligrosa, es Scioli y su comparsa. Y entendámosnos, por relaciones de fuerza, concepciones del poder o lo que sea, Moyano, Scioli, el intendente de Lomas de Zamora, Urribarri, Capitanich, Alperovich, etc, son un producto del kirchnerismo. En su medida y armoniosamente. Y contienen, los productos del kirchnerismo, por esa cosa olvidada de la dialéctica, el germen de su propia destrucción.
¿Pelear adentro -de qué, de dónde, para qué- mirarla pasar o construir otra cosa? Un viejo debate. Saldado, pareciera, en la historia. En el devenir del "fracaso" criminal, siendo amables, del Frente Grande o el camino lateral, el quedarse adentro de Néstor y Cristina. Pareciera, la cosa, saldada. Yo, dudo. Aún cuando, años atrás, me equivoqué y feo con estas concepciones. Tengo, además, el lujo de equivocarme sin mayores costos, por que no tengo responsabilidad. Más que con mi poca conciencia moral y personal. Que, a casi nadie más le importa. Pero el problema es que estos errores suelen pagarse carísimo. No me refiero en términos personales. Sino, los más chicos. Los que no vivieron el menemismo. O los asesinatos del Frente Grande, una agrupación fugaz de gente que ha vivido los últimos cincuenta años haciéndose los boludos. O intensamente el duhaldismo. Cuidado. Hay chantas que piden adherir a carnicerías históricas sin beneficio de inventario. Y a la primera de cambio salen corriendo. Han hecho eso toda su vida. Yo pertenezco a una generación que no tiene que ajustar cuentas con Perón, ni con el estalinismo. Que no la vivimos. Que la estudiamos con mayor objetividad, en buena medida, por que leímos con lejanía y burlándonos, por suerte, de los que ajustaban cuentas. Tengo que ajustar cuentas con un pasado en el que no creí: con el Frente Grande, con el menemismo, con el duhaldismo, o sea. Paro.
Una cosa es Cristina. Otra cosa es, son, los que en nombre del peronismo sueñan con rompernos la cabeza a cadenazos.O rompernos los tímpanos con Pimpinela. O rompernos las pelotas. La derecha los mira con cariño. La derecha revolucionaria -el bloguero rentado por España, por ejemplo, Martín Caparrós- los obvia, los desconsidera, hace como que no existen. Exactamente lo mismo que hacemos, nosotros, con los temas que nos complican.
Corazones. Buenas noches.
Da para pensar. Sin alarmas ni barullos, pero sin, en serio, demasiadas esperanzas. Una cosa es Cristina. Una cosa fue Néstor. El camino a seguir no saldrá de laboratorios sino en el decurso impreciso del devenir histórico. Ese que aveces pareciera elegirnos por nosotros de qué lado de la orilla quedamos parados.
Me voy a dormir.

3 comentarios:

  1. ay ay..............a pesar de la diferencia de generaciones coincido en todo!!!!!!!!!!!111
    Carolina

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  2. Las nuevas generaciones tenemos que, hablando dialécticamente, superar al peronismo. No queda otra.
    Pero ahora y ya, no quedan dudas que el espacio para la superación política del peronismo, lo genera el propio peronismo.

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  3. Pobre Insaurralde che, tampoco taaanto: http://www.lomasdezamora.gov.ar/noticia.php?id=1009

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