jueves, abril 05, 2012

Acostado, haciendo reposo, mientras me recupero, no puedo más que meterme de lleno en la coyuntura que es pre revolucionaria y esperando que, tipo la semana que viene, se haga la revolución, besos.

En la carta 79 del Partido Obrero respondiendo la carta 137 de PTS se debate, en profundidad, si deben sacar o no comunicados de prensa cada vez que leen en los medios que se desarrolla la ya recontraeterna crisis política que está en el marco de la crisis del capitalismo (todo, señora, está en crisis desde que existen estos jovatos, pero la crisis, al parecer, goza de muy buena salud) Lo divertido del entuerto es que se ha llegado, y continúa discutiéndose, a ninguna conclusión, por lo tanto el llamado Frente de Izquierda y Los Trabajadores aún no ha sacado ningún comunicado de prensa. Muy interesante, todo, ja. 


Es necesario advertir que el pasaje de una coalición electoral a un frente con una participación activa en la lucha política cotidiana, es conflictivo. En general, las coaliciones electorales se deshacen hasta, eventualmente, las elecciones siguientes. Toda creación política, incluso los partidos, tiene un carácter histórico transitorio, pero la coalición o el frente tienen ese carácter como un propósito definido. Debido a esta contradicción es que prestamos una atención especial a caracterizar el lugar que ha pasado a jugar el Frente de Izquierda -siempre potencialmente, o sea como producto de su acción- en la crisis política y en la evolución política de un sector de los obreros combativos. El problema es que si el Frente no se aplica a una intervención sistemática, dejaría ese lugar conquistado en el vacío, retrocediendo en la capacidad de un reclutamiento de fuerzas y, por sobre todo, dando una posibilidad al centroizquierdismo de recuperar terreno. No solamente no nos estaríamos preparando para la campaña electoral que comienza en un año, sino, mucho más importante, no estaríamos desarrollando el sujeto proletario que se manifestó políticamente hacia el Frente en agosto y octubre pasados. En resumen, es necesario encarar la transición política a un frente político sistemático.
La razón principal que se ha exhibido, según nuestro entendimiento, contra una política de definiciones sistemáticas del Frente de Izquierda, en la forma de declaraciones, es que privilegiamos el “‘declaracionismo’ a la lucha”. La separación entre una cosa y otra es unilateral; una lucha política conciente se prepara y se impulsa con un planteo político. No hace falta que digamos que una competencia sobre quién es más ‘luchador’, la rechazamos por liquidacionista. El silencio, en nuestra opinión, es insalubre. Pero la definición política, de parte de un frente como el nuestro, tiene una función importante, que es delimitar los campos con rivales de clase que compiten con nosotros en las luchas parciales o políticas. Por ejemplo: nosotros estamos contra el tope en las paritarias y Moyano, ahora, también. ¿Vamos a largar ‘la clásica’, ‘que Moyano luche’, o vamos a oponernos a la regimentación de las paritarias desde nuestra política, y a delimitarnos de la burocracia sindical? El Partido Obrero es de la segunda posición, pero incluso si hubiera una divergencia sobre este punto, nosotros buscaríamos un acuerdo de acción del Frente, siempre que no comprometa posiciones de principios, y debatiríamos la diferencia en un marco determinado. En la lucha ambiental, deberíamos defender nuestro ángulo de lucha de clases, a diferencia de lo que hace el movimiento ambientalista, que se pone en un plano antropológico (pre-capitalista). Por sobre todas las cosas, tomar posición sirve de orientación para una intervención concreta en la lucha de clases.
El tema del ‘declaracionismo’ tiene su lado curioso, porque mientras los dirigentes de nuestros partidos consideran válido criticar las declaraciones de otros, por ejemplo las de Plataforma 2012 -crítica que reivindicamos-, no producimos nuestros propios pronunciamientos frentistas sobre los temas que abordan las declaraciones que criticamos. No se ve cuál es la conveniencia de actuar de rebote en lugar de tomar la iniciativa.
La otra objeción que recibimos a la propuesta de producir pronunciamientos políticos ha sido de otra naturaleza: que primero deberíamos dejar de ‘bloquear’ (?) la salida de una revista de la Asamblea de Intelectuales en apoyo al Frente de Izquierda.
En primer lugar, debería sorprender el pasaje del autobombo obrerista a la prioridad de una revista a cargo de una asamblea de intelectuales. Si tuviera que salir una revista, tendría que ser bajo la dirección del Frente, con participación de intelectuales y de no intelectuales. ¿Desde cuándo un socialista consagra el monopolio de la palabra o del texto a los intelectuales y se la niega a los obreros? Es inevitable la conclusión de que el propósito de la propuesta es marginar la centralidad política del Frente de Izquierda y (además) de los Trabajadores, en función de un cálculo que desconocemos y tampoco fue explicitado. La deliberación acerca de la revista ha estado confinada a una “Coordinación”, porque la asamblea se ha reunido solo una vez después de las elecciones.

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