El Hidalgo de Cota de Armas Mauricio Macri
Macri no tiene un título Real, pues sería de una simpleza apabullante: el procesado Macri. Quien necesita renunciar a su candidatura presidencial, sin saberlo, para quedar bien con la Corona. Analizar el futuro de un partido vecinal como el PRO no tiene mucho misterio: será lo que sea Macri o no será nada. O sea, nunca va a ser mucho. Macri, dicho sin ánimos de insultar, es el representante de esa transversalidad política que son los empresarios parasitarios, de concesionarios que cobran la concesión. Es como alquilar tu casa y pagarle al inquilino. Así funcionan los trenes, así funcionaba el Correo Argentino, hasta que le sacaron el curro, precisamente, a Macri. Como emblema de esa clase parasitaria, Macri es elemental, primitivo, culturalmente simple. De haber vivido, como seguramente sueña, en EEUU, habría revolucionado las ciencias sociales dándole más prestigio al conductivismo, por lo menos en la psiquiatría.
Macri apoya al rey Juan Carlos por varias razones menores y una sola, estratégica, vital, importante y definitiva. Las razones menores son que el PRO recibe dinero de fundaciones que maneja el Partido Popular, que es el franquismo que va a elecciones. Además de dinero, organiza giras electorales para candidatos que quieran sacarse fotos con derechistas europeos: este turismo de campaña en la campiña requiere pruebas de amor como la reciente. Pero vamos a lo importante: Macri necesita el título real (en el sentido nobiliario, aristocrático; o sea, trucho, del término: que es la contracara de lo real verdadero). Y ese título, dado que no tiene sangre azul ni se acostó con ninguna princesa -su alteza esposa tiene súbitos, pero es por falta de controles en los talleres clandestinos- lo tiene que comprar a la corona, ésa que titula, "el jefe de gobierno" con mayúsculas y negritas, en vez del elemental "el procesado Mauricio Macri". No es muy difícil de entender. Cualquier boludo, ni hablar un tipo de eficacia e inteligencia estratégica como el jefe de gobierno Jaime Durán Barba, sabe que un intendente procesado no puede hacer turismo de estadista (éso que vende, justamente, el PP de España) sin que el juez lo autorice a salir del país. Más aún, para hacer campaña en las provincias, esa excursión a los indios ranqueles que culpa de la democracia todo candidato a presidente debe hacer, necesita pedir permiso al juez, porque Macri está procesado.
Los medios del Grupo Clarin otorgan títulos nobiliarios, pero los venden. A la aristocracia de la corte suprema (escrito en el original sin mayúsculas, que conste) le gotea el prestigio hasta tanto resuelva la situación del Grupo Clarín, al resto de la dirigencia política opositora, la acaba de amonestar, lo que constituye la posibilidad de un mejoramiento del sistema republicano: que la oposición se despegue de los grupos corporativos como Clarín, que los conduzca, no que los conduzcan. Macri tiene las manos atadas. Macri no puede hacer eso. Macri necesita comprarle a la realidad virtual un título real: podría ser, dado que no se puede escribir "el procesado Mauricio Macri recorrió las obras del subte H"; sí "El Hidalgo de Cota de Armas Hijo de Papá Franco recorrió las obras del estado nacional y se puso un caso para inaugurarlas" para que todos nos riamos del chiste.
Macri, resigna así su candidatura a presidente, porque no es boludo. Sabe que haciédole caso a Clarín tiende a chocarse la calesita.
¿Pretenderá Durán Barba -otro que tiene que pedir permiso para salir del país- romper más adelante con Clarín y ahora zafar del título real con un título comprado a la realeza?
Cuando eso suceda, veremos, Su Alteza
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