Dejando de lado cierto elitismo -muy propio de la JP de los setenta- hay apreciaciones interesantes, dichas al lado de la Senadora Nacional del Uruguay, la esposa del presidente. ¿Porqué desde argentina se puede ser oficialista del Uruguay o de Cuba o Venezuela o Brasil (no creo que sea el caso de Caparrós) y crítico, de las mismas cosas en Argentina? ALTO. La pregunta no es una chicana. La cuestión es la tensión, clásica, entre la política y la intelectualidad. Pedir coherencia programática es pedir la anulación de esa tensión. Y, en mi nunca modesto entender, el kirchnerismo es excesivamente programático, por eso le tiran con todo a Caparrós y, por eso, Caparrós está tan enojado.
Pero bueno, ése es asunto de señoritas sensibles y poco curtidas -como nuestra delicada flor de primavera Martín Caparrós u otro exponente dle tulipán holandes como Julio De Vido- una actitud más predispuesta habilita hurgar qué hace tanto ruido. Y tratar de cambiarlo. Por el bien de las cosas importante.
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