miércoles, mayo 02, 2012

Pejotízame y dime que me amas, pedazo de hijo de puta



Da un poco de gracia que el tren de los derrotados, analistas de sistemas infectados por virus de indiferencia; los analistas de diarios, tan viejos, amarillentos, ahora se hayan, digamos, pejotizado. Y derramen lágrimas por una supuesta purificación K, donde quedan afuera los monigotes que sirven, como comodín, de fuentes para decir una cosa o la contraria: con ustedes, pasen, señores, aplausos, "los intendentes del conurbano". Ja. Vamos, no jodamos. 
Resulta que en el relato apasiguado de nuestra derecha bestial, ahora son, los susodichos comodines, mansos capitostes del dialógico consensual mundo de las armonías. Da un poco de gracia. Hombres grandes, che. Andar bolaceándose así. Tener esperanzas tan poco motivantes. Ya falló, ya fue, esta es la degradación del duhaldismo como esperanza blanca, es menos que cero, mis amores. Vamos por algo que tenga más goyete. Veníamos bien, corriendo por izquierda a Cristina. Después, agitando el peronómetro (cronómetro de perdedores, que las antenitas de vinil del aparato, detectan, al toque) y ahora, ya en el último peldaño, resucitando el peronismo de Ermiño Higlesias, naaa, es mucho para tan poco. Falta que al Rey Juan Carlos lo condecoren como peronista de Perón y Isabel, para contraponerlo a los caniches de Cristina, Abal y Medina (va con rima) o el peronismo de Sarte y Simone, arriba los corazones, que es el que profesa, mis adorados, quien escribe. O sea, yo. Hombre lúcido, demasiado modesto para andar mostrando sus dotes de genialidad ante un mundo sombrío que no supo comprenderlo. Apuesto. Inteligente, humilde, un chico de barrio que siempre estuvo para las grandes ligas, verdaderamente, qué lujo puede darse, todavía, Sudamérica, tener viviendo, ahí, en su terruño, ni más ni menos que a Lucas Carrasco. Qué jugador y no lo ponen!
Chau, putitos.


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