jueves, mayo 31, 2012

Temporalidades







Los escándalos pasan. Significaba un escándalo las revelaciones de que Cirigliano estaba a cargo de los trenes. Lo sigue estando de la fabricación de los decodificadores. El estado no puede, todavía, hacerlos. Aún si estuviese -creo que no- entre sus metas. El kirchnerismo creó una empresa estatal de exploración del espacio. Y expropió YPF. Los recursos humanos, en estos casos, son escasos. Y huyen, en general, a trabajar (no a cobrar de) en el estado. Los "científicos" toda esa porquería de persona que se festeja cuando se "repatría" son, en general, personas muy chantas. El estado invirtió en ellos -los más pobres de este país, que son los que pagan impuestos, por eso, los judíos marxistas plantean, como en el aumento del monotributo, la igualdad: paga igual el que más tiene que el que menos. Lo que te digo, se viene el socialismo- que desinvierten al estado. Todo muy conmovedor. Repatriar científicos, esto es, no cobrarles la deuda, estatizar sus deudas privadas, trae, creen los políticos, brillo. Más allá de que son conscientes de que es una total chantada. Sigamos con los escándalos. Vino lo de Ciccone. El escándalo hace mella por que son todos "empresarios" que no producen nada, hacen loby en el estado, merodean las cajas, son básicamente, impresentables. Basta con no hacerse muchas ilusiones de semejante lumpenburguesariado. Haya, o no, cometido delitos. Se cobran a Rafecas por un juez impresentable. Y al Topo Righi por Natalio Ruiz, el hombrecito gris. Que, viendo lo que queda sin Righi y cómo le pegan -eso del promedio académico y sarasa- dan ganas de apoyarlo, a Natalio Ruiz. Nada de todo esto hace, en realidad, mella al gobierno que estatizó, nuevamente, YPF. Los que estábamos en esta vereda, además, quedamos, un poco, inoculados. Eso tiene sus pro y sus contras. La visita a Angola, para cualquiera con dos dedos de frente, crea un rechazo hacia el Grupo Clarín. Más, hacia Lanata. Que tuvo el tino de esconder, finalmente, la defensa de los derechos humanos del grupo terrorista UNITA financiado por la CIA. Un descalabro, alguien, a tiempo, les habrá avisado. Que eso es un mamarracho. Y entramos en el dólar, el dólar narco. La reedición de un clásico. Hay presiones devaluatorias, siempre presentes, en la oligarquía. Que, de pronto, ve actualizados los esquemas fiscales regresivos en algunas provincias de la Pampa Húmeda. O los esquemas fiscales un poco más progresivos, como el de Entre Ríos, o el de Buenos Aires. También hay una minicorrida, cuidadosa, de algunos bancos. Son los más cercanos al kirchnerismo. Han ganado fortunas (con fuertes críticas al gobierno). No serán sancionados. El sistema bancario no ha sido tocado. Permanece, como legado del kirchnerismo, ahora administrado por Mercedes Marcó del Pont, que es progresista. En los canales de cable. 
Probablemente lo del dólar narco dure poco, es impresentable. Necesario, para tapar el escándalo, con desnudo incluido, del QueremosPreguntar, mamita, qué manera de hacer el ridículo. 
Así, de la manera narrada, mira la realidad, un periodista. El promedio de los periodistas. Como superposiciones, con temporalidad lineal, de postales. Es una manera de analizar las cosas que no sirve para nada. Los políticos, los que tienen mayor olfato, miran la realidad, la analizan, desde sí mismos. Los mejores periodistas, también. Los más creíbles. Miran desde su "posicionamiento". Así miran, también, los empresarios. 
Cuentan sus apariciones e indisibilidades, en la escena pública, que no es, solamente, los medios de comunicación. Para los periodistas y para los militantes tontos la escena pública es solamente los medios de comunicación. Ahora, aderezado con la separación, banal, de buenos y malos. 
Conviene, quebrar, esa temporalidad lineal. Pensar, por ejemplo, el despliegue de YPF en la economía real, de acá a un año (cuando hay elecciones, que definen el rumbo institucional del país). O los efectos psicológicos en torno al ruido del dólar narco. El repliegue, natural, de las clases medias del país. El cierre que estos movimientos generan en el peronismo, que cuando huele ataques que no van a triunfar, corre en solidaridad con el ganador. Que es, y sigue siendo, Cristina. La debilidad, quizás momentánea, de la intelectualidad kirchnerista, que no puede decodificar, más que con planteos leninistas obreristas de dudosa eficacia práctica, lo que sucede en la CGT. El desconcierto en el mundo digital, que no sabe, para dónde ir. Más que los reflejos de luchar contra fantasmas, conscientes de la pérdida de tierra firme. La mayoría se manda a guardar, en realidad. En general, tanto en el kirchnerismo como en la oposición, se piensa que estamos en un intermedio de algo, que las cosas tienen que decantar, para un lado o para el otro. ¿Y si no fuera así? La economía no está creciendo como antes. El discurso económico es brutal, salvaje, primitivo. E incomprensible. Entonces la realidad queda reflejada como un diario timermaniano: la cultura de izquierda, la política de centro y la economía de derecha. Error. Pero, es lo que hay. El problema es que se da por sentado que las cosas tienen que ser así. En mundos paralelos, incomprensibles entre sí. Hay mucha resignación. 
Hay que quebrar esas temporalidades lineales. 
Registrar, por ejemplo, que la derecha está olvidando los paradigmas neoliberales y avanzando, progresivamente, a una visión más estatalista de las cosas. Que la crisis militar, que derivó en financiera, de occidente, nos está beneficiando y complicando a la vez. Que la crisis es todavía militar en oriente, especialmente, en Medio Oriente. Y que esto puede, sólo quizás, afectar el crecimiento de China. Y ahí, mis amores, sí estamos jodidos. Que el mercado interno, que se ha consolidado levemente, todavía tiene margen para crecer más. Que hay una nueva cultura política, que contempla a los medios de comunicación como lo que son, factores de poder. A todos los medios de comunicación. Que hay actores clásicos que están debilitados en la escena, principalmente, en la escena conservadora; como la Iglesia Vaticana, en crisis financiera (en nuestro país, su sucursal la mantiene el estado y optó, con inteligencia, en desituar la conducción suicida de Bergoglio), como la Sociedad Rural, como el Grupo Clarín. Que el estado por primera vez se muestra en áreas como la telefonía celular, con presencia regulatoria. ¿Cuántos votos de jóvenes trae al kirchnerismo, para graficarlo de manera comprensible, sancionar a Movistar? Esa es la diferencia de calidad del kirchnerismo con el resto de las corrientes políticas, les lleva varios cuerpos en leer la sociedad y sus estados de ánimo. Que, en el mundo digital, nosotros, somos leídos como presencia estatal. Con quienes se puede debatir. Más allá de que no sea así. Cuando la derecha más sacada nos putea -hoy contabilicé unos 500 en Twitter; no sé si es le promedio de todos los días, pero son muchos- hay un inmenso "centro", donde está, digamos, la gente común, que ve con simpatía que se pueda preguntar, razonar, putear, alegrar y debatir con kirchneristas. Aunque, de esos 500, unos 100 sean kirchneristas, contratados en el estado, luchando, valerosamente, por su planta permanente. Irrito, no sé porqué (sí sé por qué) a esos chicos. Hay que leer que el kirchnerismo es quien contiene las demandas populares. Desde los planteos de derecha, como subir el mínimo imponible de ganancias, hasta los de izquierda, como sancionar a Movistar. La complejidad de abordaje del kirchnerismo para la izquierda que quiere patearle el culo radica ahí: conserva su rebeldía, contiene las demandas opositoras, adquiere prestigio de rebelde, mientras que a derecha, les corre el arco y los va haciendo, de a poco, estatistas, los hace entrar en su juego. 
Hablemos de economía. La reunión de nuestro Foro de Davos argentino, o sea el Consejo Nacional del Partido Justicialista, le restó poder a Scioli. Anunció que, si siguen jodiendo, vamos a las urnas. Ratificó, digamos, formalmente, el liderazgo de Cristina. La CGT quizás formalice la división que la persigue desde hace años. Las paritarias están teniendo un techo que, por un lado, gana a la inflación (que va a ser menor por las medidas judeomarxistas ortodoxas para desacelerar el consumo interno: señores, desacelerar, no planchar. Y el año que viene, hay elecciones. Es decir, se ordenan, de manera ortodoxa dentro de un esquema heterodoxo, aunque no se lo diga así, algunas variables, de manera de calentar motores para el año que viene. Decir que esto, como se preanunció, es un ajuste, es un disparate. Ajuste con YPF expropiada, aumentos salariales y expansión monetaria, ay Ciccone, ja, es una joda) y por el otro, disciplina y emite señales, sí que un poco fuleras, a los empresarios concentrados. Avanza, aunque tenue y perdiendo fuerza, el blanqueo laboral. Crece la masa que paga impuestos. Las medidas en torno al dólar legal y al dólar narco, tendrán, en el nicho de ilegales de clase media alta, su efecto, ay ricura!, progresivo. Y las medidas para controlar importaciones están, ya, teniendo efectos, quizás neutros en términos de crecimiento (frenan el crecimiento del comercio importador, sube el crecimiento del industrial sustituto) pero no así en términos de empleo, variable, mis amores, más estratégica. Quizás para el año que viene entremos en pleno empleo. Y argentina mantiene sus mercados primarios diversificados. La señal, hacia adentro del palacio conservador de Cancillería (cómo les debe doler que esté ahí Timmerman, es uno de esos gustos que, gracias al kirchnerismo, uno se puede dar en vida: un judío, de izquierda, ajeno a la diplomacia, pero culto y sofisticado en su mirada del mundo, ahí) que envió Cristina, al quitarles el comercio exterior y al viajar a Angola, necesita, con el tiempo -tiempos vaticanos, ahí, en esa mugre que es Cancillería- consolidarse. Pero va en una dirección, mamita, que da orgullo. 
Días atrás, el ex Ministro de Devaluación de Duhalde, hoy a cargo del sello de la UIA, escribió en Página 12 una nota que no leí. Una señal. De disciplinamiento de esas porquerías brutales que son nuestros ensambladores y vaciadores de empresa, que pasan por burguesía nacional. 
El capital extranjero está, también, disciplinado. Esos son factores que hablan de la economía. 
En cuanto a la política, el precio de los granos sigue firme. Avanzan las inversiones en la minería y se espera el petróleo. La inflación está siendo controlado, aunque es obvio que vamos a vivir con una alta inflación los próximos años. Mientras se pueda mantener en un 20% y con esta conducción política el país seguirá en buena senda. El tiempo juega a favor nuestro. Esa es el dato principal. Los imprevisibles, que hacen a la historia, se verán. No son predictibles por naturaleza. Pero, repitamos todos en voz alta, el tiempo, juega, señora, a favor nuestro.


2 comentarios:

  1. Entregaron la Libertad a cambio de una ilusoria prosperidad, y ahora están perdiendo ambas. ¿Valió la pena?

    ResponderBorrar
  2. Si Chavez le regaló una casa a una tuitera chavista. a Lucas Carrasco deberían regalarle al menos un puesto de pancho

    ResponderBorrar