jueves, junio 14, 2012

en economía, lo importante, son las expectativas y las malas metáforas

El plan de viviendas que anunció Cristina ¿cuánto puede, o va a impactar, en la línea de flotación de las expectativas de los pequeños y medianos jugadores del mercado interno, cuánto en las expectativas de la rueda del mercado interno, que es la construcción en general, pero la construcción de viviendas populares desplegadas federalmente en general?
No se puede medir, son expectativas.
Los economistas, cuando les fallan los números, dicen boludeces sobre piscología social. ¿Tienen las expectativas alguna incidencia en el crecimiento anual del PBI? Todo economista, dirá, con cara de metáfora gastada, como árbol que tapa el bosque y foto que no es película y frazada corta y ojo de la tormenta, que obvio, papá, obvio. Pero cómo lo saben, eh. ¿Miden la felicidad de todos y luego la dividen por la cantidad individual y les da que, bueno, el año pasado, a mí me dejó mi novia, es -9%, creo, pero se la está garchando otro hijo de puta (+18%) y entonces los dos crecimos un 9%. Por cierto, linda, vos no contás, sino se hace muy complejo, para mí, hija de puta, ¿o creíste que iba a sumar que remontaste un 89%?
Claro que si el forro de tu novio gana menos que el año pasado, o perdió una pierda en un accidente y eso le costó vender su casa por que además se incendió, o ponele, es un suponer, que el hijo de re mil puta se siente para la mierda y está en un pozo depresivo del cual, sabelo, no va a salir jamás, entonces, en realidad, corazón, es que vos valés más y el porcentaje de expectativas que adquirió con vos, vale mucho más. Por que vos valés más. Hija de puta. 
La rueda de la economía interna es la construcción, pero no en general, sino de viviendas populares desplegadas de manera federal. Eso mueve la pelvis de la economía. Por que incorpora cantidad de trabajo de baja calificación -en la construcción misma y en el ciertas partes del traslado- y trabajo calificado- ingenieros, pequeños y medianos constructores, maestros mayores de obra, camioneros. Incluso, el basto ñocaje nacional de abogados, arquitectos, contadores, punteros, lotadores, milicos, escribanos se pone en marcha. Alto, no tienen, por supuesto, que laburar. Sólo firmar. Y ganar. Oh, cómo deben de tener parada la expectativa. 
Habrá algunos problemas. Por ejemplo, la empresa de tierras que el Vaticano, la última dictadura teocrática de occidente, tiene en Argentina, no paga impuestos por que está inscripta como religión oficial. Al punto que sus obispos reciben, además de impunidad penal,  un salario de ñoqui como secretario de estado. Para que ni siquiera tengan que cazar elefantes. Sino para que hablen, sin que ningún inspector los controle siquiera, con su amiguito imaginario. Que no podría pasar ninguna auditoría, ya que se niega a contestar preguntas. Sólo regala cosas. Oh, el populismo de dios..,
Los milicos fueron cediendo a sus socios en masacres, la Iglesia oficial, tierras. Las mejores tierras. En comodatos truchísimos. Todos, ya construidos y vendidos. Lindo quilombo se va armar el día que se estudie seriamente eso. 
Por otro lado, los gordos burócratas del Banco Nación, paaabres, van a tener que llenar papeles. Sé lo feo que es trabajar. Pero,. calma, es sólo un tiempito. 
Quitando que Axel Kicilof habla para la tribuna y Diego Bossio para las tías solteronas, y que en el chupetómetro de alcahuetes que rodean a Cristina, ésos que cuando pierden el cargo salen corriendo a putearla (no es nada contra vos, Alberto Fernández, aplaudidor honorario y eximio representante de los que ponen cara de boludo en el Salón Blanco), te hablan como si se acabara de lanzar un ataque con misiles sobre un potencia imperial, ponele, la República de Comunidad Internacional, es la gris tarea diaria la que definirá la cancha. Y si la cosa sale, para parecer serio, un 59,3% nomás bien, creceríamos a la mitad de las tasas chinas, o sea, un paraíso para la historia del capitalismo nacional, estaríamos entrando, corazones, en el año electoral que definirá la suerte de la reelección de Cristina, con buenas, ejem, expectativas. 
La UOCRA, mis amores, ahora tiene mayores expectativas en la interna de la CGT. Oh, la magia de gobernar.
Ni que hablar los gobernadores, que se van animando a cobrarle impuestos a la oligarquía. Tienen, a disposición, el Banco Central. Los progresistas del Banco Central, que son como Martín Redrado pero progresistas, no juegan a nada, todavía. Pero la presidenta habilitó que de ahí salgan como garantes de préstamos que muevan la pelvis de las economías regionales. Hasta ahora, ni noticias. Pero hay que poner unas fichitas ahí. 
Cuentero como soy, cuentaré una anécdota personal: hasta la llegada del kirchnerismo, en mi rol de periodista marginal en medios marginales de Paraná, ciudad donde decía que vivía, lástima que estar todas las noches en la radio me deschavó la cosa, yo medía el volumen de un político por las giladas que dijera sobre "el campo" y lo que omitiera de la construcción. El bajo coeficiente de importación de la construcción de infraestructura y casas populares, contrastado con el país que mira al puerto y se va en barcos a alimentar cerdos chindios, servía, en aquellos tiempos de absoluta sequía ideológica, para calibrar derechas e izquierdas. 
Hoy, también.
Con un agregado: sirve para entender la brújula abismal de por qué la enorme diferencia de Cristina con su segundo inmediado, ni más ni menos que el entonces gobernador conservador popular de Santa Fe. 
Desde el microclima portuario si se está a favor del jugo de naranja se es una especie de socialista revolucionario. Por eso los gobierna Macri. Y la izquierda es Ibarra.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario