sábado, junio 16, 2012

Pero es macanuda. Y ojo, en Facebook está re buena.

Un gato trepa la pared cascada del callejón. Con un saco gris, de hombros anchos, entre la neblina acecha la figura del hombre que avanza. Saca las manos del bolsillo. No está armado. Extiende la mano derecha y dice, con voz ronca, pero raramente amable:-Hola, soy Fuentes.-¡El del Conurbano!
Entonces se despierta, todo sudado, Van Der Koy. El detective poeta tuvo su peor pesadilla.


En todos los lados de occidente hay un debate sobre las fuentes en el periodismo. A grandes rasgos, es un debate superado en Argentina, donde la discusión comunicacional (al igual que la psicoanalítica, o sea, los dos grandes géneros literarios hoy en crisis) es radicalizada, profunda, de avanzada. Alto, pelotudos. Dije, la discusión. No, necesariamente, sus resultados. Sigamos. En oriente, siempre a grandes rasgos, este debate está saldado a contramano de occidente. Pero la mirada occidental, muy sobreinterpretada sobre, por ejemplo, la dinámica China en Internet o la condena a priori al África o a la ideología musulmana, infinitamente menos violenta en el haber histórico que la ideología católica, está demasiado sesgada, esa mirada, y entonces es difícil entrarle por ahí al asunto. Como a una señorita de fuerte ideología musulmana o católica, es difícil, digamos, entrarle.
En la radio Hank entrevistó, noches atrás, a Juan Carlos Fuentes, que es, además, Ministro de Fuentes Confiables. El asunto, en ese contexto, sonaba de lo más serio. Sobre todo luego de que Zambayonny sorteara la provincia de Tucumán.
El contrapunto radica en que nadie, seriamente, se puede, últimamente, tomar en serio este asunto de las fuentes. Tiene que ver con muchas cosotas sustantivas, je, fueron bien estudiadas por los posestructuralistas.  Que, si les sacamos demasías -por ejemplo, la compulsión por el asesinato del sujeto y hasta del hombre- queda una resaca interesante para abordar la cosmogonía de los estudios comunicacionales. Tan pero tan pajeros. Tan autocentrados. Autocelebratorios. De tanto autobombo quedan con el bombo, jo, jo. Aplausos y ovación. No tengo, alerto, nada muy interesante que decir sobre las fuentes. Nos llama la atención, a mi ego y a mí, o a mí y mi vanidad, como prefieran, que el asunto, además del encuadre democratizador, profundizado en la era kirchnerista, que es, digamos, el aspecto jurídico, no concite debates por que se da por superado. En una dirección libertaria. Además.
Qué se yo, nunca vende una nota que hable bien de nosotros como sociedad. Pero tenía ganas de escribirlo, putitos. 

1 comentario:

  1. ¿Y el argumento de esta nota? Todo bien eh, pero como que atrasás décadas. Un poquito pasado de moda tu forma de escribir, parecés que querés decir algo pero le prestás tanta atención al hacerte el gracioso que la idea se evapora. Periodismo bonzo del subdesarrollo palermitano. Un abrazo Janter Tompson.

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