El tipo que se daba vuelta hasta para mirarle la cola al viento

De proseguir en la desatinada comprensión de la "crisis internacional" que, como sostenemos en solitario las múltiples personalidades que habitan este blog, es el derivado tóxico de la crisis militar; hay un riesgo, subyacente, de multiplicar los efectos negativos de esta crisis. 

Tanto el relato AntiK de que es el "viento de cola" el que permitió la recuperación de la Argentina, relato noventoso donde el estado, supuestamente, nunca decide la asignación de recursos y políticas, como el relato de cierto kirchnerismo bobo que atañe a "la crisis internacional" hasta los anteojos de Lapegue, le erran en diagnosticar lo que sucede y, más preocupante en todo caso, las prospectivas, hacia adelante, en los que deciden las cosas -las cadenas de significantes, muchachos, deciden- pueden verse pelotudizadas. 

Hay restricciones al crédito pero estábamos, por suerte, lejos de la extorsión de los organismos multilaterales. Qué hubiera sido sin el desendeudamiento K, es historia contrafáctica, pero la historia que conocemos nos indica que ya hubiera estallado todo a la mierda. 

Hay restricciones comerciales, sí, eso afecta. Y hay recesión en las economías "con las que ensamblamos" y las que compran el ensamblaje, lo que trae un problema en la balanza de pagos. Por la deflación, además, de importados. Todo muy feo, Doña. Pero también, como se trata, la crisis internacional, de un derivado tóxico de la crisis militar, íntimamente ligado a la financiarización del capital de la muerte, esos capitales mutan en reaseguros, se diversifican y aumentan su cartera hacia los activos más "seguros", los siempre volátiles comodities. Doña. El oro, la soja, el petróleo, la carne sin procesar, los aviones no tripulados y los programas de Tinelli. Por ejemplo. 

Ni viento de cola ni dejá de mirarle el culo. 

El Gran Desafío, dicho con esa morisqueta que ponen los economistas de programa en el cable, es distribuir esos excedentes de la maldición holandesa o haraganería nacional, los frutos de la tierra, en hacer crecer más el mercado interno. Pura racionalidad técnica instrumental. La Argentina crece por que el kirchnerismo hizo crecer el mercado interno, con políticas proteccionistas, sí mi amor, con dólar alto, también, aunque en la canasta de monedas de las economías de las que dependemos (la dependencia nacional está diversificada: el monocultivo se lo vendemos a muchos) está ahí, dicen, al límite, qué se yo, eso, depende de tantos factores, causas y crea tantos factores y causas...pero nunca es el eje, no lo ha sido, de la recuperación nacional. Sino la baja del empleo en negro, las políticas sociales, que incorporaron al mercado interno a millones de argentinos, viva la patria, etcétera. 

Es así. 

Y ese es el camino. 

Por que todavía hay mucha gente afuera, mucha gente en negro. Se puede hacer crecer más el mercado interno. Sin necesidad de grandes redistribuciones ni afectar, por ejemplo, a los engolados señores de la Cámara de Alimentos, causantes y beneficiarios de la inflación, a los mercaderes de la tierra y los ladrillos, en fin, a toda la patria del gaucho, el milico y el cura. Que ya bastante mal se sienten, pobres. Y el ministro de salud que no hace nada. Por el problema emocional que sufren los ricos y famosos, desde Miami, por esta cosa fea y negra que estamos viviendo de la chavización de los sectores populares endrogados. 

Sostener ésto, lo que se consiguió, es una meta. Profundizarlo...puede ser, no sé, hay que ver. No se trata de mi deseo o el de mi vecino, pobre, que además desea con todo el fervor del alma que se vaya todo a la mierda. Pero como dice el Subcomandante Alberto Fernández, desde las montañas del sureste de Puerto Madero : que no venga la derecha. Ojito, Doña. 

Las paritarias han cerrado sin mayor conflictividad más que la división, preexistente en realidad, de la Cámara de la Salud, que se conoce con el pintoresco nombre de CGT (por sus siglas en inglés). La suerte de los empresarios gremiales me conmueve hasta el alma y me dan ganas de escribir frases de amistad para almanaque, pero por suerte, los trabajadores formales y sindicalizados, motor estratégico del modelo kirchnerista, van a estar mejor. Y los que están fuera de ese mundo, más o menos la mitad del país, tienen la seguridad de que las conquistas sociales (la universalización de la jubilación, la asignación universal por hijo) están, ya, siendo políticas de estado con seguridad jurídica, pero no de la que le gusta a los federalistas de la provincia de Chicago, donde las pizarras orientan la Patria. Mucho mejor. 

Y después, para todo lo demás, podemos seguirnos peleando por giladas. La monada se entretiene. Y es todo, pero todo en este mundo, tan tierno y encantador..., querubín. Pimpollo de mi corazonada. Sería muy lindo, por ejemplo, tener alguna política hacia la juventud, ah. Que es la que más sufre el desempleo, el empleo precario, la exclusión educativa, políticas universales. Sólo lo puede hacer una fuerza política y es el kirchnerismo. 

La única fuerza que comprendió que es con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Mi amor. 

¿Han notado que los avances progresivos, hacia una sociedad más libre, no se detienen; y mejor todavía, dejaron, ya, de escandalizar y son parte del sentido común del país? 

El sucio trapo rojo, una maravilla. Se casan los putos. Se blanquean empleadas domésticas. Se discute el aborto. La legalización de las plantas que vende la DEA. La desacralización sexual.  La equidad de género. La generación de una nueva generación, no vale la redundancia, dirigente, en diversos campos, del mundo político, cultural, artístico, sindical. El apoyo a la ciencia. A la investigación. La inversión con capitales generados acá. 

El mundo tiene sus coordenadas ideológicas, el viento de cola del sentido común, enfocado, hegemónicamente (perdonalos, Gramsci, no saben para qué mierda te mencionan) hacia otro lado. Y nosotros, en la uña encarnada del mundo, muy lindo, todo. Eso también hace al clima de época y a las posibilidades de la economía. 

Mis amores. 

Carruajes del alma. 

Comenzaron los sorteos del más ambicioso y sistemático plan de viviendas desde el primer gobierno de Perón. 

Decirlo, así. A secas. Qué cosa. Que ha pasado tiempo.

¿Puede incidir, por sus efectos, digamos, materiales, concretos, pero también por sus expectativas desalmadas, en el crecimiento de un...3%?

¿5%?

Son números. Importan. Pero no dejan de ser abstracciones, demasiado poco complejas para su lejanía con la cotidianeidad. El amor es una abstracción compleja que tiene mayor cercanía con la cotidianeidad. El plan de viviendas es la mayor política de construcción de institucionalidad desde el retorno de la democracia. 

Las viviendas no son el viento de cola. Y desmienten que por la crisis internacional nada puede hacerse. Apuntan a la distribución de la riqueza, no sólo, y en lo tibio que se ha sido, a la distribución funcional del ingreso. 

Y organiza, de otro modo, la disputa política, la social y la gremial. El que no lo quiera ver, que se joda.