Discutir el estado

Calma, burócratas, que no hablo muy en serio. Todavía no se puede discutir seriamente el estado, ese instrumento de los poderosos contra los débiles, de las clases altar contra las bajas. No es muy complicado. Esa afirmación no pierde validez por su afirmación, aparentemente, antitética, de que el estado es la única herramienta, que no es, señores, la política, eso es verso, es el estado, la única herramienta que tienen los pobres para salir de esa situación. De esa situación de pobreza a la que fueron sometidos por el estado. Los ricos, que se hicieron ricos gracias al estado, pueden seguir siendo ricos a pesar del estado.
Es la dialéctica, mis amores.
¿Cómo es posible que sea más eficaz el estado para arreglar un bache que para hacer algo con la persona que enfrente a ese bache, duerme en la calle, y duerme en la calle por acción, no por omisión, del estado?
En la respuesta a esta no pregunta cotidiana radica la discusión. Pendiente. Hoy, imposible. Dado que primero hay que sacar a la gente que duerme en la calle.
¿Y porqué duerme en la calle?
Por que los burócratas saben que desde el día en que no haya más indigencia los vamos a discutir a ellos, sus privilegios, su conservatismo, su ineficacia, sus mentiras.
Es así de simple.
Los burócratas son, a menudo, subestimados por los ricos. Se equivocan. En eso hacen bien los sectores populares. Nunca subestimes a un burócrata, es un experto en sobrevivir. Están ahí desde tiempos inmemoriables, se quedarán ahí hasta el fin de los tiempos. Todavía falta para que podamos vencerlos, discutirles sus impulsos conservadores, hacerlos trabajar en algo importante. Va faltando cada vez menos, para esa discusión pendiente e inexorable, sobre el estado. En conjunto.
Ja.
Obviamente, el Poder Tribunal mira estas cosas con muuuuuuuuuuuuuchas sospechas. Hacen bien. No hay que subestimarlos.
Es probable que se vacía el congreso nacional de ñoquis antes de que algún encumbrado delincuente del Poder Tribunal tenga que comparecer en la justicia. Ni te digo de ir preso.
Pero esta discusión, inexorable, la hacemos nosotros o la hace, tarde o temprano, la derecha. Con sus recetas. Ajuste sobre el que limpia los pisos del juzgado y sobres para los jueces. O guita para los concesionarios y chamuyo para la plebe. Nos conocemos todos. Sabemos que esto es sencillamente así.
Por eso, sencillamente porque ni el alfoncinismo ni el peronismo realmente existente, se plantearon estas cosas creyendo que la gente es boluda, por eso y por la caída del Muro (íntimamente ligada a estas discusiones) es que existió el menemismo. Que debe ser pensado y discutido seriamente. Debe ser comprendido cabalmente.