La deuda externa argentina.

En diciembre queda pendiente el último tramo del pago de la deuda externa y no hay ningún indicador de que no se vaya a pagar el cupón más raro del canje de la deuda que es el que está atado al crecimiento del PBI y por el que nadie daba un mango. Hoy vale una bocha.
Ya el año que viene los pagos son menores porque es un año electoral. Casi todos los aciertos y desmesuras políticas se explican justamente por que hay que pagar la deuda externa. Un esfuerzo nacional que sin embargo ya no es una amenaza a la gobernabilidad, a diferencia de los subdistritos provinciales. La diferencia sí se da en la ciudad de Buenos Aires que es el estado bobo para los prestamistas. Aunque la ecuación mejoró desde que gobierna Macri y se fueron los chantas del progresismo que endeudaron hasta el colmo a la Provincia del Puerto.  
El desendeudamiento aún no cunde como sentido común como demuestra la "exitosa" colocación de deuda por parte de Pimpinella, el radical ortodoxo. Pero dejó de ser un problema de gobernabilidad a partir de que las provincias continuaron la tendencia del gobierno federal que a su vez profundizó de manera audaz una tendencia que recorría el tercer mundo. El cronograma de pagos es aliviado de acá a la finalización del mandato de Cristina.
Y la deuda externa y su cumplimiento ya no es materia de debate en la agenda pública. El Poder Tribunal no ha metido a nadie preso en la larga e infame historia de este negoción de los delincuentes bancarios, que dicho sea de paso siguen gozando del choreo social bajo la evidente mentira de la libre competencia y etcétera, muy clarita en el curioso caso de los neoliberales que se oponen a que la aristocracia del Poder Tribunal radicada en la Provincia del Puerto deposite los fondos que no junta pero dilapida en el banco correspondiente a quien le gira los fondos. Una obviedad. Pero es muy difícil discutir, por ejemplo, con un macrista. Porque no es una derecha inteligente. Hasta dan ganas de explicarles que así se hunden irremediablemente en un destino vecinal. Pero, como muestra el video, los macristas están en otra. En la onda del amor, digamos.
¿De verdad, alguien en su sano juicio, no la mersa que pretende asistir a los foros de meditación que esta derecha estúpida, iletrada y naif pretende llevar adelante con el curioso concurso de Lorenzetti, el candidato a algo que preside la corte suprema; de verdad alguien en su sano juicio pretende que Macri va a ser, ya no ganar, sino ser candidato a presidente y que en alguna localidad a dos kilómetros de la Provincia del Puerto alguien lo va a votar porque fue presidente de Boca?
Mamita.
Los microclimas son así.
El canje de la deuda, el desendeudamiento y el pago al FMI se mostraron políticas estratégicas hasta el punto que desaparecieron de la agenda más emblemática sobre el rumbo del país. El pago nunca concretado al club de prestamistas usureros agrupados bajo el nombre de Club de París muestra los hilos de las marionetas financieras y sus verdaderos objetivos: la sumisión y dependencia de los países periféricos a la vieja Europa, estado subsidiario de la maquinaria bélica yanqui.
Da un poco de cosa que muestren así sin pudor tanta arrogancia imperial. En su bancarrota, no quieren cobrar una deuda al contado con liqui. Ja. Algo raro, por supuesto, hay. Y se nota. Es el mecanismo que utilizaron los emisores respaldados en la maquinaria bélica para organizar la división internacional de la desigualdad social y salir de las habituales masacres xenófobas -la Presidenta tiene razón: Europa es xenófoba...¿no es, además, qué tan quisquillosos los arios en la Provincia del Puerto, una obviedad recorriendo hasta el más racista de los manuales de historia?- subsumiendo pueblos del tercer mundo como es el caso emblemático de Palestina. Todo en nombre de dios, Doña.