Se denomina "historia contrafáctica" (en Wikipedia la llaman historia contrafactal) o ucronía, en el campo específicamente literario, a lo que pudo haber sucedido pero no aconteció. Puede tomarse, para mayor rigor, el acontecimiento como categoría filosófica. Pero bue, el punto es que la historia contrafáctica simula todas las técnicas profesionales de la disciplina historiográfica. Y tiene el mérito, corazones ardientes, de proveer a la imaginación de premisas sí aplicables a la interpretación histórica existente. A menudo, la historia contrafáctica más que acentuar o sostener los supuestos ideológicas hegemónicos, los cuestiona. La imaginación, chichipíos, tiene esas facultades. Por ejemplo, dentro de 6 meses, cuando cumpla años (hipótesis estadísticamente plausible, pero, quién sabe si llego vivo al 17 de febrero de 2012) dejo de ser un chichipío.
El mate se originó en la cultura guaraní y de ahí en quienes comerciaban con ésta. Es decir, la zona del río Paraná, el río Paraguay y el curso superior del Río Uruguay. Es común, entonces, en el sur de Brasil, en Uruguay, Paraguay y Argentina, principalmente en la pampa húmeda o más principalmente, en la Mesopotamia, las provincias de Entre Ríos, Misiones y Corrientes. Hoy se puede conseguir yerba aceptable en París. Y su consumo avanza en algunos países árabes. En Uruguay y Entre Ríos, es común caminar por la costanera de cualquier río con el mate en la mano. Tan común como un hombre tomando un café de parado en la ciudad de Buenos Aires. El té, el mate, el chocolate, son estimulantes, que cumplen la misma función que el mate y más o menos todas las culturas modernas (para simplificar, dado que el debate sobre la madornidad tardía versus posmodernismo a sido superado por este chichipío: se trata, en la cultura occidental, antiguamente cristiana, de la mariconización del mundo. Una sensibilidad a flor de piel, histérica, que manda la policía a la polisemia y habla el castellano neutro de la CNN, de los feministas y las ecologistas, del INADIE, el Instituto Nacional de Indies y de la jerga administrativa de los juzgados de pobres, los penales, cuyos semiólogos, los Comisarios Bonaerenses, no paran, ciertamente, de resignificar creativamente la entusiasta marcha conservadora del Congreso Nacional) y es la de no andar fatigado. Pero que hoy pueda conseguirse yerba en París o que penetre como cultura en países árabes, no sorprende. Hoy, sobre gustos está todo escrito. Y a un sólo click de distancia. Y hay barcos partiendo los mares. Y fletes. Y Contadores. Sí, para el caso, sorprende que en la patagonia chilena, haya estado, desde hace mucho tiempo, el mate. Por que una cultura guaraní, que llegue hasta los guerrerísimos originarios (qué palabra, vea, Doña, pelotuda. La palabra. No usted, Doña. No se me ofenda. Por qué no decir indios, eh. O indígenas, sino quiere hacer referencia a los indios de la India. O es que acaso, nuestros ídolos, los originarios, que no compraron la tierra, ok, qué lindo, sólo la asaltaron, a otros originarios, pero es que acaso, nuestros ídolos no estaban después que otros, eh. Lo que te digo, es la mariconización del mundo) de la patagonia chilena, en aquellos tiempos, es más complejo que un análisis político de Majul. Probablemente, y acá no hay ucronía sino bolazos por que no tengo ni la más puta idea, se tarde más, hace 300 años, en llegar desde Corrientes al sur de Chile, entre otras cosas por que había que cruzar Los Andes, pero sin prensa, no como San Martín que los cruzó y todos lo vivábamos, interesados, no tanto por la independencia Argentina y Chilena sino por que si los cruzaba ése día luego sería feriado y podríamos, eventualmente, ir al aeropuerto a quejarnos de que Aerolíneas Argentinas es un quilombo, perdón, kilombo, mientras hacemos el chekín camino a Siria, está complicado Siria, pero toman mate. ¿Cuánto tardaban en cruzar Los Andes, entonces, hace 300 años? Seguramente mucho más tiempo que tomarse un avión a Siria, donde los yanquis arman a grupos terroristas para que bajen la feroz dictadura laica que los gobierna, de modo de ir por el Hezbolá en Líbano y de ahí a Irán y, Doña, de ahí, cuidado, bah, hablo en serio, de ahí a Sudamérica, aunque empiecen por bien arriba, en centroamérica, Nicaragua, en Siria hoy se conjuga y reconfigura el Lebensraum del destino manifiesto. Seguramente, aunque Aerolíneas Argentinas sea un kilombo. El grueso de la yerba que Argentina -quien, supongo, no lo sé, pero debe ser, es el mayor exportador de yerba mate del mundo- exporta la vende a Siria. Donde no hay yerba, razón, éste dato sí es de fiar (como colaborador de la Fiesta Nacional del Mate que hacía mi amigo, actual vicegobernador, José Cáceres, sé un montón de cosas sobre el mate. La Fiesta se sigue haciendo, es la única fiesta nacional que tiene Paraná y por lo tanto, tras casi 20 años, José la donó a la municipalidad, la actual encargada de organizarla) por lo cual Siria es el mayor importador del mundo de yerba mate. No sé cómo estará impactando al comercio internacional de yerba la situación caótica de Siria, pero calculo que debe afectar, más que nada, a Misiones. El comercio con Siria tiene que ver con la época donde ya casi éramos Argentina, y la yerba es precolombina para los guaraníes. La primer ola inmigratoria ya trajo árabes, para despecho de los próceres, que querían europeos y propietarios. Con lo cual afinaron el lápiz y a los árabes no se los dejó entrar más. Pero quedaron. Y luego llevaron, a la parentela de por allá, yerba. Asunto que no explica del todo la cosa. Basta pensar en la cantidad de refugiados políticos por el mundo que ha tenido la Argentina y sin embargo, no sé, el mismísimo San Martín no logró meter en Francia, si es que acaso lo intentó, el mate. Y vaya que Francia es el mundo. Siria, no. Pero Francia, sí.
La historia contrafáctica podría plantearse por qué el té, que viene de la China y la India, pero mayormente, desde la India, tuvo más éxito social que el mate. Y podría plantearse imaginando a la viejachotería de Londres, en su apogeo, rodeados de la mugre industrial, cercadas las mansiones, ahí, con la paranoia antiperonista de Casa Tomada -hoy es el aniversario de Julio Cortázar, buena ocasión para que Macri prohíba jugar a la rayuela en las escuelas; Cortázar, de chico bien del antiperonismo, al fin y al cabo, se hizo medio comunista y escribió sobre el Che y bancó la juventud peronista y tiene un libro, algo desactualizado por el cinismo posmoderno, que se llama Nicaragua, tan violentamente dulce, que no lo actualizaríamos en el disco duro por un Nicaragua, tan violentamente cursi, por miedo a las patrullas linguísticas que vigilan el estricto cumplimiento oral de la mariconización del mundo- en sus mansiones, las viejas chotas tomando, en vez de té, tomando mate. No daría por razones, digamos, colonizadoras. Poscolombinas. Y la mar en coche. Aunque, más correcto a la historiografía, hasta a la liberal -con el pudor correspondiente- sería decir y la mar en piratas. Porque Inglaterra, que ya controlaba la India, tenía un interés en la independencia sudamericana tras su fracaso militar en las invasiones. Si la historia del té se dejara intacta pero se reemplazara el té por el mate, bah, con lo cual hay que rehacer todo porque en vez de India hablaríamos de los indios americanos; bueno, entonces, se le notarían los hilos a la marioneta de la dominación. Pero sería un laburo literario muy denso. Probablemente, divertido. El mate repartido por el mundo, o sea, por Francia, Inglaterra y Alemania. Claro que el mate se toma en comunión. El té de manera individual. Y la éstética del capitalismo, la estética protestante, la que se copia en las feas esculturas de gaucho tomando mate, el porongo es usado individualmente. Pero toda la técnica del mate es distinta de la del té justamente por eso, uno está planificado para su compartir, sino sería un té de yerba mate, cuyo nombre popular no recuerdo, pero ya pregunto en Twitter y vuelvo:
¿Cómo se llaman los tés de yerba mate? Pregunto en serio. Los de los exploradores de Don Bosco, o los que vienen en saquitos.
Correcto, mate cocido, que tiene el asqueroso problema de sonar al bandido rural, cuya historia está muy bien escrita y documentada por Hugo Chumbita, el historiador que hoy integra el Instituto Borrego, a quien esta semana llamaremos Instituto Revisor Dorrego, para que tenga onda la visita de Hernán Brienza este miércoles a la radio, y deje de escribir en Tiempo Argelino que estamos peleados, cosa que es estrictamente cierta, pero por asuntos de polleras, cosas serias, no pelotudeces de la mariconización del mundo como mis críticas a la palermización de las causas federales, esa onda de ponerle Palermo Sioux a Jujuy para expandir la patria con onda. De paso, recomiendo el último libro de Brienza, sobre el éxodo jujeño. Más allá de que vi un afiche con su cara photoshopeada al lado de la caripela del terrorista hindú que trae El Etertonto para que junto a los narcos colombianos y los que volaron la AMIA y el Mosad no estemos aislados del mundo, gracias Malcri, pero volvé a Buenos Aires que Antonia ya le dice papá a Franco Vitali.
Carrasco, solo una cosa no te voy a permitir. Al te de yerba se le dice cocido. Mate cocido le dicen los que nunca tomaron un cocido
ResponderBorrarPara Horacio Gonzalez Argentina necesita una nueva constitución.Sería bueno comunicarle que la Hemeroteca necesita una membrana anti goteras
ResponderBorrarOmar, de niño he tomado más mate cocido con pan duro que vos y todos los boludos de tu barrio, no te hagás el guapo que te parto. (Y sí, parece que el mate cocido contiene más cafeína que el mate común)
ResponderBorrarEsto es publicidad subliminal
ResponderBorrarVi una vez un documental sobre Cortazar en el cine Cosnos, ese de la "gauche parisienne" (las sillitas son de hierro, no hay birra solo vino blanco etc.
ResponderBorrarNo sé en donde estaba Cortazar, pero por centroamerica, cerca del escenario de Masacre en Solentiname o por ahi
Cortazar cruzço la frontera, fue al pueblo y volviço y le comentaban que habçia sido un riesgo.
Y uno se le ocurre la idea y salta a decir: "pero ojo, que çexito serçia para nuestra causa que lo arresten, lo torturen lo maten, porque siendo asçi conocido, quedarçia bien en evidencia a los ojos de la prensa mundial...
Y Cortazar dice:
"Si compañeros o camaradas (no me acuerdo)pero permitanme colaborar con la revolucion de otra manera"
Para ver la realidad, existe Lanata. Para todo lo demás, El Modelo
ResponderBorrarA decir verdad,la empresa que se dedica a exportar Yerba a Siria son Sirios afincados hace décadas en Misiones..Lo particular y extraordinaria a la ves es ver donde reside el éxito de las ventas a esos paises arabes..De hecho reside en la forma en que se consume la yerba..tema que tambien expusiste en este post.la particularidad de que el mate insta a compartir .En Siria lo que se comparte es el termo de agua y cada integrante de la ronda de mateada con sus respectivo mate..que tal..desde Eldorado Saludos compañeros
ResponderBorrarPara que Argentina cambie se necesita un bombardeo atómico masivo, esperar un par de milenios y fundar otra cosa
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