Saldos y retazos del #8N

En Paraná, sobre la salida del túnel Sufluvial había un restoran muy concurrido que se llamaba El Moncholo Viudo. Es un pescado, el moncholo, de río. La viudez se le adjudica, si mal no recuerdo, a los bigotes del pescado. No sé, en todo caso, es algo muy desagradable. 

Servían, también, caracoles.

No creo que hoy quede lugar en Paraná donde sirvan ranas fritas y caracoles al roquefort, que además, nunca probé. 

Pero se imponía, alrededor de las mesas de afuera, un impresionante escultura de un pez, horrible, con bigotes. Y una sonrisa. 

Era un lugar caro y popular, que lo que servía era, convengamos, mayormente un asco. 

Un día de mi infancia dejó de estar. 

Pero en Paraná todos se acuerdan del Moncholo Viudo. Bah, no, ahora que lo pienso, todos los menores de 35 años, difícilmente, y los que viven en las lejanías del río (la gran mayoría en la ciudad) tampoco. Es la zona más linda, por ende más rica, de la ciudad. 

No me acuerdo por qué cerró. Simplemente, un día, ya no estaba más. Y se fue con su prestigio petulante al lugar donde sea que se guardan las memorias sociales.