Cambios en los comentarios

A los habituales lectores de este blog no se les escapará que una horda de vandálicos saqueadores que pretenden arruinar el gran momento que vive Abal Medina y por ende la Argentina, narcosocialistas y primates epistemológicos, pero ciertamente cariñosos como el que más, han invadido con su barbarie la encantadora civilización de las sofisticadas letras del consagrado ya latinoaméricamente maestro de la humildad, que vengo a ser, ¿quién sino?, por supuesto, con ustedes, yo. Un aplauso por favor. Gracias, gracias. A Dalma y a Yanina. Tomen asiento. Prosigamos.

Han traído junto con sus mochilas delincuenciales de insultos de los bajos fondos su pedido de diálogo y mendincante tolerancia, para a la vuelta de la esquina rompernos la cabeza a garrotazos, como oportunamente nos informara el Teniente Coronel Carrefour, disfrazado para la ocasión de DROGA, ya que como todos sanitariamente sabemos, los comentaristas hinchapelotas son drogadictos. Y yo por lo menos vine sobrio. Bah, me vino. Por eso estoy sensible.
De manera, amanerados, que pasé toda la terrible noche leyendo sobre códigos HTLM que sino fueran 5 serían más fáciles, estoy desactualizado en la doctrina del General Google, nuestro monopolio bueno. Como Santa Claus, digamos.
Y logré, con parsimonia y sentido común, además de voluntad de diálogo, que son las cosas que se necesitan para ganar el premio Nobel de Física pero los gobernantes se empeñan en hacer lo contrario; señora , así estamos, el asunto -que me vino- es que de ahora en más directamente con su cuenta de Twitter podrán comentar en la caja de comentarios clásica, donde podrán, chipriotas, usar también esa grasada sobreviviente de la época de De La Rúa que son las cuentas de Yahoo -con perdón de las damas presentes-  también desde las plataformas de blog de Worpress, tan pululantes en el gélido mundo anglosajón, fundamentalmente los Estados Unidos donde estamos aumentando las visitas, contabilizando 5.000 habitantes del imperio que nos leen. No es gran cosa para invadirlos por dentro, ´pero quién sabe más adelante.
Desde las cuentas de twitter no es necesario agregar ningún dato, sino, sencillamente, estar logueado. Es decir, directamente, sobre todo, a través de los teléfonos.
Pero la novedad reside en Facebook.  Ahora puede usted, estimable charlatán de feria, encantadoramente corrupto y tan hijo de puta como para andar desestimando mi buen nombre y casi honor, escribir en la primer caja de comentarios, la de facebook. Que, a su vez, google no las contabiliza, por asuntos empresariales que me exceden hasta que finalmente domine el mundo. Mientras tanto sólo me queda la humildad, como estrategia.
De manera que si una entrada tiene, ponele, 8 comentarios en la caja del blog y 12 en la facebook, en la página principal sólo marcará 8. Pero es un detalle menor.
En los comentarios de facebook -a ver las mariquitas de anónimos si se enguapan ahora, travésticos, eh¡- se puede debatir más fácilmente, responder y etcéteras, pero también VOTAR a través del ME GUSTA,  asunto de notable prestigio e importancia mundial ya que se destacarán, automáticamente, queridos, los más votados. Hasta un total de 5 comentarios. El resto se podrá leer pero la vagancia tendrá que hacer un clik de más y extender el menú, y los chicos de Clarín son medio analfa para cualquier cosa vinculada a un esfuerzo. Los amo.
Asimismo, podrá usted, escuálido, marcar el casillero de que su comentario sea publicado en su muro de facebook, donde podrá continuar la discusión que entable.
Muchas gracias, espero que tengan un buen feliz paro general de la CGT. ¿O ya pasó eso?
Por lo demás, debajo de cada entrada, están los botones para mandar a sus públicos cada entrada. A la red social de google que es la mina que nadie saca a bailar, al heredero que se gasta la guita en putas que es Twitter y al campeonato de photoshop de exnovias que es Facebook. Todo muy lindo. Como las milnesas rebosadas en perejil y ajo. Casi la mitad de los trabajadores del ajo en San Juan están en negro.