Cierta vez leí una noticia rara. El Pentágono convocaba a escritores de ciencia ficción para imaginar las armas del futuro y preverlas o desarrollarlas.
El género ciencia ficción ya de por sí tiene un nombre raro. La ficción abarca a toda literatura. Y, por ejemplo, el periodismo, que es un género de la literatura, quedaría, así, incluido. Pero contiene otras reglas jurídicas principalmente y de contrato con el lector secundariamente. Puede que en la Argentina de la plena libertad de expresión convenientemente minimizada, el peso del segundo elemento (el contrato de verosimilitud) disminuya el rol fáctico del primero (el conato de abogados): pero las décadas, hasta siglos que conforman tradiciones de aprendizaje y rupturas siguen teniendo como elemento vinculante esa responsabilidad social que no deriva tanto del contrato con el lector sino de la memorias de los efectos que produce, principal, pero no únicamente, en el campo de lo jurídico.Me fui a la mierda.
Los escritores de ciencia que es mentira pero es posible -por ahí van los conectores, del caminito que el tiempo ha borrado y une la ciencia y el periodismo en su contrato de enunciación- suelen tener el conflicto político como clivaje de desenvolvimiento de la historia. O sea, saben imaginar armas.
La eficacia de esta reunión con el Pentágono -si es que, además, existió- ya nos supera. Pero resalta la vocación, bastante débil en estas pampas, por la imaginación teórica aplicada a la política.
Hay que saber que los autonominados pensadores del largo plazo, especialmente en economía, son como los escritores de ciencia ficción. Puede suceder o no lo que están, a menudo de manera apocalíptica, profesando.
No sólo los economistas anamatematizados utilizan el largo plazo como coartada de sus canalladas presentes, también en el campo "nacional y popular" abundan las coartadas de relativa eficacia política pero nula, siendo amables, proyección de realidad. Abundan los economistas, ya no anamatematizados del ropero neoliberal sino anarelativizados del campo jurídico. Por que hay, a grandes rasgos siempre, preferencia por los economistas de universidades privadas en la cancha neoliberal y, como contracara, igualmente delictivas socialmente, los abogados de universidades estatales en la cancha "nacional y popular". Je.
Probablemente por carencias antropológicas de la condición humana es tan necesario un verso, incorroborable, para "el largo plazo". Es nuestro cavernícola sentimiento de temor a la muerte más que a conservar la especie. Es lo que nos distingue de los animales. Por eso somos una especie superior. Aunque suene supremacista, es así: somos complejamente superiores que las moscas y los lagartos. Entre otras cosas porque hemos desarrollado las maneras de asesinarlos a ellos antes de que ellos asesinen nuestra especie. Que, quien sabe, si se lo proponen. Pero, en el caso de los lagartos o las moscas si pudieran transmitir enfermedades más inquietantes, lo harían.
¿Esto invalida, drásticamente, todo aseveración sobre el futuro?
Para nada.
Existen continuidades y rupturas más o menos previsibles. Pero el grado de incerteza debe necesariamente arrojar un manto de sospecha sobre el atributo hechicero que se arrogan los analistas de cualquier ámbito.
Lo cual, lamentamos informar, me incluye.
si papi, es cierto, busca en www.jerrypournelle.com
ResponderBorrarsi papi, dense cuenta que lo que hace falta es un espiritu como el de la epoca de los robber barons
pero, sigamos discutiendo la ley de medios, hecha por abogados y sociologos, direct tv se les mea de risa, el streaming tambien
ayj