jueves, marzo 21, 2013

Graserías



Y en la beligerancia rancia de mis tópicos tristes, te guardo, hermosa, la gimnasia sexual de decir, sensatamente, cualquier cosa.
Dicen que el Susanti Pancho tiene el iframe de la derrota cultural. Lo dicen las redes sociales. Preciosa y tierna. Como diría Silvio Rodríguez, hay mujeres de fuego, hay mujeres de nieve. Pero las que rompen las pelotas son las mujeres de carne y hueso. Todas terminan pareciéndose a mi mamá. Vienen con cara de Luisana Lopilato y derrapan con dónde estuviste anoche.
Siempre la misma cantinela.
Parecen economistas neoliberales.
O nacional y clerical.
¡DÓNDE ESTUVISTE ANOCHE?
Con su preciocismo del lenguaje, su batahola, su numerología enhiesta en perspicacia sombría de eficacia por verse. Tuneados a la ocasión. Insoportablemente aburridos.
Deberíamos morirnos un rato, me parece.
Para ponerle onda. Un cacho de grasa, que no tiene gusto a nada. Manzana acaramelada de domingo. Todo putito.
Ese ¡dónde estuviste anoche? arranca con signo de admiración y cierra con signo de pregunta.
A tu lado soy Matías Alé con derechos humanos. Para sostener la oferta energética, trozear la demanda, austerear dólares, olvidarse de lo que importa: el plan Pro.Cre.Ar, por ejemplo, se continúa, sin el valor agregado de pesar a su debido peso esta nueva normalidad, con los aumentos salariales, jubilatorios y de subsidios, aguantar, nacionalizar algo. Sin irse de mambo. Como en los años locos. La cosa viene razonablemente bien. Con el ruido histérico, algo desfasado o pasado de moda, del Partido Clarín. Un enemigo que ya le queda chico al kirchnerismo para ningunear, estratégicamente, a la oposición. Susanti Pancho pinta lo más papa como enemigo de nuestro tamaño de cara al 2015. Puede ser. Primero hay que pasar la estadía legislativa de octubre, donde las cenizas inflamadas de la última esperanza blanca del Vaticano todavía engancha ilusiones. Y se las garchan. Para los embajadores de la derrota, que abundan. Y oportunistas de cualquier calaña. Geniales estrategas, ponele. Así se la creen, un rato, cada vez que venden su moral en el mercado de saldos. 
Ayudemos a Wikipedia, vale la pena. Que los archivos los hagamos entre todos.


2 comentarios:

  1. Una mujer con sombrero21 de marzo de 2013, 11:50 p.m.

    Qué mujeres fatal. Se quedan boquiabiertas como amagando a una fellatio que nunca se concreta. Menos mal, no vaya a ser que sea una chupada botóxica... y mientras tanto... los maestros en el Chaco no dictan clases... y las rutas por donde debe movilizarse la soja, están hechas mierdas... y los industriales se ven venir un fin de año negro negro como el ojete de Lavagna... y sin embargo ya nadie compra un dolar porque nadie lo vende y los que lo quieren vender ya no lo tienen... y las inversiones no hace falta que lleguen, por lo que mejor si no tienen ganas de venir, que se caguen por pordioseros y no vengan como un cuadro del viejo Chagall

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  2. Al mundo le falta una guerra como la gente.

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