Toda la trompeta. Su circo solidario. Su bienvenida sarasa.
La lencería, de esa economía real tan beatificada por el canon progresista, es finita, poco sofisticada. Como una bombachita atigrada. Bien putona, de fin de semana largo en Carlos Paz. Pero según nuestros usos y costumbres, sólida. Políticamente sólida. Lo demostró la asunción, ceremonialmente pop, de Susanti Pancho. El banco central del Vaticano guarda reservas morales. El último monarca absoluto de Europa es capaz de besar los pies pobres de las desviaciones financieras de nuestro promedio sanitario. O de chuparle la pija a un pedófilo, si hiciera falta. Escupiendo la acabada en el inodoro bordeado en oro, previamente bendecido. El oro robado al moro.
Sin petróleo. Y últimamente, exceptuando la pedofilia que va fiscalmente a pérdida, sin masacres. ¿Cómo financiar una teocracia sin petróleo ni masacres? Ese es el gran misterio que Susanti Pancho deberá resolver, antes del vencimiento de las facturas.
Por que en el Banco Mundial los rezos bajan la tasa de interés mientras los sudacas crean. Y paguen. La próxima suspensión de la masacre europea, inexorable. Según las leyes de la historia. Derogadas tras la caída del Muro de Berlín.
Pero no hay divorcio ni amor, se han tomado un tiempo. El tiempo y las leyes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario