La renuncia de Cristina. El apedreamiento en Plaza de Mayo a Máximo. El fin del kirhcnerismo. La quema de unidades básicas en todo el país. La vuelta de todos los embajadores que no hayan sido, la mayoría lo serán, asesinados por Al Qeda. La risotada, en cadena mundial, del Papa. Todo esto, desatado por la interna del PJ en Santa Cruz

Daniel Peralta logró imponerse al resto, ninguno, era él solo, de los candidatos a presidir el PJ. Reiteramos: había un sólo candidato a presidir el PJ provincial y era Daniel Peralta. Y ganó, por escaso margen. Encima. No votó casi nadie. Lo cual no indica que no sea un aval de quienes no lo votaron (pueden haber estado, obviamente, desmotivados de una elección dónde siendo candidato único, ganaba) pero tampoco, como hipótesis, deja de indicar la posibilidad de lo contrario.
Lo que a toda luz indica es la falta de entusiasmo.
La dirigencia de La Cámpora decidió, supongo (pero esto es especulación mía) no disputar ese cargo. Por que en el pejota, una derrota de Peralta, faltando dos años para que termine su mandato, es, sencillamente, la caída de Peralta. Lo que excedería las consecuencias de una interna provincial para escalar a un hecho nacional, o sea, que afecte la gobernabilidad a escala nacional.

No votó, por estar presuntamente muerto

La lista de congresales es otro cantar, más vale.  Eso no lo deciden jamás de los jamases las cúpulas o liderazgos. Y con frecuencia, se presentan igual, consiguiendo los avales necesarios, los que han quedado algo raleados dentro de una misma agrupación. Para hacer méritos o deméritos en el único camino disponible que les queda: las urnas.
El ganador de la lista de congresales, en un padrón de votantes reducido -votó el 30%- donde es menos permeable, dentro de un partido de por sí poco permeable culturalmente a esa práctica, el corte de boletas; el ganador se llevaba dos tercios de los congresales. Se los llevó Peralta.
Dentro de un partido donde ganar los congresales no quiere decir que tengan mandato político fijo, que no se puedan dar vuelta, que las líneas y listas, sean estables. Para nada. Quien menta eso, miente. O desconoce las más elementales reglas del peronismo realmente existente.
No pasó naranja.

Permaneció neutral

El espíritu de comarca revulsiva, aislando costumbres arraigadas, es una manera muy porteña de analizar los hechos provinciales. A menudo, dotarlos de una relevancia que al interior de esas provincias, no tiene. O se conjuga con otras variables. Como sucede, digamos, en el país. 

Para Irán o Israel, las próximas elecciones presidenciales estarán marcadas por el memorándum votado recientemente en el Congreso, por ejemplo.
Y eso que en Irán e Israel hay analistas de mejor calidad. Entre otras cosas, por que son países amenazados y amenazadores (en órdenes variables) militarmente...
No pasó nada, muchachos.
Es natural que Peralta trate de sacar partido, fuera de su provincia, para beneplácito del partido Clarín, de esta insignificancia. Y carguen contra Máximo, la Presidenta y le dediquen el triunfo al Papa. Es la política. El único problema de vender humo es que después se la terminan creyendo.
Peralta, que es menos boludo, se cuidó de que no aparezca ningún piantavotos del peronismo de Clarín, como Moyano, De La Sota, Busti, Solá, Venegas, etcétera.
Todavía tiene que afrontar las internas de verdad, las que dirimen los cargos legislativos para este año.
Las internas de congresales son para elegir autoridades partidarias, esencialmente. Y si hay un solo candidato a presidente, pues entonces, ¿para qué votar otra lista?
Igual, la derecha necesita cualquier triunfo, por más errada evaluación y ajeno que le resulte, para adquirir, de a poquito, algo de fe. Ahí tienen. Diviértanse. Ganaron por 6 puntos porcentuales la lista de congresales para elegir quién preside el Pejota, lástima que para es emismo cargo había lista única y era, como es tradicional en cualquier partido justicialista de cualquier provincia, el gobiernador.
Humo.
Todo humo.
Puro humo.