martes, octubre 29, 2013

Impresionante triunfo del Frente Para la Victoria




Sin ánimos de andar diciendo que el rey está desnudo en la Reposera de Rivadavia, nos sumamos a la mentira, difundida por los monopolios de Cristina, que además de dañar la libertad de expresión, además de haber rebajado el periodismo ha hecho algo imperdonable, mucho peor: le ha hecho perder votos. Y si Cristina pierde votos, se resiente dios, la virgen y la república, además de Clarín, que como Cristina, viven de esto. Del país dividido. Una no tiene que explicar su patrimonio, el otro no tiene que justificar sus medios ilegales. Aunque ahora son, lo siento por la falta de sutilidad, socios ya hasta en los papeles.
La Corte Suprema de Injusticia volteó, en apenas 3 meses, dos elecciones claves para el oficialismo. Ni el monopolio Clarín ni el monopolio de Cristina ni los intelectuales que los unen, como Marcelo Tinelli y Cristóbal López, pudieron, por distintas razones, hablar de esto.
En ambos monopolios, construidos con dinero estatal, por viudas que heredaron fortunes cuyo origen no está muy claro, coinciden en los efectos concretos de la falta de aplicación de la ley de medios por la propia Corte y el propio gobierno.
Desde los monopolios de Cristina no se habla de esto, por ejemplo, que la Corte Suprema volteó dos elecciones claves, porque no se sabe si la situación penal del actual presidente puede terminar con los turros como aliados o no. Y además, porque, desde que se murió Néstor Kirchner, Cristina reemplazó la política por la SIDE. Entonces, no hay línea política. Así de sencillo.
Con lo cual, el gobierno adopta la línea política de los medios de comunicación. Automáticamente a favor o automáticamente en contra. De gobernar u ocuparse de tener una línea política, ni hablemos. Hasta el punto que cuando la Corte volteó el plesbicito presidencial que iba a derivar en la Reforma Constitucional vía la democratización de la justicia, Cristina eligió la empresa estaounidense Twitter para comunicar que estaba disgustada, que no tenía plan B y que todo el gobierno nacional seguiría ocupándose de enseñarnos a nosotros a leer el diario Clarín. Y cuando la Corte volteó la única elección ejecutiva donde el oficialismo podía mostrar un triunfo, en Santiago del Estero, el jefe de la barrabrava de los Sin Votos que, para la tele, chateaba con los que tienen votos, el tema fue minimizado. Fue delirante.
Como no hubo distrito único, razonamiento que olvidan los porteños sin votos que quieren aferrarse a la conducción (desde la prensa o las bancas) de los que ganan elecciones, tampoco, se pueden sumar distintos sellos partidarios, que no coinciden ni en el nombre, para dar una suma delirante que crea la ficción del poder político intacto.
El resultado, medido desde la estrategia inicial de la Presidenta, fue un fracaso. No hubo plebiscito nacional. Y encima, después de las PASO, se provincializaron las campañas, o sea, se le quitó injerencia a los amigos del hijo de la presidenta, para mejorar el resultado, con las consecuencias conocidas: se mejoró. Pero no fueron los jujeños y sanjuaninos a votar por Cabandié, como en el bunker delirante de los Sin Votos chateando con los con votos, se pretendió, divertidamente, instalar.

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