El método Polpotito

El cristimismo es menemismo del 98 con economía del 93, por lo tanto no terminan de resolver dónde meter el debate sobre la pena de muerte sin juicio previo, la violación católica de niños y la tortura de adolescentes en comisarías. Tienen, para esos temas, libertad de conciencia.
Cristina, la semipresidente, cree como todos los vecinos de Puerto Madero, que los delincuentes con un color de piel equivocado, entran por una puerta y salen por la otra. Lo dijo, a los gritos, cuando hizo un programa en vivo, en la puerta de sus estudios centrales, la Casa Rosada, el 7 de diciembre. Porque faltó el invitado para ser enemigo nacional y popular y hubo que estirar y llenar el hueco. Entonces le tiró un quilombo al gobernador de Dubai, José Alperovich, hizo una entrega de sus Martín Fierro, tocaron los músicos que eran famosos en los 80 y cantaron el himno. En el medio de todo eso, dio un discurso. Ciertamente olvidable. Y dijo esa boludez celestial. Pasó medio desapercibido por que la multitud, en la plaza, la adora. Pero sabe que miente simpáticamente, la Jefa. Scioli, mimetizado con la barrabrava de River, le quiere robar una bandera a la barra de Chacarita. Para lo cual propone debatir la pena de muerte sin juicio previo. Para los que él considere narcotraficantes.
El problema de este respetable pensamiento es que quiere restringir el método Polpotito -un método que los posideológicos toman de Pol Pot y Tito: lo importante es, más allá de derechas o izquierdas, asesinar con eficacia para resolver los problemas de la gente-a los aviones que no sean de políticos o empresarios amigos, ni se identifiquen. Ok. Todo bien. ¿Pero cómo saber si los tripulantes son unos negros de mierda? ¿Y si son gente como uno? ¿Da para tener Madres de Puerto Madero dando ronda a la plaza financiera y pidiendo Indeminización y Castigo?
Por ahora, el debate está abierto. El Ministro de Seguridad Puricelli está a favor PERO el Granistro Sergio Berni está más a favor todavía. Para no hacerle el juego a la derecha. Y sacarse de encima testigos.
Lo mismo sucede con la violación católica de niños: el aparato comunicacional que defiende esas prácticas desde que Menem lo armó para pelear a Clarín, hoy está al servicio del elogio institucional.
El problema de esto es que abre mucho las paritarias del relato. Donde violar niños es un detalle. Pero es imperdonable comunicarlo mal.
Mientras Insauduhalde, para los encuestadores, sigue acortando la brecha con Massa, salió a plantear que la bonaerense necesita más cobertura legal para torturar adolescentes en las comisarías. Y acá el problema es el desigual reparto de la impunidad. Un problema para nada menor en una fuerza política conducida por ricachones defendidos por milicos mal pagos.
No será una escuela, ni un sindicato, ni un comedor comunitario ni un hospital, Cristina vuelve para inaugurar algo de un empresario que en su imaginación tiene mucha relevancia. No es por nelsoncastrar a nuestra gran intendente, pero estos debates precisan de su opinión. Fue ella misma la que instaló que deben temerle sus súbitos. Y le temen. Ella es la clave bancaria de esta dirigencia que tanto lucha por tener un país más justo.
Aplausos y ovación.