Sobre el Código Penal: mi posición

Los sugestivos cambios discursivos de la esposa de San Martín más vale que no pueden aún ser abordados por los beliebers K que hicieron de la simiótica su profesión de fe. Pero, cuando la historia necesite explicar la desilusión y el fracaso de tantas loas autoinfligidas, el capítulo del aviso permanente de la esposa de San Martín en su giro a la derecha y la necesidad conservatista de negarse a verlo, será cátedra libre de estudio de inevitables perspectivas hacia el cómo seguir.
Al trasladarse la lucha política hacia los diarios, que fungen tanto de objeto del deseo como de complementariedad; la misma política (situada) se esteriliza hasta el punto de casi anularse, quedando apenas como sostén emocional de una identidad en deconstrucción, predefinida en una exterioridad aleatoria. Quedando pura voluntad de lucha. Desnuda. Inmanencia de pajarones que te prepotean. Hacia el poder.
Sabido es que el punto de fuga hacia adelante se despenaliza de la realidad cuando los intentos por transformarla fracasan una y otra vez.  El psicoanálisis y la teoría del lenguaje algo han aportado a este campo de la lucha política donde la cadencia del fracaso nacional y popular siempre se obtura.
La actual discusión, destinada al naufragio, del Código Penal, es el debate por liderar la oposición. El gobierno quiere que esa oposición esté liderada por la UCR (el conspirador) y el PRO (el enemigo). Lo que supone, lo cohesionaría.
Massa, por su parte pone en duda, más que el liderazgo de la UCR y el PRO en la oposición, la cohesión que con esos liderazgos busca el gobierno.
Como el partido gobernante cayó en una estúpida glorificación de una persona con tantas limitaciones intelectuales y descubiertos penales como la esposa de San Martín, el desprendimiento de ese mismo partido, que significa el Frente Renovador, se le puede cagar de risa en la cara y no tener que pagar factura por haber sido, representacionalmente (en las aspiraciones institucionales de quienes hasta ayer honraban el "momento populista" laclausiano y hoy son maricas tirando la toalla en la Unión Cívica Radical pidiendo una mano) parte del fenómeno que impugnan. Portando el temor ajeno a ser representantes de una mayoría.
La discusión es tan Festilindo que cualquier dato de la realidad molesta a los contendientes.
Como si la realidad pudiera no ser molesta. Como si el estadio empírico no fuera la problematización del lenguaje y no su despegue a la estratosfera.
Como si el sistema penal no estuviera escrito.
Como si no estuvieran todos midiéndose la pija en las encuestas para ver qué posición tomar.
Como si no hubieran hecho mierda la sociedad que ahora necesita un garrote penal o un debate sobre Heidis y Doncellas en el salón ilustrado de París donde la esposa de San Martín, tras concurrir a una misa por Chávez sin viajar a Venezuela, está llegando.
Para demostrar su grave incapacidad para disimular lo que tanto le molesta: ser considerada una tilinga que se robó hasta el agua de los floreros. Creyendo que era mineral e importada.