Tanto el gobierno de Cristina como el que le suceda tendrán que reducir o eliminar muchos impuestos si es que quieren que la economía vuelva a crecer. Pero no deja de ser alentador ver que comienzan con la reducción de los impuestos que encarecen el costo laboral de las empresas que cumplen con las leyes laborales e impositivas. Se trata de un comienzo tímido, pero que va en la dirección correcta.
He escuchado argumentos de la oposición que me parecen absurdos. Por ejemplo el del diputado radical Miguel Giubergia, secretario de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, recordó que la rebaja de los aportes patronales a las empresas “forma parte de las recetas que implementaron en la década del 90 Carlos Menem y Domingo Cavallo”. Y se preguntó: “¿Será esto lo que consiguió (Axel) Kicillof en su visita al Fondo Monetario Internacional? Obviamente Giubergia está muy mal informado. Primero la misma receta, aunque perfeccionada como aportes patronales tomados como pago a cuenta del IVA, fue también aplicada durante el gobierno de  Fernando de la Rúa. Fue el instrumento fundamental de los planes de competitividad. Segundo, porque el FMI lejos de haber apoyado esta medida, condicionó el apoyo que necesitábamos frente a la crisis Tequila en 1995 a que la derogáramos.