miércoles, julio 09, 2014

Alemania-Brasil: el mejor análisis y muy cruel

Y eso que Klose salió antes porque tenía que volver a V Invasión Extraterrestre


Martín Zariello

Tengo una buena y una mala noticia

La buena es que Alemania está jugando un fútbol extraordinario, que llegó a la cima de su rendimiento en la semifinal de un Mundial en la que aplastó por 7 a 1 a Brasil, el equipo local. Al toqueteo barcelonés made in Guardiola, Alemania agrega profundidad y vértigo. Al habitual predominio físico europeo, Alemania agrega superioridad técnica fogueada al calor de una preparación a largo plazo que arrancó hace poco más de 10 años.

La mala es que si Argentina le gana a Holanda, tenemos que jugar contra ellos.

En el fútbol puede pasar cualquier cosa, pero antes del partido no fueron pocos los que vaticinaron un resultado adverso para Brasil. Se enfrentaba un equipo ordenado y en pleno ascenso y otro que le dio la espalda a su estilo y fue víctima de una histeria colectiva que llevó a sus jugadores al borde del colapso nervioso desde que arrancó la Copa. Uno siempre vio a los brasileros como tipos relajados, que disfrutaban mientras jugaban al fútbol, con tribunas repletas de mujeres que movían las caderas y hombres borrachos que se reían continuamente con o sin motivo. Brasil como el paraíso del fútbol. Brasil como un universo aparte en el que la súper profesionalización se rendía ante el espíritu amateur de esos negros esbeltos que en vez de romperse en el gimnasio, se la pasaban en la playa. Y ése era el estereotipo que uno craneaba antes de empezar el Mundial. Pero todo sucedió exactamente al revés. El presupuesto de los Estadios provocó la furia de la gente. Una vez comenzada la Copa, muchos de los jugadores del equipo demostraron estar atravesando un bajón futbolístico y emocional alarmante. Marcelo, un tipo que se pone la camiseta del Real Madrid y es Dios, en estas semanas fue el Chavo del 8: cada vez que aparecía se mandaba una cagada. Como frutilla de ese postre terrorífico, Neymar se lesionó. Pero no tuvo un desgarro o una sobrecarga muscular: directamente se partió una vértebra. Si uno fuese un psicoanalista berreta podría decir que, más que la rodilla de Zúñiga, lo que fracturó a Neymar fue el peso simbólico que cargaba sobre sus espaldas. A veces creemos que Messi o Neymar, por su talento y los millones que ganan, tienen la llave de la felicidad. Qué ingenuos somos. Ser Messi o Neymar debe ser absolutamente horrible. 

Los alemanes están hechos para asustar. Costaba pensar que los dos equipos tuvieran 11 jugadores: por cada brasilero había tres o cuatro alemanes alrededor. Los periodistas, en su afán por hallar figuras reconocibles, hablan de apellidos específicos: Toni Kroos, Hummels, el arquero Neuer, Schurrle (o como se escriba). Pero hoy fue real el lugar común esencial en el discurso de los jugadores: la figura fue el equipo. En el entretiempo llamé a mi viejo y me dijo que le recordaba a uno de esos partidos de papi en el que un equipo es muy inferior al otro y al que encima le faltan uno o dos jugadores. Los primeros goles de Alemania fueron hermosas jugadas de billar. Esperé hasta último minuto a que Brasil comenzara a jugar en serio. No estaba feliz, la rivalidad entre argentinos y brasileros siempre me pareció afectada, un invento de Ruggeri: como todos, admiro la forma en que juega Brasil y lo de hoy fue una pesadilla.    



En el Mundial 2010 Argentina perdió 4 a 0 con Alemania. La diferencia con el partido de hoy reside en que los jugadores brasileros se estaban volviendo locos por la presión de 200 millones de compatriotas y los argentinos por la presencia de Maradona en el banco de suplentes. La verdad es que Argentina, aún con su evolución defensiva y el crecimiento de sus individualidades, está mucho más cerca del caos brasilero que de la excelencia alemana. Es más: creo que casi todas las Selecciones, al lado de Alemania, están más cerca de Brasil. Aunque para hablar de esto, primero habría que ganarle a Holanda. Sayonara.   


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