domingo, septiembre 07, 2014

¿Se dice "La aula" o "La haula"?

 Nicolás Lucca, en su blog (les cuento algo: estamos haciendo algo junto con Nicolás, sobre estos años locos)

Un postkirchnerismo para el olvido

0207_CFK1Ante la certeza de que faltan once meses y monedas para que se inicie el proceso electoral que pondrá fin un Gobierno que fue tan poderoso que después de 12 años entregará el país igual que como lo encontró, sentí un temor sólo comparable al de Diana Conti ante la implementación de la Ley Seca.
La teoría dicta que frente a la proximidad de la finalización de algo que no fue de nuestro agrado, uno debería relajarse y aguantar, que ya se acaba. La realidad, en cambio, nos muestra que, al igual que el vecino que nos destroza la bordeadora antes de devolverla, el kirchnerismo es capaz de serruchar las patas de las sillas en las oficinas de la Casa Rosada sólo para romper las tarlipes del que venga.
Cristina arma una acto para realizar “anuncios educativos” y festeja que una biblioteca popular recibirá plata de todos los argentinos después de haber tenido el acto patriótico de rechazar la donación de una empresa “buitre”. Obviamente, el hecho no le salió gratis a la biblioteca y Cristina pidió que pase a llamarse “Palabras del Alma Argentina, porque es el alma argentina, que no es cualquier cosa”.
La visitante ilustre de Seychelles se ofendió porque ese fondo buitre al que le rechazamos la donación tiene sus cuentas en otros paraísos fiscales, pidió que echemos a nuestros abogados de Nueva York y “contratemos a Cinthya” la exmujer del dueño de la empresa, y se hizo la simpática al afirmar que las paredes que están levantando en la biblioteca “crecen torcidas porque no las hacen albañiles”.
0905_post2El primer “la aula” se le pudo escapar. El segundo “la aula” fue preocupante. Desde el tercer “la aula” en adelante, Cristina mereció recibir el doctorado en analfabestialismo. Los problemas para ubicar los artículos determinados no le impidieron celebrar el nuevo paso en la revolución educativa y, en una acción que envidiaría el mismísimo Domingo Faustino, afirmó que a partir del año que viene será obligatoria la salita de cuatro años, “porque siempre vamos por más”.
Luego afirmó que ella no sale a comer afuera desde que murió Néstor Kirchner, pero que su ausencia de cuatro años en el mundo de los restaurante no le impide afirmar que es mentira que estén cerrando, porque los papelitos que tiene arriba del escritorio dicen lo contrario. Así gobierna: los pobres que puede ver desde la ventana de su despacho no existen, tampoco, porque sus estadísticas así lo afirman.
Como el boludeo siempre da para más, la misma Presidenta que se pasó los últimos lustros tratando de antipatrias a los que consumen productos importados y gastan con tarjeta en el exterior, salió a defender “el Necflic”. Si bien no fue confirmado por fuentes oficiales, supongo que se refería al sistema pago de videos por streaming que los demás conocemos como “Netflix”. El motivo de la defensa fue que desde el Gobierno de la Ciudad quieren cobrar una tasa del 3% sobre cada boca, lo que implica un gasto extra mensual de dos pesos. Lamentablemente, la indignación de Cristina sobre el sistema que provoca que el gobierno gire mensualmente nueve dólares al exterior por cada usuario, se le acabó rápido y no le alcanzó para quejarse del impuesto a las ganancias que se comió casi la totalidad del aguinaldo de varios miles de laburantes.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario