En el paraíso donde se vuelven millonarios los que usufructúan el estado con cara de que encima les debemos un favor, las cifras de su fracaso ya son también bastante alentadora, aún cuando, como es de público conocimiento, esas cifras son mentira: están retocadas para la autoadulación gubernamental. Lo que no les modera ni el tonito ciruela al explicarnos a quién debemos odiar con tal de ovacionarlos de pie. ¿Quién será el culpable del fracaso del gobierno esta semana? ¿Los paraguayos, los yanquis, los habitantes de Ghana? ¡Qué nervios!
Tiendo a pensar que la presidente cree que la población mira sus aburridas Cadenas Obligatorias con la misma pasión de quienes están sin otra cosa que hacer en la Casa Rosada y la aplauden a rabiar en ese patiecito de palmeras tristes, casualmente en horario laboral. Donde se filma el abundante material para que en el próximo gobierno desde ATC se le burlen, inviten a los mismos actores y periodistas, ya convenientemente dados vuelta, para seguir acariciando ese lujo enorme que es hoy el Estado presente para ricos y millonarios y con balas y palazos para los que quedaron afuera.
Es que la distribución del ingreso ya se hizo. Y no nos alcanzó para los pobres
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